En cuanto acaban las clases salgo escopeteada del aula. Corro por el pasillo como alma que es perseguida por el diablo. No pienso quedarme encerrada en el mismo habitáculo que Haim mientras tenga piernas para huir. La hermana Camino no está en mi última clase por tanto no va a saber si me he quedado después de clase o no. En la hora de matemáticas una monja bajita y robusta cuyo nombre es María Dolores, sí, un nombre de lo más teatral, vino a buscar a Haim, por tanto, tengo posibilidades para escapar del "castigo" de la profe de religión.
Los alumnos de Heaven me miran mientras corro a toda velocidad por el pasillo, hasta llegar a las escaleras cuando Liam interrumpe mi carrera.
—Eh ¿dónde vas con tanta prisa correcaminos? —Lo miro con una mueca y le contesto cualquier cosa sin pararme. Mi misión es encerrarme en la habitación y evitar a toda costa que cualquiera de los demonios que me han hecho la mañana, sepan donde estoy. Aunque a decir verdad, esconderme en MI habitación no sé si es la mejor de las opciones.
Llego a mi refugio con los pulmones a punto de ser vomitados. Debería hacer ejercicio más a menudo, tengo una resistencia de mierda. Cierro la puerta y me siento en la cama dando grandes bocanadas de aire. Me apunto mentalmente en decirle a Yuri (una de mis compañeras de clase la cual le encanta el pilates) que me haga clases. Me da hasta vergüenza la pésima forma física en la que me encuentro.
Me tumbo en la cama bocarriba y cojo el I-heav. Miro el color rosa de la carcasa y pienso en que algún día debería personalizarla. Mi fondo de pantalla es uno de los atardeceres más bonitos que he podido presenciar; la mezcla de colores rosada y naranja con la sombra de las ramas de los árboles, es simplemente preciosa. Abro la aplicación para escribir por el grupo de tres que tenemos Marly, Lía y yo. Les envío una foto de mi mejilla.
¿Qué pasa?
Lía es la primera en contestar y seguidamente Marly repite la misma pregunta.
¿No lo veis?
Respondo y me saco una segunda foto. Hago un circulito en el morado que me salió anoche después de mi horroroso encuentro con lo que fuera que fuese esa cosa. Envío la foto y hago un audio sobre la terrible noche.
Lenna eso se llama P E S A D I L LA .
Contesta Marly.
Además no tienes nada en la cara.
Prosigue Lía y envía un emoticono con los ojos en blanco.
¿Estáis tontas o ciegas?
Respondo esta vez un poco cabreada. Me están dejando de loca. Puede que fuera una pesadilla pero no me pueden negar el circulo lila que se me ha formado en la cara, el cual parece más grande que esta mañana.
Antes de que pueda ver que han respondido, alguien toca a la puerta y me quedo quieta. Si no me muevo no existo, si no me muevo no existo. Me repito cual mantra. Pero parece ser que hacerse el muerto no funciona, porque la persona que está detrás de la madera vuelve a picar con más insistencia. No me muevo del sitio porque tengo dos opciones: o es la hermana Camino la cual me va a echar tremenda bronca o... es el moreno más antipático que he conocido en mi vida, y sea quien sea, ninguno me parece bien.
Cierro los ojos mientras unos nudillos vuelven a chocar contra la puerta, esta vez seguido por una grave voz que desgraciadamente reconozco.
—Lenna, sé que estás ahí. —Habla a través de la puerta Haim. No respondo, no sabe a ciencia cierta si estoy o no, por lo tanto es un farol. El silencio dura apenas cinco segundos cuando vuelve a hablar, esta vez la voz suena más irritada. —Lo haremos a las buenas o a las malas, tú decides.
ESTÁS LEYENDO
PENUMBRA
FantasyLenna vive en un orfanato, todo parece ir bien, tiene una vida normal hasta que. Todas las historias empiezan con un hasta que. Hasta que un día se despierta y su vida no vuelve a ser lo mismo. Hasta que aparece un chico que odia. Hasta que empieza...