iv. Latidos del corazón

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«Todo lo que sabemos del amor es que
el amor es todo lo que hay.»
– Emily Dickinson.

»– Emily Dickinson

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Verity había estado rellenando informes en su oficina durante varias horas, manteniéndose despierta a base de pura cafeína, pero esperanzada de poder acabarlo todo para poder centrarse completamente en los nuevos antecedentes de la desaparición de...

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Verity había estado rellenando informes en su oficina durante varias horas, manteniéndose despierta a base de pura cafeína, pero esperanzada de poder acabarlo todo para poder centrarse completamente en los nuevos antecedentes de la desaparición de su hermano. Sin embargo, cuando creyó haber terminado y llegó el momento de firmar los documentos, se encontró indecisa sobre si debía hacerlo en la parte superior izquierda o derecha. ¿Quién demonios no había colocado claramente el casillero para la firma? Un simple error significaría tener que rellenar todas las fichas desde el principio, ya que no aceptarían ni una sola versión mal hecha. Sin otra opción, decidió dirigirse a la oficina de Aaron, esperando encontrar una copia del antiguo papeleo que él había completado mientras estaba a cargo de su puesto.

Lo que no esperaba era abrir la puerta y encontrarlo dormido en el sofá, con varias carpetas encima del pecho. Ya era casi la una de la madrugada y ella sabía que él tenía un pequeño hijo esperándolo en casa, lo que hacía extraño que se quedara hasta tan tarde por voluntad propia en lugar de estar cerca de él. No como ella, que no tenía a nadie esperándola en su gigantesco apartamento más que una botella de champán, y se quedaba hasta esas horas por voluntad propia.

CHAMPAGNE.  aaron hotchner ⬫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora