CAPÍTULO TRES

31 4 2
                                    


Un café con sal, ganas de llorar, mi mundo empezando a temblar, presiento que se acerca el final.

Puedes contar conmigo. La oreja de Van Gogh.


Pasaron varios días desde que publiqué en Instagram que tenía vacantes disponibles para trabajar en mi local. Pensé que al día siguiente de colgar el anuncio llegarían varias solicitudes, pero me equivoqué. Días después, las solicitudes siguen siendo nulas.

― ¿Cómo van las solicitudes? ―preguntó Santiago, quien venía por su café antes de ir al museo.

―No hay ninguna. Creo seriamente que voy a contratarte, vienes todos los días, te sabes los precios, el menú.

―Todo bien en tu lógica, pero no sé usar las maquinas y no sé preparar las bebidas.

―Pero te puedo enseñar― sonreí.

―El día que contrates a una estrella de cine, súper guapo, pensaré en aceptar tu oferta―me guiñó un ojo.

―Como si una estrella de cine fuera a venir aquí solamente a trabajar en mi negocio―reí―Hablando de estrellas de cine, ¿Ya le dijiste a tu ligue de tinder la verdad?

―No he hablado con él.

― ¿Por qué?

Se encogió de hombros.

―Creo que me aplicó ghosting. Probablemente se dio cuenta que no soy el de la foto.

―Sigo sin entender por qué usaste una foto falsa en lugar de una tuya― negué con la cabeza. Santiago era bastante guapo. Alto, de tez bronceada por abrazador sol del estado de Jalisco. Con una mirada bastante penetrante, que contrastaba con su color café de sus ojos. Cabello negro. Se cuidaba bastante en figura, por lo que siempre hacia ejercicio. Siempre me invitaba a salir a correr con él, pero siempre me negaba. Y su rostro, también lo cuidaba bastante en eso si nos apoyábamos, en nuestras noches de chicas compartiendo mascarillas mientras veíamos una película romántica o de terror. Amaba esas noches con él. Porque a mí me encantaba comentar las películas analizando los cuadros y escenas, mientras a que él le gustaba regañarme por arruinarle la magia del cine. Era lo malo de haber estudiado cine en la universidad. Siempre soñé escribir un gran guión para un largometraje que fuera exhibido en algún festival siendo aplaudido por la audiencia y los críticos. Pero mi realidad cambió cuando vi ese sueño muy lejano al graduarme de la universidad y entrar a trabajar a una agencia que se dedicaba a grabar videos para comerciales y fotografía publicitaria. Y cambió de manera radical con la muerte de mis padres y tener que hacerme cargo de su legado―si querías una foto buena, me hubieras dicho yo te la hubiera tomado.

―Incluso si quisiera un desnudo.

―Incluso desnudo. No tienes nada que no haya visto antes. Además esa técnica de seducción no funcionaría conmigo―reí y él rió conmigo.

―No te dije nada, porque no quería que supieras que soy un completo fracaso en lo amoroso. Me la paso dándote consejos sobre amor y estoy peor de solo que tú. Creí que cuando aceptara quien soy realmente las cuestiones de amor serian más sencillas, pero son más complicadas de lo que imaginé.

―Santiago, el amor siempre es complicado. Por eso siempre hago caso omiso de tus consejos―solté una carcajada y él me miró de mala gana por culpa de mi comentario―. Además yo estoy bien sola.

―Pero siempre te hará falta un compañero de vida.

―Para eso te tengo a ti. Nos vemos todos los días. Creo que algunos piensan que seguimos saliendo.

―Cariño. Soy tu mejor amigo, eso es cierto. Nos vemos todos los días, eso también es cierto. Pero yo no seré soltero para siempre. Tengo una meta de vida y la mía sí es estar acompañado. Y sé que tú también, aunque lo niegues en este momento.

Terminé de preparar su café y se lo puse en la barra.

―Gracias―lo tomó.

―No te lo tomes a mal. Te lo digo, porque te quiero. Quiero que encuentres a alguien que saque lo mejor de ti y también lo peor de ti.

―No me quieras tanto.

―Digo lo peor, porque no todo es bueno siempre. Y lo peor ayuda a tener otro enfoque de la vida―le dio un sorbo―Me voy, de hecho, ya voy tarde.

Salió más sin decir más.

A media mañana recibí un mensaje de Don Gustavo, lo cual, me pareció extraño. Él nunca me mandaba mensajes, siempre venía al local cuando quería decirme algo y cuando no estaba en la ciudad nunca procuraba a las personas. Se enfocaba en disfrutar de sus vacaciones.

"¿Seguís buscando personal para tu negocio? Porque si es así, conozco a la persona indicada".

"¿De verdad, Don Gustavo?".

"Sí. Es mi nieto. Vivirá un tiempo conmigo y no quiero que esté de flojo".

Esa era una de mis mejores opciones, debido a que no ha habido respuesta por parte de los lugareños. Además le debía ese favor a Don Gustavo. Cuando mis padres murieron, yo no tenía cabeza para hacer todos los trámites burocráticos, así que él me ayudó a centrarme y me acompañó a hacer muchos tramites, al igual que Santiago.

"Perfecto. ¿Cuándo regresa?"

"La siguiente semana".

Pensé que se quedaría más tiempo fuera. Debió pasar algo, pero no le quise preguntar. Afortunadamente tenía un nuevo empleado. Ahora me faltaba encontrar a uno que de verdad se fuera a quedar, a un lugareño. Porque seguramente el nieto de Don Gustavo venía por vacaciones.

 Porque seguramente el nieto de Don Gustavo venía por vacaciones

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Canciones, libros, películas y otras cosas sobre amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora