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Sana despertó con un leve dolor en su parte baja, que la hizo volver a acostarse. Olió un delicioso aroma y supo que era el desayuno.

Tzuyu no estaba a su lado, entonces debería estar en la cocina haciendo el desayuno que huele tan bien.

Se levantó un poco pero en eso se abre la puerta. Voltea, y Tzuyu esta ahí trayendo el desayuno para ambas con una sonrisa en su rostro y totalmente fresca.

— Buenos días, Sanashi — sonríe la menor haciendo sonreír a Sana.

— Buenos días, Chewy — se lo devuelve para después sentarse mejor, quejándose un poco por el leve dolor, y agradece que su celo todavía presente lo disipe.

— Te traje esto, te ayudara — le dio una pastilla y un vaso de agua para que pueda tomarla. Sana con una sonrisa le agradeció.

— Gracias — dejó que Tzuyu se sentara a su lado y empezaron desayunar el esquisito plato lleno con dos huevos cocinados, algunas tostadas, incluso un poco de fruta picada. Tzuyu se había esforzado porque Sana comiera muy bien.

Sana sentía un leve dolor todavía pero esta vez era por el celo el cual todavia duraría por lo menos otros tres días.

Tzuyu rápidamente dejó los trastes cuando terminaron, el aroma tan fuerte de Sana le dio un problema y se esta conteniendo de follarla otra vez. Solo ese aroma podía hacer a su lobo aullar y rasgar con ansiedad por su Alfa.

Sus pupilas están un poco dilatadas y necesita atención en su entrepierna. Tenía altas ganas de ayudar a Sana en su otra ola del celo.

Sana no estaba diferente.

En cuanto la menor fue a la habitación, no estaba nadie. Y de un momento a otro, unos brazos se enredaron en su cuello y unos dulces labios chocaron con los suyos con obvias intenciones de calentarla más.

Sintió presión en su parte baja y no era su miembro, era el de Sana que se frotaba contra su pierna. Le encantaba el hecho de que el sólo roce hizo gemir bajito a Sana.

Tzuyu rápidamente tomó sus muslos y hizo que rodeará su cintura con sus piernas para cargarla hacía la cama. Se encargaría totalmente de ayudar a su Alfa.

Sana fue depositada con fiereza en la cama y Tzuyu separó bien sus piernas para acomodarse entre ellas y rozar sus partes sensibles. Gruñía por la poca resistencia que Sana ponía, le encantaba la sumisión que le daba.

Sana gruñó un poco pero aún así no trató de moverse, le estaba encantando tanto eso, poco a poco se acostumbraba a estar así. Tan débil y sumisa ante su Alfa

Se supone que es un golpe, pero ahora le encantaba.

Gruñó cuando la mano de Tzuyu fue a parar en su gran bulto, acarició lentamente torturando a Sana, quien gruñó más y se quejó levemente por la poca atención que le daba, porque ahora necesitaba más. Su lobo le decía que ordenara darle más.

Tzuyu dio un fuerte apretón con su mano haciendo que Sana suelte un tendido gemido que solo hizo doler su propia polla. Sana no gruñía tanto.

Solo tenían la ropa interior la cual rápidamente fue quitada.

Abrazando a su Alfa con su calor, besando su clavícula y esa marca que volvió a morder, penetrando con sus colmillos y dientes que hicieron a Sana gritar un poco por el sentir de los filosos dientes que penetraban en su parte más sensible y vulnerable.

La herida fue nuevamente abierta y dolía un poco.

Cuando Tzuyu se separó, las volteó a ambas. Y quien gruñó fue Tzuyu, pero al sentir las manos de Sana en su miembro, entendió que la mayor no quería dominarla, sino darle algo de placer an ella.

— Ah, S-Sana — se retorció un poco por las manos bajando y subiendo por su falo con suma delicadeza pero también dando leves apretones.

Sana movía eso con tanta experiencia que pensaba en venirse pronto pero el movimiento se hizo lento que no pudo llegar, se quejó un poco a eso y miró a Sana.

Volvió a gemir y jadear al sentir la cálida lengua en el glande, lamiendo como si fuera lo mejor del mundo. Sus manos fueron a parar en las sabanas para apretarlas y contenerse de tomar la cabeza de la mayor.

La mayor metió la cabeza del pene en su boca, lamió por un largo tiempo sacándole jadeos a Tzuyu y luego chupo fuertemente la punta mientras sus manos iban rasguñando levemente el abdomen de la Taiwanesa.

La menor sentía tirones en su pene anunciando su orgasmo pero Sana se concentraba en no hacerla llegar, solo dándole placer pero no dandole las suficientes para un orgasmo. Tzuyu estaba frustrada por ello.

La mayor tomó un poco más de la mitad en su boca mientras Tzuyu solo posó su mano en el cabello de su novia, desesperada de tener más.

— Alfa, por favor — Sana subió y bajó su cabeza, llevando el miembro hasta donde más podía de su garganta. Los pedidos de Tzuyu solo la calentaban más, si es que eso se podía.

Tzuyu gemía incoherencias, y eso le gustaba, llevar a su Alfa a tanto placer que no pudiera decir algo coherente en plena acción.

Sintió ese sabor salado saliendo y no se apartó ni un poco. Tragó todo el líquido o por lo menos el que no salió de su boca. Salado y extraño pero para ella era lo mejor en ese momento.

Cuando Tzuyu abrió los ojos debido a su recuperación del orgasmo, pudo apreciar el rostro de su novia. Tenía gran parte de la barbilla manchada con líquido blanquecino y eso solo hizo que se excitara de nuevo.

Sana notó eso y se subió encima besando a Tzuyu, ésta saboreó su saliva mezclada con líquido salado, se saboreaba a sí misma en la boca de su Alfa.

Bajó su boca a el cuello de Sana mordiendo parte de su hombro. Miró hacía atrás de ellas y estaba justamente un espejo, podía ver el cuerpo de Sana arriba del suyo y una idea vino a su mente.

Una sucia idea que Sana no se quejaría para nada.



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¿𝑨𝒍𝒇𝒂?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora