Compañía

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Sentado frente a la casa, con la vista en los copos de nieve que van danzando en el viento lentamente, mis ojos los siguen, pienso demasiadas cosas de nuevo, pero...

¿De qué se trata la vida si no es pensar?

Pienso en lo que era, en lo que soy, pienso en que haré cuando Soobin vuelva a despertar, cuando mejore y podamos seguir nuestro camino hacia el este, pienso en la nota que he encontrado esta mañana en las manos del hombre muerto.

"He decidido darle a mi hija un destino más tranquilo del que podría darle, pero la culpa de saber que su inocencia la llevó a ello ciegamente me ha carcomido hasta los huesos, no podría vivir en este mundo sabiendo lo que he hecho así que con lo que me queda de cordura acabo con esto y dejo a quien sea todo lo que hay para ser usado en esta casa, solo pido que mi hija sea dignamente enterrada"

Pero en la guerra no existen los funerales, simplemente he dejado su cuerpo afuera, ella parece una muñeca de porcelana bajo la nieve con la piel tan clara como el propio material, su padre es demasiado pesado, jamás podría siquiera moverlo bien sin que se caiga su cadáver o algo así por lo cual se queda dentro.

Reviso el medallón que llevo en las manos, era de la niña y llevaba un dibujo de ella, su padre, su madre y un hermano mayor, seguramente el muchacho se fue a la guerra, no es de extrañar viniendo de los jóvenes ansiosos por violencia y sangre como mi hermano.

A veces pienso que San podría seguir vivo, que puede estar en alguna parte del mundo aunque desearía que él hiciera lo que yo haría en su lugar.

Volver por mi familia.

Pero prefiero pensar que ha muerto, que lo asesinaron y no pudo volver nunca más con su familia aunque lo deseaba tal como yo hubiera hecho, aunque ya no soy el mismo, aunque Yeonjun ahora es diferente.

Me levanto del sitio, si sigo allí puede que soldados pasen y me vean, lo que menos quiero es que le hagan algo a Soobin como está, y hablando de este parece que ya despertó.

Sonrío al verlo con los ojos abiertos de nuevo y sentado sobre el sofá, parece preocupado pero al verme su preocupación se vuelve una sonrisa, misma que me hace acercarme y besarlo cariñosamente.

—Pensé que algo te había pasado— me dice aún con nuestras frentes juntas y sus ojos cerrados acompañados por una sonrisa en los labios.

—Yo te traje hasta aquí tonto— le digo con una sonrisa.

Me quedo sentado sobre sus piernas mientras me abraza en silencio, no sé que piensa, no sé si duele algo pero el silencio es perfecto, tanto que simplemente dejo que se quede quieto y en total silencio viendo hacia la nada un rato.

—Dónde está Beomgyu? — le pregunto.

—En el este, no tan cerca de la frontera pero está con Taehyun y con Kai.

—Qué hay de los demás? — cuestiono, trato de ver su rostro pero me pega más a su cuerpo.

—Nabil fue el primero en caer cuando huíamos cubriéndote de una bala, su hija mayor corrió por él y murió de un disparo, logramos llegar hasta un poco lejos del lago, solo eramos los dos niños, Jackson y yo porque Beom y Taehyun se apartaron de nosotros luego mataron a Bahiyyih justo frente a Kai y Jackson murió por salvarnos a ambos así que solo quedamos Kai y yo hasta encontrar a Beomgyu con Taehyun mal herido.

—Pensé que habían muerto— susurro, casi como si decirlo en voz alta lo haría realidad.

—Cuando escuché el disparo pensé que habías muerto— dijo él apretándome contra su pecho.

—Yo lo maté Soobin— le confieso, me aparto un poco y veo sus ojos.

Ver ese color tan oscuro, casi como la profundidad de la noche más bella de todas, ese brillo precioso y la forma de verme que solo él tiene, esa que me enamora cada que lo hace, que me dice tantas cosas y me reconforta siempre.

what we could beDonde viven las historias. Descúbrelo ahora