Capítulo veinticuatro

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Capítulo veinticuatro

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Capítulo veinticuatro

Narra: Venus Parker

Al entrar encontramos toda la choza desordenada. Hay cosas tiradas e incendiadas, como prendas de ropa u objetos que no llego a identificar. Las fotografías de Elizabeth y sus recuerdos siguen desparramados por todos lados, pero no los rompieron. Es como si hubieran tirado todo en busca de algo en especial.

—Llegamos tarde. —Me agarro de la cabeza con desesperación—. Alguien borró todo lo que ella quería mostrarnos en esta habitación.

—No todo, ven a ver esto —me llama Hans.

El piso está lleno de fotografías, pero hay una en especial que está rota en la mitad. En la imagen aparece Elizabeth junto con otra persona que no se llega a ver su rostro.

—¿Por qué romperían solo esta fotografía y justo la parte donde se ve la otra persona? —pregunto en voz alta.

Hans observa con detenimiento la imagen.

—Esta fotografía fue en la fiesta de Carnaval, yo estuve ahí —dice él.

—¿Recuerdas haberla visto con alguien?

—Elizabeth nunca estaba con una sola persona. —Niega con la cabeza—. Recuerdo que estuvo todo el rato con Lency, tal vez ella sepa algo.

Asiento con la cabeza y volvemos al auto porque no hay nada más allí adentro que nos interese. Le dejo un mensaje a Lency antes de volver.

Para Lency Miller: ¿Recuerdas algo sobre la fiesta de Carnaval? ¿Sabes si Elizabeth se sacó una foto con alguien esa noche?

Me recuesto sobre el respaldo del auto mientras la oscuridad hace que pierda de vista a aquella choza de madera.

—¿Te recuerdo a ella? —le pregunto a Hans, rompiendo con el silencio que nos invade.

Hans deja de mirar al frente y centra sus ojos sobre mí.

—Quería que lo hicieras, en un principio.

—Creo que nunca seré tan especial como Elizabeth.

—Me alegra que no lo fueras —susurra.

Miro hacia la ventana, ocultando mi sonrisa nerviosa.

—Perdón por haberte apuntado con un arma, me sentía demasiado confundida —confieso.

—Lo entiendo, yo me sentía igual.

—¿Ese sentimiento se va en algún momento?

—En mi caso, cuando estoy contigo, sí —me dice Hans.

Nuestras manos se rozan, pero esta vez no me aparto de él. Dejo mi mano sobre la suya durante unos segundos y disfruto del viaje, hasta llegar a casa.

Hans me entrega el arma nuevamente y me mira fijo.

—No deberías tener esto.

—Mi padre me la dio, sé cómo utilizarla —le digo, mirándolo fijamente—. Adiós, Hans.

Hans me deja en mi casa, y entonces mi teléfono comienza a sonar.

De Lency Miller: Elizabeth estuvo con muchas personas esa noche, pero recuerdo que me pidió que le tomara una foto con alguien. La voy a buscar y te la envío.

Para Lency Miller: ¿Con quién? Envíamela lo antes posible, la necesito.


Narra: Hans Wist

—Lord salió de detención —dice mi madre sirviendo la comida—. Pagamos la fianza. Debería de estar aquí...

Mi madre mira el reloj, esperándolo.

—¡¿Cómo?! —Casi me atraganto—. ¿Y por qué lo hicieron?

Mi padre se aclara la garganta y dice:

—Es de la familia, y no podemos darnos una mala imagen con Lord en la cárcel.

—¿No tiene nunca cargo por el audio que filtró de Venus? —pregunta Mia, que está sentada a mi lado con el celular en las manos.

—La policía confirmó que ese vídeo no lo grabó él y, como no encontraron al que lo hizo, no tienen pruebas para dejarlo detenido —contesta mi madre con vacilación—. De seguro fue una broma para esa jovencita.

—Se llama Venus, esa jovencita. Y aunque no hayan encontrado evidencia, fue Lord el que envió esa mierda, siempre estuvo metido en cosas turbias —le digo.

—No digas malas palabras en la mesa —mi padre me advierte.

Mia me mira con el ceño fruncido y deja el celular de lado.

—Pobre su familia, la madre enferma, el padre trabajando todo el día... —balbucea mi madre mientras corta la carne—. No sé qué le espera a la chica... Venus. Espero que no siga los pasos de su hermana.

—¿A qué te refieres? —le pregunto dejando de comer.

—Elizabeth, su hermana, andaba en cosas raras según escuché. No era ninguna santa, y por eso le pasó lo que le pasó.

—Qué ridiculez... —Me levanto de la mesa y me voy.

Mia me sigue, pero intento no escucharla.

—¿Qué te sucede? —Mia me detiene—. ¿Por qué reaccionas de esa manera?

Niego con la cabeza y digo que no es nada.

—Lency me dijo que te vio con Venus, ¿es verdad? —me pregunta.

Me detengo y le digo:

—No sé de qué estás hablando, quiero estar solo, por favor.

—¿Te gusta Venus? —insiste.

—No voy a hablar de eso contigo.

Mia me sigue hasta mi habitación.

—¿Qué tiene ella? —Cierra la puerta y se para a mi lado—. ¿Te parece más atractiva o interesante? Es porque yo...

—¿Puedes dejar de compararte? —le pido.

—¿Entonces por qué sigo a tu lado si no me quieres? —Trata contener las lágrimas—. ¿Por qué intento ser perfecta si ni siquiera me miras? —Camina hacia la puerta arrastrando los pies con enojo—. Soy una estúpida, no sé cómo creí que lo harías...

—¡Mia! —la llamo, pero ella abre la puerta y se va—. ¡Mia, por favor!

¿Qué pasó con Elizabeth Parker?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora