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Las luces del atardecer bañaban la aldea con sus cálidos colores pastel. Shamira caminaba cansada hacia su casa. Habían superado la prueba con éxito aunque la joven estaba segura de que Shón-sensei se había dejado ganar. Estaba mirando hacia el suelo perdida en sus pensamientos cuando tropezó con alguien:

—Lo siento —dijo la chica, y al girarse vio que era Sarada

—No pasa nada —dijo la joven Uchiha —yo tampoco iba mirando

En ese momento oyó una voz tras ella.
—¡Shamira! ¿cómo estás?—se giró y vio a Inojin —. Hola Sarada. —añadió el chico acercándose a ellas —hoy hemos quedado todos para cenar —dijo el albino mirándola —he quedado aquí con Sarada para ir juntos. Si quieres puedes venir iremos todos los de clase.

Ella lo miró indecisa. No se llevaba muy bien con sus compañeros, y además iría con Sarada la otra hija de su padre. Su media hermana.

—Mmm... —dijo pensativa. Él le dedicó una mirada con ese brillo suplicante en los ojos ¿cómo negarse ante tan bellos ojos? Suspiró: — está bien, iré.

—¡Sí!— exclamó. Entrelazó un brazo con el de ella y el otro con el de Sarada, dando saltitos mientras andaba, parecía un niño entusiasmado

—¿Eres consciente de que así pareces un crío? — dijo Sarada soltándose de su agarre — la gente nos mira raro

—¿Y a mí qué? ¡Qué piensen lo que quieran! A mí me da igual —dijo el chico haciéndole un guiño a Shamira. Tanto ella como Sarada pusieron los ojos en blanco.

—Eres incorregible —dijo la chica con gafas

Cuando llegaron los amigos de Inojin se acercan a ellos.

—Hola Inojin qué tal el día —el que hablaba era Boruto —a nosotros muy bien ahora somos el equipo 7

—¿Equipo 7? No era ese el equipo de tu padre —preguntó Shikadai el mejor amigo de Boruto. El rubio asintió con la cabeza —yo me alegro de no ser el equipo 10. Ya tengo bastante con ser el trío Ino-Shika-Chō

—Es verdad —dijo Inojin.

—¿Vamos a comer donde siempre? —preguntó Boruto, sus amigos asintieron y le siguieron.

Shamira, que no sabía dónde era "donde siempre" le preguntó a Inojin: —¿se puede saber a dónde vamos?.

—es la hamburguesería favorita de Boruto, no se come del todo mal —le explicó él

—¿de qué habláis chicos? —preguntó Boruto —mmm... —dijo mirándola —tú... esto... te llamabas... — dijo intentando recordar.

—¡se llama Shamira! —exclamó Sarada regañando a Boruto —¡eres un maleducado! ¡Incorregible! El sensei dijo su nombre esta mañana.

—tengo cosas más importantes que prestar atención a Shino-Sensei —dijo Boruto en tono burlón.

Mientras los dos amigos se ponían a discutir Shamira los miraba divertida —¿siempre se ponen así?

—Sí —Inojin suspiró —son muy pesados. Pero déjalos, se pueden pasar horas así. ¡Vamos con el resto!

La llevó con los demás. Todos eran compañeros de clase pero por increíble que pareciera casi no no recordaba de sus nombres. Se acordaba de Shikadai el mejor amigo de Inojin. Un chico perezoso que echaría a dormir en cualquier parte pero muy inteligente, de hecho el más inteligente de su curso. Del resto vagamente se acordaba. En ese momento una voz familiar sonó tras ella:

—Vaya, pero si parece que la rarita ha decidido salir de su cueva. —era Renga, cada minuto que pasaba soportaba menos a ese tío, y eso que sólo llevaban 12 horas siendo parte del mismo equipo.

—No soy rarita ya te lo dije. Y no vivo en una cueva —le dijo ella de mal talante. Era evidente que estaba molesta.

—De verdad tío ¿cómo la soportas? —dijo Renga mirando a Inojin

—Cierra el pico Renga. —dijo el rubio mirándolo con mala cara. Cuando Renga se fue Inojin se volvió hacia la chica —¿de qué conoces a ese imbécil? A ver, ya sé que es compañero de la academia pero no sabía que te juntaras con ese tipo de chusma.

Ella suspiró —es mi compañero de equipo

—¡Ah!, eso lo explica todo. Sabía que estabas con Houki pero no me quedé con el nombre de tu otro compañero.

Cuando llegaron ha la hamburguesería, se sentaron en una mesa grande para que cupieran todos. La cena transcurrió tranquila, Shamira no intervenía mucho en la conversación pero Inojin hacía por incluirla. Cuando acabaron de cenar y se levantaron para irse ella se echó a andar Inojin y se puso a su lado.

—¡Esto ha sido un desastre! —exclamó ella en cuanto estuvieron a cierta distancia —ya te lo dije no encajo en tu grupo

—¿Pero qué dices? No ha sido un desastre, y no encajas porque no quieres —replicó él

—No les caigo bien a tus amigos —dijo resignada. —No se me da bien la gente

—Te aseguró que sí les caes bien, sólo tienes que abrirte un poco más. Por ejemplo; conmigo eres muy agradable. Es cómo ... —la miró con un brillo de comprensión en sus ojos azul pálido. «Lo sabe» pensó la chica «se ha dado cuenta» —Cómo si te diera miedo

—¿Miedo? —preguntó ella sin entender

—Si, como si te asustaras cuando la gente te pregunta cosas sobre tí, me he dado cuenta. Cuando te preguntan por cosas como "¿dónde vives?" "¿Cómo te llamas?" etc... te da miedo hablar sobre tí ¿porqué? —ella sólo agachó la cabeza. Inojin había dado en el clavo, tenía miedo, miedo a que descubrieran su secreto, el secreto de sus padres. —si no quieres contármelo lo entenderé. Sólo quiero que sepas que estoy aquí para tí. —mientras decía estas palabras le ponía una mano en el hombro. Ella se estremeció ante aquel contacto, no estaba acostumbrada a los roces.

Se hizo un silencio. Esta vez sí era incómodo, pero el chico lo rompió con otro tema de conversación. A ese chico le encantaba hablar y así se pasaron el camino hasta que llegaron a su casa. Ella se detuvo delante de la puerta, él al darse cuenta de que no lo seguía retrocedió.

—¿Porqué te paras? —preguntó el muchacho

—Esta es mi casa —le dijo la chica. El miró hacia arriba, la casa era bastante grande.

—¿Vives aquí? —preguntó él —¿sola? —ella asintió —¡madre mía! Es más grande que mi casa. No me extraña que te sientas tan... bueno, sola.

Ella asintió con la cabeza —nos vemos mañana Inojin —se despidió de él y entró en la casa.

Dejo sus cosas sobre la mesa de la cocina ¡había sido un día agotador!

El secreto mejor guardado                                             (SasuNaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora