No. 1. 2.

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Yuchen es un niño muy listo.

Yuchen había preferido pensar que su madre y su padre no habían sabido amarlo a él y a su hermano mayor, que eran tan diferentes y excepcionales, que no habían sabido amar su independencia. Había preferido pensar eso y vivir con ello, a aceptar que los habían mirando, los habían mirando con sus ojos de padres y sus ojos de personas y habían decidido no amarlos.

Creo que nos ven como personas siniestras, cuando era más joven e ignorante, buscaba cualquier escusa para llenar el vacío en su pecho, en esa época era tonto y crédulo, Yuchen asumió que todos eran así de tontos e ingenuos a los tres años, incluso los inteligentes. Baba dice que las personas diferentes siempre parecen siniestras para los demás. Tal vez por eso no pueden querernos, pero ahora era mayor, más listo y con más experiencia, ahora era un niño grande de cinco años.

A los dos años, Yuchen había leído un pequeño libro, estaba gastado y tenía marcas, marcas del tiempo y marcas de personas, no entendió que era la letra de su abuela hasta los cuatro años, pero no le había importado, no la había conocido y no había un vínculo que lo atara a su recuerdo, solo había sido más cuidadoso, porque su gege la había amado y los grilletes de su memoria aún le pesaban. En ese pequeño libro, había una frase que Yuchen había guardado consigo, hubo muchas, muchas que amó y que golpearon en un lugar tan familiar que al principio, leerlo había sido incómodo, pero esa frase en específico, se había quedado con él, saliendo a flote cada vez que veía a sus padres amar a Daiyu:

|Solo hay que pedir a cada uno, lo que cada uno puede dar...|

El Principito era un libro para el corazón. El Principito se parecía tanto a su hermano mayor que Yuchen temía que un día despertara y Mingyue se hubiese ido a las estrellas, aprovechando la migración de alguna bandada de pájaros silvestres.

Porque el Principito también había sido un niño sonriente e inteligente. El Principito había estado lleno de vida, de alegría y curiosidad por el mundo. El Principito también hizo que el aviador lo amara, se preocupara por él y se sintiera amado por él.

...el Principito también abandonó un día al aviador.

La primera vez que internaron a su hermano mayor en el hospital, su abuelo le había dicho que era anemia, anemia aguda y que debían observarlo en el hospital, le dijo que no había visitas porque su hermano estaba demasiado debil como para que incluso una gripe lo pusiera mal...pero entonces había encontrando la caja llena de pastillas en el baño de Mingyue, Yuchen nunca tuvo el pensamiento fatalista de que un día, antes o después, pero un día, tendría que ir al funeral de su hermano mayor. Había intentado tirarlos, sin reconocer que eran, pero sintiendo su malicia, había intentado arrojarlos por el inodoro, sintiendo que era veneno en sus manos.

Pero no había podido...

No con su abuelo de pie en la puerta mirándolo con ojos tristes.

Ni siquiera se dio cuenta cuando volvió del hospital y fue a buscarlo. Yuchen ni siquiera lo escuchó llamarlo.

Estás eran cosas que no le pertenecía, eran cosas que no debía tocar, pero su ira superó su vergüenza al ser descubierto.

"D-Debiste amarlo mas", hipaba, con los ojos enrojecidos, su agarre en más pastillas era vacilante. "¡Debiste amarlo más!".

Mingxia no bajó la cabeza, no se avergonzó ni se enojó, solo miró a su nieto pequeño, ahí arrodillado en ese solitario baño en medio de la noche, temblando como un animal lastimado. Yuchen se ahogaba con sus hipos, su pecho se sacudía y sus labios secos temblaban. La mitad de los frascos a los que no se pudo aferrar cayeron al suelo, miró a su abuelo.

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