FAITH.
La tensión en el ambiente podía ser cortada con un cuchillo. Las miradas entre todos los presentes eran del todo menos agradables y, casi por un momento, incluso deseé seguir con Asher en aquel parque. Sabía que aquel genio era una sentencia más a mi muerte ya escrita, pero al menos podía ver con claridad lo que estaba a punto de ocurrir, a diferencia de lo que estaba ocurriendo en esta incómoda cena.
Jugueteé con las verduras de mi plato y mi menté viajó algunos segundos entre mis recuerdos. ¿Había tomado la decisión correcta? Incluso aunque me arrepintiese, era demasiado tarde para dar un paso atrás. Me había aferrado a aquella idea como si mi vida dependiera de ello; implantando en mi cerebro una pequeña esperanza de que algo saliese bien, aunque no fuese mi destino.
Pero una parte de mí no podía evitar barajar las posibilidades de qué algo pudiese salir mal. Había visualizado todos los escenarios catastróficos que podían darse, aunque, en parte, me tranquilizaba que no tuviese mucho que perder. A pesar de que sintiese un enorme dolor en el corazón por el destino que tenía escrito, la parte positiva de perder la vida, es que ya no puedes perder nada más.
FLASHBACK...
—¿Por qué únicamente soy yo la que asume consecuencias si intento engañarte? —le pregunté a Asher mientras que caminábamos hacia mi casa, agarrando el contrato contra mi pecho.
—Yo también tengo una letra pequeña que debo cumplir si engaño a las personas. —enarqué una de mis cejas. ¿Por qué me daba en la nariz que detrás de aquellas palabras había algo más?
—¿Y por qué no la has puesto en el contrato? ¿Es confidencial? ¿Cosa de genios? —Asher rodó sus ojos.
—Al igual que tú tienes un contrato conmigo, digamos que yo tengo un contrato con alguien más. Si engaño a las personas cuando les concedo un deseo, tendré que afrontar las consecuencias.
—Es decir, no puedes engañarme. —resumí mirando el contrato ya escrito. Una parte de mí seguía desconfiando levemente del genio inglés.
—En realidad, sí que puedo hacerlo. —el pelimoreno metió sus manos en sus bolsillos y me lanzó una mirada furtiva—. Pero tendría que asumir las consecuencias de ello.
—¿Y cuáles son? —Asher se encogió de hombros—. ¿No te has leído la letra pequeña de tu contrato?
—¿Para qué? Voy a vivir muchas vidas, no me importa lo que me pase. —lo miré de malas maneras y murmuré con molestia. Fanfarrón.
Claro, como él tiene vidas ilimitadas le da igual perder una más haciendo lo que quiere. No valora el tiempo ni lo que tiene. ¿Cómo puede una persona ser tan pasota? Desconocía como había llegado a esta situación, tampoco me interesaba saber su historia; pero el hecho de que no valorase el tiempo era algo que me molestaba enormemente.
Ojalá yo hubiera tenido más tiempo con mis padres.
Ojalá yo tuviese más tiempo.
FIN DEL FLASHBACK...
Aquella situación me había creado aún más recelo y desconfianza hacia él. A él le daba igual ser castigado o no por engañar a las personas, es decir, nada le impedía engañarme cuando pidiese mis tres deseos. Tenía que asegurarme bien de que mis deseos eran bien pronunciados, no había vacíos legales y el precio a pagar no dañaba a nadie que me importase.
Se suponía que había aparecido en mi vida para no ocasionarme dolores de cabeza; aún no había pedido mi primer deseo y ya me estaba dando problemas.
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El genio inglés.
Teen FictionLa vida puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos y no siempre estamos preparados para esos cambios. Intentamos mantenernos fuertes ante las adversidades, pero a veces los golpes son tan duros que acaban tumbándonos por completo. Faith siempre int...