Trofeo

22.

Era un día brillante en París, la ciudad de las luces y el amor, y Hyunjin y Seungmin caminaban tomados de la mano por las calles elegantes y llenas de historia. Era su luna de miel, un viaje tan esperado después de meses de trabajo y esfuerzo. París los recibía con sus hermosos cafés, las vistas impresionantes de la Torre Eiffel y el aire cálido de la tarde.

Ambos estaban maravillados por la ciudad, pero Hyunjin tenía algo especial planeado para Seungmin. Había notado algo que su esposo nunca había compartido por completo: su mayor sueño. Seungmin siempre había hablado de su amor por la moda, pero jamás había mencionado en voz alta su más profundo deseo: ser diseñador de modas, ver sus creaciones en las pasarelas más importantes del mundo. Hyunjin, al ser tan observador y atento no había pasado desapercibido los bocetos que Seungmin guardaba, lo había captado todo, y sabía que ahora era el momento perfecto para darle una sorpresa que nunca olvidaría.

Un par de días después, en el transcurso de un paseo por los encantadores barrios de París, Hyunjin guió a Seungmin hacia un edificio lujoso, lleno de luces y glamour. La fachada resplandecía con carteles de diseñadores famosos. Era la sede de un exclusivo desfile de moda.

Seungmin miró a Hyunjin, un poco confundido, y Hyunjin le sonrió con complicidad. "Tengo una sorpresa para ti", le dijo, tomándole las manos - Este es tu lugar, Seungmin. Hoy estarás más cerca de tu sueño de lo que nunca imaginaste.

Seungmin no podía creerlo. ¿Un desfile de moda? ¿Aquí, en París? Pero lo que aún no sabía era que Hyunjin había reservado asientos de primera fila para ellos, un lugar donde podría ver de cerca las últimas colecciones de diseñadores internacionales.

Al entrar al evento, Seungmin estaba asombrado por la elegancia que lo rodeaba: las luces brillando, los modelos caminando con gracia y las creaciones que deslumbraban en la pasarela. Se sentía como si estuviera soñando. Pero en ese momento, Hyunjin le tomó suavemente el rostro y, mirándolo a los ojos, le dijo:

Seungmin, sé que esto es lo que siempre has querido y preguntarás cómo es qué sé esto, pues soy un gran esposo que mientras te conquistaba vi los pequeños detalles, ví tus bocetos y podía apreciar tu admiración al ver los desfiles de moda Y quiero que sepas que algún día veremos tus diseños brillando en esta pasarela.

Jamás me atreví a decirlo en voz alta... ni siquiera a mí mismo. Mi familia siempre me enseñó que mi lugar estaba en ser el esposo perfecto, el trofeo al que se le aplaude y se le muestra. Nunca me sentí libre para soñar por mí mismo, para ser más que eso... más que una imagen, más que un rol que debía cumplir.

Hyunjin, al escuchar estas palabras, sintió una mezcla de tristeza y ternura. A lo largo de su relación, siempre había visto a Seungmin como un ser brillante, lleno de pasión, pero sabía que había muchas partes de él que no había revelado por miedo o por las expectativas de los demás.

Sin dudarlo, Hyunjin tomó las manos de Seungmin con firmeza y lo miró a los ojos, los ojos que siempre lo habían cautivado con su dulzura y su inteligencia. En ese momento, no importaba la multitud ni el glamour que los rodeaba; solo existían ellos dos.

Seungmin - dijo con una suavidad que solo él podía transmitir - tú no eres un trofeo. Eres una joya, mi tesoro más valioso. Y las joyas no deben ser escondidas, deben brillar, deben ser vistas por el mundo en todo su esplendor. Yo quiero que tú brilles, que tus sueños brillen, porque tú lo mereces más que nadie. Y estaré aquí, a tu lado, para ayudarte a que lo consigas.

Seungmin apretó las manos de Hyunjin, la emoción inundando sus ojos - Nunca imaginé que encontraría alguien que me apoyara de esta manera. Toda mi vida he tenido miedo de defraudar a mi familia, de no cumplir con lo que esperaban de mí... pero tú me haces sentir que está bien soñar, que está bien ser quien realmente soy.