3. Segunda clase.

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Era martes y eso significaba otra clase con el señor Lecter. Pero Will estaba complicado, Matthew no quería irse de su casa, y él no quería que esté ahí cuando llegué su profesor.
   —En serio, tienes que irte. Él llegará en cualquier momento.
   —Puedo esperar en tu cuarto, y cuando se vaya podremos estar juntos —dijo Matthew con dobles intenciones tomando a su pequeño novio por la cintura.
   —Eh, no. Nada de eso, ya lo sabes. Hannibal llegará pronto y n-
Will fue interrumpido por el sonido del timbre en la casa, volteó a ver a Matthew con enojo y luego sintió nervios. Estaba en pijama, shorts cortos y una remera blanca. Estar con Matthew lo hizo olvidar volverse a cambiar.
   —Maldición Matthew. Vamos, así ya te vas.
Se dirigieron a la puerta y al abrirla Hannibal le sonrió a Will y con cierta confusión al otro muchacho.
   —Señor Lecter, hola. Lo siento, él es Matthew. Ya se iba, ¿No? —Volteó a verlo.
   —Claro. Un gusto señor Lecter —Hannibal notaba la soberbia de Matthew hasta en sus poros.
   —Pase señor Lecter, me despediré de Matthew.
Hannibal se dio paso a la casa y fue a sentarse con total comodidad. Se preguntaba quién era aquel chico, quién se notaba mayor que Will.
Pocos segundos después, Will ya estaba a su lado, de pie. Pudo observar su vestimenta con más detenimiento, de cabeza a pies.
Will lo notó y quiso que la tierra lo tragase, no estaba vestido para la ocasión, no quería causar una mala imagen ante el mayor.
   —Lo siento. Estar con Matthew me hizo olvidar cambiar mi vestimenta. Me iré a cambiar.
   —No, no te preocupes. Es tu casa, tienes que estar cómodo —opinó Hannibal—. ¿Era un amigo tuyo?
   —No, Matthew es... Mi novio.
Hannibal alzó sus cejas con sorpresa, pero su rostro volvió a ser serio.
   —¿Va contigo a la escuela?
   —No, ya la acabó el año pasado. Tiene 19, pero sí nos conocimos en la escuela. Llevamos ocho meses juntos.
   —Mmh, ya veo. Bueno, por favor siéntate y dame la tarea que te dejé.
Sin rechistar Will hizo lo pedido, le había puesto su mayor esfuerzo a esa tarea. Quería que Hannibal notara que ponía de su parte, que se esforzaba.
En silencio observaba al mayor corregir, tachar, tildar. Se veía muy dedicado, en un momento pudo verlo sonreír.
   —Podría estar peor. Pero te felicito, para ser un tema que te cuesta está bastante bien.
   —Gracias profesor —agradeció Will sintiendo algo de orgullo, su esfuerzo había sido reconocido, una sonrisa apareció en su rostro—. Estuve horas haciéndolas y leyendo los apuntes que me dio para entender mejor —dijo buscando más. Más palabras.
   —Me parece perfecto, eso habla muy bien de ti.
Hannibal le sonrió y devolvió la hoja con las correcciones necesarias. En ese momento se permitió observar la piel de Will, sus manos se veían suaves, al igual que todo. Se veía bien cuidado.
   —Hoy repasaremos nuevamente esto y sumaremos hiato y diptongo.
Will suspiró pesadamente y se limitó a asentir. Hannibal comenzó a hablar y explicar, con rapidez sacó sus apuntes para tomar nota y remarcar.
Usaba rosa, Prácticas del Lenguaje era rosa. Hannibal notó eso, no usaba otro color que no sea ese en distintas tonalidades.
   —Mira, aquí tienes este ejemplo —agregó Hannibal y con una microfibra verde anotó en los apuntes.
El rostro de Will se desfiguró, su pecho se cerró y quedó en una especie de trance mirando a Hannibal con indignación.
   —¿Por qué hizo eso?
   —¿Hacer qué? No sé de qué hablas Will —Se hizo el desentendido, pero claro que sabía.
   —¡Uso verde! ¡Ahora se ve mal! No, no.
Will se tapó el rostro con frustración sin atreverse a decir palabra alguna porque todo lo que dijera sería irritable. Hannibal lo miraba con atención, tratando de comprender el comportamiento del menor.
Lo había hecho a propósito, quería saber si algo como esto pasaría.
   —¿Puede traerme esta hoja de nuevo? —preguntó Will entre dientes—. Así anoto todo de nuevo.
   —¿Por qué te preocupa tanto?
   —Es rosa. Solo rosa, no puedo usar otro color que no sea rosa, me frustra. Y si lo hago, yo decido con determinación cuál y para qué y lo uso solo para eso. Ahora ya no sirve.
A su profesor eso le llamaba la atención, sonrió con aires de grandeza. Su alumno era alguien diferente, probablemente hayan más cosas.
Con lentitud y sin ser visto por Will, porque aún tapaba su rostro suspirando, sacó la misma copia y la dejó sobre la antigua.
   —Copia, te esperaré. No debemos dejar esto sin solución, haz tus apuntes bonitos.
Will liberó su rostro con sorpresa y observó la hoja. Sin demora copió exactamente lo mismo que en la otra, se veían iguales. Hannibal no dijo palabra alguna, solo lo miraba.
El castaño le extendió la hoja a su profesor y lo miro con paz.
   —Por favor, escriba lo de antes. Con ese color —dijo con tranquilidad, el estrés de antes ya no estaba presente, parecía como que nunca hubiera pasado nada.
Le extendió una lapicera color rosa pastel, Hannibal miró con detenimiento y la tomó, rozando sus dedos. Pudo comprobar que la piel de Will era muy suave.
Miraba a su profesor anotar sintiendo extrañeza por el tacto.
   —Listo, Will. Nada de qué preocuparse, ¿Seguimos?
Will asintió con su cabeza y escuchó a su profesor explicar y dar ejemplos sobre los hiatos. Los odiaba nunca lograba comprenderlos.
   —No, no. Espere un segundo, va muy rápido —se quejó Will—. No entiendo, ¿Vocales abiertas? ¿Vocales cerradas? Las uniones, todo. Dios, solo sé que las vocales cerradas son la "i" y la "u".
   —A ver Will. La palabra teatro, es un hiato, los hiatos tienen una secuencia de vocales en distintas sílabas. El hiato se separa, ¿A qué me refiero? A esto: te-a-tro —explicó Hannibal separando entre sílabas, como si para un niño fuese—. La "e" y la "a" son vocales abiertas y las estamos separando. La "o" también es una vocal abierta.
Hannibal explicaba todo con tal sencillez que Will se sentía inútil, suspiró frustrado colocando su cabeza entre sus manos.
   —No creo que pueda hacer esto nunca. No pierda su tiempo profesor Lecter.
   —¿Qué? No digas eso Will. Eres muy capaz, no te tires abajo. Estoy seguro de que vas a lograrlo.
El menor se sintió bien con las palabras de aliento y tomó algunos apuntes más.
   —Umh, ¿Raíz es hiato entonces? Pero con una vocal abierta y una cerrada... ¿Tónica?
   —Exactamente Will, muy bien. Es tónica porque lleva tilde, igual que paraíso. También tienes que saber, que la letra "h" no interfiere en su formación, por ejemplo bahía. Separa esa palabra en sílabas y verás.
Will hizo lo indicado y es cierto, "ba-hí-a" era hiato. Sonrió, porque sentía que iba entendiendo un poco mejor. Fue buscando más palabras y las separaba para ver si eran hiato.
   —Ahora... El diptongo.
Las horas fueron pasando, y Will sentía que avanzaba tres pasos y retrocedía dos. Se sentía frustrado, alguien de su edad no tendría que estar así con una materia de los catorce años.
   —¿Terminaste Will?
   —Espere un segundoo —dijo alargando la "o" mientras terminaba de copiar—. Ya, tenga.
Le dio el cuaderno con los dichosos ejercicios y miraba esperanzado a su profesor corregir.
Aprovechó para observarlo con detenimiento, su cabello se veía sedoso y tenía algunas arrugas al final de sus ojos. Lindas cejas, buen perfil y tenía manos grandes, con venas marcadas.
Apartó la vista porque se sintió mal y avergonzado.
   —Will, tuviste siete errores. Todos en agudas, graves y esdrújulas. Hiato y diptongo, perfecto. Te felicito. Lee lo que te marqué y corrígelo. Buscaré más actividades para dejarte.
Pasando la última media hora, ya estaban despidiéndose entre ellos, Hannibal ya debía irse.
   —¿Hoy llegará tu padre?
   —Emh, no. Ni hoy, ni mañana... Ni pasado mañana —Will soltó una ligera risa incómoda—. En fin, supongo que nos veremos el jueves.
   —El jueves será...
En ese instante, Will pareció recordar algo y sus ojos se abrieron con sorpresa.
   —¡No! Lo siento, el jueves no puedo. Tengo una competencia, lo lamento. Olvidé mencionarle que hago deporte y que ese día no podré.
Los ojos curiosos de Hannibal miraron extrañado a Will, no tenía cuerpo de atleta. Es decir, fútbol, atletismo, básquetbol.
   —¿Qué deporte haces?
   —Patinaje sobre hielo. Desde niño, es muy lindo.
Debió suponerlo. Cuerpo delgado pero definido, piel de porcelana, chico delicado.
   —Woah, extraordinario, es muy lindo deporte. ¿Irán tus padres?
Will hizo una mueca y bajó la cabeza. Ya le daba hasta vergüenza admitir su vida.
   —Nop. Papá como le dije, no estará. Trabaja, y... Mamá igual.
Mentira, es mentira.
   —¿Nadie irá a verte? —Hannibal preguntó.
   —Matthew irá, siempre que puede va.
Hannibal apretó sus labios, olvidaba la existencia de Matthew.
   —Me gustaría poder ir. Aprecio ver el patinaje sobre hielo. Claro, si no te molesta.
  —¿¡En serio!? —Will sonaba emocionado, sus ojos brillaban y podía verse rastro de alegría en su rostro—. Es decir, sí, por supuesto. Claro que sí. Espere aquí un segundo.
Con mucha velocidad, subió las escaleras y fue a su cuarto para tomar una de las entradas a dicho evento. Con la misma velocidad bajó.
   —Es la entrada. Es gratis, es para... Mi familia. Pero bueno, se la doy a usted. Y a Matthew claro. Ahí dice dónde y a qué hora.
   —Gracias Will, ahí estaré.
Will le sonrió y se acercó a un cajoncito entre las repisas, sacando dinero.
   —Es el pago de ayer y hoy.
Se lo extendió a Hannibal quién lo aceptó con agradecimiento y sin más tardar fueron hacia la puerta.
   —Entonces, sí nos veremos el jueves —pronunció Will.
   —Así es. Nos vemos Will.
   —Nos vemos Hannibal.
Ambos se fueron en direcciones contrarias, Will para el interior de su casa, sonriendo con emoción de que por fin alguien que no es Matthew iría a verlo patinar.
Esperaba con ansias el día jueves.

Clases de Apoyo (Hannigram)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora