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Al otro día en la mañana Silvana, Maya, René, Mati y Rey se levantaron temprano, tomaron el desayuno, fueron en taxi a su apartamento a buscar ropa limpia y se disponían  a resolver lo de la llanta de Pau y la camioneta de Rey.
- "Si Paula no se ha levantado ¿Cómo nos llevamos el auto?" Preguntó Maya
- "Bueno, chama si esperamos por Paula mañana a esta misma hora resolvemos; esa mujer duerme hasta las cinco de la tarde los domingos" responde Silvana tomando un poco más de café
- "Debemos resolver eso ya... no pueden andar sin auto; no confío en el metro" dijo Rey
- "Hay que ponernos pa eso" respondió René
- "Che yo tengo que ir al taller; podemos llevar la camioneta de Rey y de paso compramos una llanta para Paula" propuso Mati
- "Me gusta la idea" dijo René
- "Ya pues vamos..." sonrió
- "¿Y Pipe?" Preguntó Rey
- "Salió a trotar... va a regresar más tarde a ducharse, tengo la llave del piso, es que no hay copia" explicó Mati
- "Puede bañarse acá eso no es problema" dijo Maya
- "Gracias che, mi hermanito quería correr y quien lo para?" Rió Mati.
Los chicos llamaron al taller con el teléfono de la pensión, se dividieron en dos grupos: Mati, Rey y Chivis fueron al taller y se quedaron resolviendo lo de la camioneta de Rey, mientras que René y Maya compraron la llanta y fueron en taxi a arreglarlo donde dejaron el auto la noche anterior. Mati estaba conversando con Alvarito el dueño del taller mientras Rey estaba sentado en la salita de espera afuera con Silvana. "¿Tardará mucho el Mati?" Preguntó nervioso, "No creo... debe estar pagando" respondió Chivis, "Lleva casi una hora ahí... y si no me van a arreglar la camioneta? Me jodi!" Suspiró nervioso, estaba temblando, ella tomó su mano, "Ey, mírame... vamos, respira" le hablo con suavidad, su mano era diminuta, la de él enorme, tenía los dedos largos y gordos, ella tenía una manita delicada, llena de anillos sencillos en plata, el suspiro, y contemplaba sus manos, agarró ambas manos de Silvana y las acariciaba, "Eso... relájate, si...eso es" Silvana susurró y por inercia se acercaba lentamente a él, hablándole con ternura "Eso... sigue acariciandome" susurró ella, más cerca, el estaba perdido en su mirada mientras tocaba sus manos y fue bajando, por sus dedos hasta llegar a la rodilla, la que palpó hasta subir un poco al muslo, ella tenía las piernas largas, "Que bonitas piernas..." susurró el, comenzaba a sentir como algo en su pantalón se despertaba, era inevitable con ella, ella se ruborizaba, pero no tenía intención de detenerlo, ningún chico había llegado tan lejos, pero era el. Rey. Su sueño adolescente, su fantasía recurrente. "¿Estás relajado?" Susurró ella, en un hilo de voz, sus caricias la debilitaban, "Oh... mucho, muchísimo" dijo pellizcando su muslo, ella se sonrojó, y se acercó a él, casi a horcadas, el sonrió, y la jaló sobre el, quedando trepada en su regazo, muy cerca, el la rodeó por la cintura, "¿Qué haces?" Rió tímida, "Relajándome" dijo el, mirándola a los ojos, veía sus ojos, luego su boca, luego sus ojos... se relamía inconscientemente, "Vamos...relájate" susurró ella, "No me digas eso mami..." susurró el, en un hilo de voz, estaba terriblemente excitado, ninguna lo había puesto así, tan rápido. "¿por qué? ¿qué pasa si te digo eso" ella le respondió retándolo. En ese momento escucharon un ruido y el se sobresaltó; ambos quedaron de pie.

Paula se despertó, sabía que el apa estaba vacío y se duchó, al salir olvidó su ropa y estaba en interiores, tenía el radio a todo volumen bailaba en ropa interior por el apartamento. "Oh girls, they wanna have fu-un, oh girls just they wanna have..." bailaba feliz, con los ojos cerrados usaba la escoba como guitarra, en ese momento mientras giraba y bailaba remeneando sus voluptuosas curvas escucho aplausos, la canción había acabado, al voltear se encontró con pipe, sin camiseta, en ropa de gym viéndola desde la barra de la cocina, ella bajo la radio y se tapó con las manos, estaba roja y apenada. "¡pipe! ¡cierra los ojos!" Se quejó, nerviosa, aunque si bien otros la habían visto desnuda, no había hecho nada con ningún muchacho, "Pero para que? Che! Si ya te vi bailando" reía el, ante su reacción, "¡Me muero de vergüenza!" Dijo Pau, tapándose más pero en lugar de cubrirse hacía lucir sus proporciones más grandes, el la veía disimuladamente, "¡Me voy a vestir!" Se dio la vuelta y se fue a la habitación, el la veía alejarse, suspiró y sonrió "No está nada mal la petisa, pero está loca..." rió divertido, "Es diferente a todos los lomitos que me he comido, ella es tímida, no se por qué se tapaba si ya la vi, es como inocente o que... pero tiene lo suyo... y muy buen puesto" suspiró, Paula se cambió rápido, sin pensar, se puso una camiseta enorme y unos shorts, "quieres comer algo?" Dijo ella, fijándose en el, estaba sudado ligeramente, traía el pelo largo hacia atrás, y no tenía camiseta, su trabajado torso era imposible no mirarlo, adornado con pecas y lunares, Pau trataba de concentrarse mientras le hablaba "bue, no quiero abusar pero... si me haces algo, sos la mejor" rió el, "Ya... algo me inventaré, no sé qué te gusta" dijo Pau, "Los senos" dijo el, relamiéndose y recordando lo que había visto hace unos minutos, Paula se puso súper roja, "¿Qué?" Respondió ella, "Nada... me preguntaste que que me gusta" dijo el, haciéndose el inocente, "De comer, nene, de comer" le aclaró Pau, "¿Y no puedo comerme eso?" Respondió coqueto.

Aquí voy de nuevo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora