Capítulo cuarenta y cinco

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Capítulo cuarenta y cinco

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Capítulo cuarenta y cinco

Narra: Michael Parker

Estoy de brazos cruzados en la oficina de policía cuando recibo un llamado, atiendo, creyendo que iba a ser como cualquier otra llamada, pero no es así.

—Policía nacional, ¿cuál es su emergencia? —pregunto.

Hay un breve silencio.

—Soy Mia Baker y tengo algo para decir —escucho su voz, tan de repente como para reaccionar—: hoy voy a estar en la fiesta de disfraces, pero no iré sola, encuéntrenme.

La llamada se corta. Me pongo de pie y comienzo a gritar, dando la noticia de que ella llamó. A lo primero, Frank y el jefe no me creen, pero cuando reproduzco la llamada, se quedan sin aliento.

—De mis treinta años siendo jefe de policía nunca recibí una llamada de una víctima, no lo entiendo —dice el jefe, anonadado—. Debe ser una broma.

—¡Era su voz! —aseguro.

—¡¿Realmente crees que una posible joven secuestrada llame diciendo que va a ir a una fiesta y que la encontremos?! ¿Qué lógica tiene eso? —pregunta.

—No lo sé, pero es mejor que estar aquí sentados esperando a que algo pase —respondo—. Si no hacemos algo, vamos a pederla como perdimos a Lency.

El jefe parece nervioso y se niega a que vayamos a esa fiesta, pero de tanto de insistir, acepta.

Intentamos rastrear su número, mandamos un aviso al pueblo y a los investigadores sobre su aparición. Hay oficiales por todas partes custodiando la zona, esperando un posible hallazgo.

—Frank, averigua en dónde se hace la fiesta de disfraces, vamos a tener que estar presentes —le pido.

Frank asiente, dispuesto a hacer lo que sea.

Una vez qué quedamos solos, me acerco a él y le digo:

—No deberías arriesgarte tanto, vas a tener a tu bebé en unos días y sería conveniente que estés en casa con tu mujer.

Frank me mira y sonríe. Siempre sonríe cuando hablo de su familia.

—Solo será un rato y volveré a casa.

—Está bien —respondo—. ¿Puedes hacerme otro favor más? Averigua en dónde estuvo el jefe la noche que desaparecieron Lency Miller y Mia Baker.

Frank acepta, pero antes me muestra fotos de la panza de su mujer, Emili, que está a punto de dar a luz a su primera hija. Él sonríe, a penas tiene treinta años y desea llegar muy lejos como policía. Es un buen chico y se ha vuelto más que un compañero para mí.


Narra: Venus Parker

Miro el reloj, el techo y, por último, el disfraz que está sobre la silla. Vuelvo a repetir aquella acción hasta que se hacen las ocho de la noche.

¿Qué pasó con Elizabeth Parker?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora