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El sudor me cae por la espalda, la música aprieta mi estómago y el calor hace que cada vez sea más difícil pensar con claridad. 

—Tio, tienes que relajarte, en serio. Ya sabes como es Adrián, hermano, no le des más vueltas.— Jopa está delante de mí, con los brazos cruzados, a ambos lados de él hay un par de mis amigos, con la misma postura. Entre los cuatro habían conseguido apartarme de Adrián, como habían podido. Supongo que en algún momento se lo agradeceré a los cuatro, pero no ahora.— No nos mires con esa cara de psicópata, illo. ¿Quieres mil tiktoks tuyos liándote a hostias con Adri por una chavala? 

"Una chavala", si solo fuera eso, mi vida sería muchísimo más fácil. Nunca le pondría una mano encima a un amigo tan cercano como lo es Adrián por una chavala. Adrián ha crecido a mi lado, y yo al suyo, ambos hemos descubierto lo que éramos capaces de hacer juntos, hemos copiado en los mismos exámenes, hemos escondido las mismas risas al final de un aula, hemos chinchado de la misma manera a Júlia y hemos compartido más de tres mil secretos bajo la luna. Pero Júlia no era solo una chavala tampoco. Júlia es el sonido de las olas que se oye de forma muy sutil, que logramos distinguir entre las voces de todos aquellos que pasean por la playa, Júlia ha sido mi puerto seguro, allí donde siempre he tenido unas palabras amistosas, un par de risas y una docena de abrazos. Es una melodía de Bob Marley en una voz delicada y algo chillona, es el último trozo de pizza, es esa nube, esa piedrecita, que parece que tenga forma de corazón y que guardas en tu bolsillo, con cuidado, o en tu memoria, para enseñársela a aquellos que te importan, incluso, ella es esa persona a la que decides enseñarle todo lo que consigues. 

—¿Tienes idea de la que se liaría si se enterasen los seguidores de esta movida?

—Sí.

—¿Y entonces?

—¿Qué coño quieres que te diga? ¿Le doy un abrazo? ¿Le doy las gracias por meterse en mis asuntos? ¿Le agradezco que haya hablado de Júlia como si fuese una cualquiera para mí? ¿Le digo que estoy encantado de que me haya tratado como un putero delante de la chica que me gus-...—¿Qué estoy diciendo? ¿Qué cojones se me pasa por la cabeza? Hablo rápido, algo nervioso y claramente enfadado y las palabras se me escapan de la boca, de hecho no recuerdo ni haber formulado bien todas esas ideas en mi cabeza. 

Me callo a media frase, todos ellos me miran y cambian su postura, abren los brazos y se dan codazos entre ellos, entonces todos estallamos entre risas. Supongo que no es el mejor momento para reírme, Júlia está fuera, me parece que la he visto salir entre la gente, y creo que lloraba, pero no puedo evitar que la situación me parezca de lo más cómica. Jopa se ríe con la cabeza agachada, Krufy no deja de emitir pequeños chillidos que me resuenan en la cabeza y los demás tan solo gritan y hacen comentarios que ni siquiera puedo entender. 

—Pero, hermano... ¿Qué cojones?—Cuando habla Ruby todos los demás se van callando, paulatinamente, y dejando las risitas tontas en un pasado cercano.— ¿Por qué si te gusta a veces eres tan soplapollas con ella?—Al oír ese comentario tan directo no puedo evitar soltar unas cuantas risitas, sorprendidas. Los demás sueltan algún que otro gruñido y oigo algún "eso ha tenido que doler". Sus palabras son tan sinceras que parece que alguien me ha dado un bofetón en la cara. Lo cierto es que me he peleado pocas veces en mi vida, realmente las podría contar con los dedos de una mano, y creo que todas las peleas que he tenido ha sido por defender a un amigo, o a Júlia, en alguna ocasión. 

—Tío, yo que sé.—Nadie habla. Mi respuesta les ha debido parecer mediocre, así que me obligo a seguir hablando. Seguramente es el alcohol el que me hace decir todo lo que diré a continuación, ¿pero qué mas da? Si ya todo se ha ido a la mierda.—Siempre ha estado allí, a mi lado. Estuvo ahí cuando di mis primeros pasos, yo estuve allí cuando dijo su primera palabra, ella estaba conmigo cuando suspendí mi primer examen, cuando me caí jugando a fútbol y me rompí la muñeca, cuando subí mi primer vídeo... Siempre ha estado a mí lado y no concibo una realidad separado de ella. Este tiempo en que hemos estado sin hablar ha sido lo peor, me he sentido solo rodeado de gente, nunca me había pasado eso.—Aunque todos ellos se pasan el día haciendo bromas, dándose golpes y collejas y disfrutando de la vida al máximo sin pensar en la realidad, ninguno de ellos deja de escucharme en ningún momento. Me escuchan y fijan sus miradas en mí.— Me he sentido abandonado, era mi mejor momento laboral, en cuánto a dinero y fama, pero no podía evitar pensar que estaba rodeado de todo y a la vez de nada material, nada a lo que agarrarme, ¿sabéis?—Asienten.— Aún así, nunca la llamé, ni cuando en la vuelta al mundo llegamos a Marruecos, como primer destino y me pasé el rato en el avión recordando su risa, ni cuando vimos aquella puesta de sol en la que parecía que el cielo se estaba quemando, ni cuando llegamos. Nunca. Porque estaba asustado, porque nada me da más miedo que perderla, he subido a volcanes, he hecho locuras que cualquiera se negaría a hacer sin un ápice de miedo, pero cuando ella me llamó, la colgué, tres putas veces. No me podía enfrentar a la realidad, no podía dejar que ella me dijese todo lo que había cambiado entre nosotros, no era capaz de perderla. No soy capaz de hacerlo.

The Way You Say My Name-Yo Soy PlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora