Kim Seungmin

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Seungmin a sus 25 años se sentía asfixiado de la vida que llevaba, tener que mantenerse perfecto cada día, fingir que todo está bien, asistir a reuniones importantes para que su esposo lo presuma, esperar cada noche a su esposo deseando que esté no le sea infiel de nuevo. Se arrepentía infinitamente de aquel Seungmin de 22 años que aceptó felizmente casarse con Bang Chan el famoso chef que mucha gente ama.

Sus padres los presentaron y para Seungmin conocerlo había sido como un hermoso sueño, el chico era amable y atento con él y no podía negar lo atractivo que era, parecía ser el hombre perfecto y el futuro esposo perfecto o eso era lo que Chan le pintaba en cada una de sus hermosas citas, parecía que Seungmin podría vivir un bello cuento de hadas, pero era demasiado ingenuo para ver la realidad, su matrimonio no era más que un intercambio de beneficios, los padres de Seungmin necesitaban una buena cadena de restaurantes y Chan deseaba ser parte de una de las mejores cadenas de hoteles de Corea, Seungmin sólo fue una parte del trato.

Llevaba dos años fingiendo una vida perfecta, mintiéndose así mismo de que todo estaba bien y que su esposo lo amaba, intentando olvidar aquellas noches donde Chan llegaba apestando a su maldito amante, días donde fingía estar dormido para no tener que ver la cara de ese traidor.

Todos admiraban al hermoso y perfecto Seungmin, siempre sonriendo y ayudando a sus padres y esposo. Las cámaras lo amaban, la gente lo adoraba, sus padres estaban orgullosos de él y su esposo lo presumía como si de un trofeo se tratara.

Su vida siempre fue cuidadosamente planeada, no era de extrañar las tantas clases a las que asistía, Seungmin sabía hablar varios idiomas, cantaba, tocaba el violín y el piano, fue presidente estudiantil, era un diamante en bruto y el mejor partido para cualquiera. Su padre se encargó de toda su formación académica, profesional y artística, mientras que su madre se dedicó a la perfecta imagen de Seungmin, siempre utilizando las mejores prendas, su rostro siendo cuidado con los mejores tratamientos faciales para destacar su belleza, su madre siempre le decía que era un bello muñeco de porcelana, antes eso le hacía sentir especial y hermoso, pero ahora aborrecía ese apodo, porque eso significaba su existencia, solo ser un lindo muñequito.

TrofeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora