Capítulo 1 «Más vale tarde, que nunca» parte 1

556 31 3
                                    


Saint Joseph, agosto 2018.

Uno pensaría que ser joven y bella era una gran bendición, pero con el paso de los años Adeline Victoria Howland comprendió que esa idea era totalmente errónea. Ser joven era solo una etapa de la vida en la que todos cometíamos errores y más aún si la madre naturaleza te había favorecido con un atractivo inusual.

Su juventud estuvo plagada de situaciones en las que ella debió haber sido más racional, más reflexiva, más fuerte, más ella, pero Adeline nunca se consideró una mujer muy inteligente. Cuando sus padres habían insistido en que estudiase contabilidad, ella, como toda hija obediente, se esforzó para complacerlos.

Y aunque, en su segundo año de la universidad, ya se había adaptado a la dinámica de la carrera y a las exigencias de los profesores, ese no era su sueño. Solo deseaba ser la hija perfecta que sus padres querían tener, y a pesar de que, no era totalmente feliz, todo iba bien en su vida hasta que lo conoció.

Fue un miércoles cuando Adeline caminaba apresuradamente para llegar a clases. Como siempre, despertaba media hora atrasada y luego debía correr para agarrar el tren. Ella cruzaba una de las vías que daba al campus universitario cuando sucedió. Al caerse uno de sus libros en medio de la calle, se agachó para recogerlo, sin darse cuenta de que venía un auto a gran velocidad, el vehículo estuvo a punto de atropellarla.

—¡Cuidado! —gritó alguien.

Ella levantó la vista viendo que una camioneta venía en su dirección. El shock la dejó inmóvil, su mente le decía «levántate, corre», pero su cuerpo no se movió.

—¡Dios mío! —dijo finalmente, pero alguien ya la había hecho rodar sobre su cuerpo, y lo siguiente que sintió, fue un golpe fuerte en la cabeza.

—¿Estás bien? —repitió la voz. Ella se encontraba mareada y sentía un dolor punzante en el cráneo.

—Yo... yo creo que sí —respondió y se tocó la cabeza.

—¿Cuántos dedos ves? —preguntó el hombre levantando dos dedos a la altura de su rostro. Fue entonces cuando ella lo vio. Su corazón se aceleró y se quedó sin palabras— ¿Te sientes mal? —agregó.

—Estoy bien, pero me he dado un golpe en la cabeza —él la sujetó por la espalda para ayudarla a sentarse. Empezó a revisarla en busca de algún sangrado.

—No hay sangre, supongo que no caímos tan fuerte.

—Tú me salvaste... —él la miró con detenimiento y sonrió, en ese instante, ella supo que estaba enamorada.

—No fue nada. No iba a dejar que una mujer tan bella fuese atropellada —ella se sonrojó inmediatamente.

—¡Gracias! —alcanzó a decir antes de sentirse incómoda, él volvió a sonreír.

—La próxima vez que cruces la calle, asegúrate de tener bien sujeto los libros. —recomendó.

—Por supuesto... soy Adeline —mencionó al pasarle la mano. Él tomó la suya al tiempo que decía:

—Mucho gusto Adeline, soy Nick.

Después de ese encuentro accidentado, su vida había cambiado. Nick se convirtió en el centro de su existencia. Él la invitó a salir varias veces, antes de pedirle que fueran novios en ese mismo mes. Adeline se encontraba sorprendida con toda la atención que recibía por su parte, y luego de 3 meses de novios, él le propuso matrimonio inesperadamente.

—Adeline, sé que nos conocemos hace poco tiempo, pero siento que estamos hechos el uno para el otro. ¿Quieres casarte conmigo?

—Yo... —tenía dudas, sabía que debía decir que no. Sin embargo, respondió— Sí, quiero.

—Por un momento, pensé que dirías no —bromeó con ella, sin saber que estaba en lo cierto.

—Lo siento, me ha tomado por sorpresa —respondió y le brindó una sonrisa forzada.

—Ven, vamos a celebrar...

—Nick... aún no he conocido a tu familia. En realidad, tú nunca hablas de ellos.

—No te preocupes. Lo harás pronto, están ansiosos por conocerte.

—¿De verdad? —espetó intrigada. Al parecer, la familia de Nick ya estaba al tanto de su existencia.

—Claro, siempre hablo de ti. Ellos estuvieron de acuerdo con nuestro compromiso —ella se encontraba demasiado contenta, como para percibir el sarcasmo en su voz.

—Tal vez, deberíamos hablar con mis padres primero.

—Lo que sea necesario cariño. Solo espero que no cambies de opinión.

—No lo haré —ella afirmó vehemente.

Horas después, Adeline ya dudaba de su decisión. Su madre quedó tan sorprendida, que apenas si podía decir algo coherente. Su padre, por otro lado, estaba molesto. Creía que su decisión era imprudente. En ese momento, ella pensó que era un pesado tradicionalista, pero años después, estuvo de acuerdo en que ella había sido una ingenua irreflexiva. Más bien una estúpida, cegada por el amor.

—Adeline, sé que amas a ese joven, pero solo tienes 22 años ¿Crees que estás lista para casarte? —preguntó su madre, que era más paciente.

—Mamá, tú te casaste casi a la misma edad que yo.

—Eran otros tiempos. Tú tienes mucho por delante.

—Tu madre tiene razón, hija. Debes pensarlo mejor, apenas conoces a Nick.

—Confíen en mí, por favor —rogó casi con lágrimas.

—Te queremos y nos preocupamos por ti, pero es tu decisión —concluyó su padre.

—Gracias, papá —ella corrió para abrazarlo.

—¡Ya! No es el fin del mundo, solo te casarás —respondió él, y la abrazó, sin saber que, en realidad, la vida de su querida hija iba a cambiar para siempre.

A la semana siguiente, Adeline conoció a los parientes de su prometido. Ella siempre supo que el hombre provenía de una familia acaudalada, pero jamás se imaginó que perteneciera a la élite social. Su suegra se vio muy sorprendida al conocerla. Al parecer esperaban a "alguien mejor". No, una joven de clase media con poca noción de la realidad en la que vivían los Brown.

A pesar de que Nick no era un snob, ella siempre notó que no se mezclaba con la plebe, y estando allí, entre las personas que eran parte de su élite social, Adeline se sintió totalmente fuera de lugar en su propia fiesta.

—Estamos contentos de que Nick, finalmente, haya decidido sentar cabeza —mencionó una mujer elegante que, al parecer, era una tía lejana.

—Tía, no hables así. No soy tan viejo, apenas si llegué a los 24.

—Tú sabes cómo son las reglas de los Brown, querido —él la miró algo molesto.

—¿Reglas? —preguntó Adeline curiosa.

—Nada, querida —agregó la mujer.

—¿Ya tienen todo listo para la boda? —preguntó la madre de Nick, muy seriamente.

—En dos semanas, madre. Como prometí —agregó al ver que ella no parecía muy convencida.

—Cuanto antes, ¡mejor!

—Mamá, no es el mejor momento.

—De acuerdo, ya lo hablaremos en privado —Adeline empezó a sentirse incómoda. Algo no estaba bien, pero no quería preguntarle nada, pues mucha gente se encontraba a su alrededor.

—¡Brindemos por el compromiso! —dijo un anciano, el ambiente se volvió tenso.

—Por Nick y Adeline —agregó finalmente la madre del prometido.

-------------------------------------------------------

¡Gracias por leer mi historia!, dale like, sígueme y déjame tus comentarios.

También estoy en redes sociales IG/FB marylundhautor 

Una especialista para el Ceo (EXTRACTO GRATUITO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora