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*･῾📞 ᵎ⌇🎁 ⁺◦ 🪙✧.* «No es el amor quien muere, somos nosotros mismos.» – Luis Cernuda.
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Desde que sus superiores la convocaron a una reunión en Washington de un día para el otro, Verity supo que las cosas estaban saliendo mal. Apenas cruzó la puerta, la criticaron de forma despectiva por la falta de liderazgo y detalles en sus informes sobre el equipo de la UAC. La presión puesta sobre ella aumentaba, cuestionando su profesionalismo y amenazando con quitarle la poca información que le entregaban sobre su hermano si no comenzaba a enfocarse.
En toda su carrera la cuestionaron muchas veces, especialmente grupos de hombres que creían débil y extra sentimental simplemente por ser mujer. Por eso, comúnmente sabía cómo responder y darse su lugar. El problema fue que esta vez había algo demasiado personal en juego: el bienestar de Nathaniel, y eso era mucho más fuerte que su orgullo. Así que no le quedó más remedio que agachar la cabeza, asentir ante toda orden y reservar una habitación de hotel porque estaba demasiado ebria para volver a Quantico sin sentir que iba a vomitar en el camino.
Ya había perdido la cuenta de todas las copas de vino que se había servido tratando de enfrentar su frustración cuando la idea de llamar a Aaron llegó a su cabeza. Debía avisarle que llegaría hasta el otro día, probablemente en la tarde porque se negaba a madrugar, y fácilmente pudo haberlo hecho a través de un mensaje de texto para poder seguir con su plan de evitarlo luego de haberle confesado que su hermano llevaba meses perdido. Sin embargo, algo dentro de ella le pedía tan solo escuchar su voz y dejaba de lado cualquier otra consecuencia.
