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Esa mañana Shamira no estaba de muy buen humor. La visita de Inojin del día anterior la tenía preocupada ¿él sospecharía algo? No lo sabía, ni sabía si quería saberlo. Se levantó del sofá y fue a la nevera para buscar algo de comer. Cuando estaba planteándose si coger un yogur de fresa o de mango una voz sonó tras ella:

—Shamira hija ¿podemos hablar? —era Naruto. Ella suspiró dejando los yogures de vuelta en la nevera y siguió a su padre hasta el salón suponiendo que se llevaría otro sermón.

—¿Qué pasa? —Dijo ofuscada cruzándose de brazos.

—Nada. Y no te pongas así que me recuerdas a tu padre cuando se enfada conmigo —dijo el rubio haciendo un puchero. Después volvió a poner un semblante más serio—, solamente quiero que entiendas que no estuvo bien lo que hiciste. Te pusiste en peligro a ti misma y a tu compañero. Tienes que entender que tus actos tienen consecuencias. Y si Sasuke es tan estricto lo hace porque no quiere perderte ni que te pongas en peligro.

—¡Lo sé papá! Ya me lo habéis dicho —dijo irritada.

—Lo importante es que estás bien, así que, no voy a repetirme más —. Dijo Naruto con una sonrisa —. También quería decirte que tu padre y yo hemos decidido que vamos a entrenarte.

—¿De verdad? —preguntó la chica sorprendida

—Si, creemos que es lo mejor —dijo una voz desde la puerta, era Sasuke que había llegado sin hacer ruido —. Si vas a empezar a ponerte en peligro de manera impulsiva e inmadura como hace tu padre, mejor que lo hagas teniendo conocimiento de combate.

—Yo... —dijo ella. No se esperaba que fuesen a decirle aquello y lo cierto es que le hacía ilusión.

—Empezarás conmigo —dijo Sasuke —mañana a las ocho te quiero despierta. Y nada de llegar tarde.



Al día siguiente Shamira estaba lista a la hora indicada. Sasuke estaba tomándose un café en la cocina. Naruto estaba medio dormido en la silla con la cabeza apoyada en la mesa.

—Vaya, tú sí que conoces el significado de la palabra "puntualidad" —. Dijo Sasuke mirándola—. No como este, que ya debería estar en su oficina. Pero no, él  sigue aquí comportándose como el niño que no es —Sasuke le dio un codazo a Naruto, el rubio solo farfulló y giró la cabeza para el otro lado —. Ni siquiera te has vestido ¡Venga Naruto por favor que ya tienes treinta y dos años, no eres un crío!

—Vale, ya voy —dijo Naruto bostezando y levantándose. Mientras se iba murmuró —: que pesado eres

—¡Te he oído! —exclamó Sasuke. Después se giró hacia ella y dijo —: ¿Nos vamos?

Fueron a un campo de entrenamiento bastante alejado de la aldea, uno que casi nadie conocía, así no les molestarían. Cuando llegaron Sasuke le preguntó a su hija:

—Muy bien. Dime ¿qué sabes hacer?

—Los clones de sombras, la técnica del cambiazo y la gran bola de fuego —, respondió ella —. Y bueno... —titubeó un segundo —, no sé si sería capaz de repetirlo otra vez pero cuando fui a rescatar a Inojin el hombre que lo tenía secuestrado usaba un jutsu eléctrico y conseguí imitarlo en ese momento para luchar contra él pero no sé si sabría hacerlo de nuevo.

—Con el Sharingan ¿eh?. Tu padre me dijo que lo habías despertado ¿cómo fue? —preguntó Sasuke interesado.

Ella suspiró. El Sharingan se despertaba a raíz de una experiencia traumática y ella se acordaba muy bien de cuando le pasó a ella.

El secreto mejor guardado                                             (SasuNaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora