Un baño en la laguna (+18)

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¡Hola!

Los personajes de la historia, Diana e Hino, pertenecen a Jessi (@JessiHazuki) de su novela: #ProyectoDunia. Si quieres conocer más sobre ella visita su perfil que se encuentra al final de la página ^_^

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   Era un día realmente caluroso y la laguna se le antojaba como un auténtico oasis. Hino se había deshecho de toda su ropa desde que salió por la puerta de casa y se sumergió en las aguas para refrescarse. Era reconfortante, no solo porque aliviaba el calor, si no porque le hacía sentir en casa. Se dejó llevar por la pequeña corriente de la cascada y acabó flotando boca arriba, con los brazos extendidos en cruz y los ojos cerrados.

     Pasaron apenas unos minutos cuando escuchó la risa suave de Diana. Abrió un ojo, solo para mirarla de reojo allí en la orilla con su ropa en la mano.

     —¿Y esto? —preguntó con un gesto divertido.

     El elfo se hundió por un segundo en el agua y asomó solo la cabeza, mirándola con una amplia sonrisa.

    —Hacía calor, no podía evitarlo.

      —No podías, ¿eh?

      Ella se agachó para amontonar la ropa a un lado con cuidado y luego tan solo le miró con las manos en la cadera, pero Hino frunció el ceño y negó.

      —¿Es que no piensas venir conmigo?

      —Tengo cosas que hacer —dijo, señalando hacia casa y girándose brevemente.

      —Te libero de tus obligaciones entonces. —Hizo un ligero aspaviento con las manos, salpicando a su alrededor—. ¿Ves? Ya puedes tomarte un descanso y venir.

      —Bobo —rio en voz baja y acabó mordiéndose el labio. Dudaba, él lo sabía.

      —Vaaamos, no me hagas ir a buscarte. —Alzó una ceja, levantando parte de la comisura del labio en una sonrisa—. No llevo nada debajo.

      Se fijó en cómo ella se sonrojaba de repente, como si antes no se hubiese percatado siquiera en que estaba desnudo de cuerpo entero. Miró a su alrededor, aunque sabía que no vendría nadie, pero lo hizo casi por cerciorarse del todo antes de volver la vista a él.

      —¿Es que quieres... que me desnude? —Bajó la voz al acabar la pregunta, como para que no la escuchase nadie.

     —No irás a bañarte con ropa.

     Sacó una mano del agua y le hizo una señal con el índice para que fuese con él y, por mucho que ella dudase, acabó desnudándose también. Lo hacía despacio e Hino ya no sabía si era una especie de tortura o aún se lo estaba pensando. Esperó ansioso a que se quitase la última prenda y entonces, muy despacio, dos pequeños riachuelos salieron desde la orilla de la laguna hasta las piernas de Diana. Poco a poco treparon por sus muslos, como dos pequeños tentáculos que se enredaron en ella y la obligaron a caminar suavemente dentro del agua.

     Ella tan solo se mordió el labio y fue entrando al agua dejándose llevar. Estaba bastante fría y sintió un leve escalofrío, pero pronto Hino la envolvió con sus brazos al llegar a su lado y notó la calidez de su cuerpo, relajándose. Enseguida él fue a buscar sus labios y Diana no hizo siquiera un amago por apartarse, recibiendo estos en un suave beso que se prolongó más de lo que había imaginado en un primer momento. Algo que hizo que, en cuanto se separó de él casi a regañadientes, se le escapase un suave jadeo que intentó ocultar.

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