03. Concierto

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Cayden

-¿Estás seguro de que no puedo ir?. -me pregunta como por enésima vez Blake.

La miro.

Está sentada en el banco del piano que tenemos para ella aquí en nuestra casa, está aprovechando las vacaciones de su escuela para poder estar con nosotros y no con mi tío.

La comprendo, mi tío a veces se enfrasca demasiado en su trabajo y aquí mis padre y nuestra abuela le dan toda la atención que ella quiera. Hasta yo hago lo que quiera, me tiene en la palma de su pequeña mano de seis años.

Y ahí donde está, ese monstruito, cuando sea grande va a ser una gran cantante, tiene el talento en eso de su madre.

Suspiro y me acerco de nuevo a ella.

-Sabes que no, pero haré lo que sea para que las puedas ver en vivo.

Blake es una gran fan de las hermanas Russell, Ary y Lex, gemelas con gustos diferentes. Hace unas horas ví sobre que Lex estuvo tiempo fuera sin su hermana.

Pero agradezco eso, así pude verla a ella.

Le doy un beso en la frente al pequeño monstruito y salgo de casa con las llaves de mi auto. Salgo de casa con dirección al concierto recordando cuando la encontré por casualidad en el parque.

Mi madre quería de las donas que vendían en un local cerca de ese parque, ningún otro lugar la ha hecho comprar. Siempre fiel a ese mismo local desde hace años.

Pero verla con ese otro tipo, no me gustó para nada y mucho menos verlos tan de cerca uno del otro. Y qué decir del jodido abrazo.

Solo quería arrancala de sus brazos y justamente lo hice cuando me dí cuenta de que no aguantaría un poco más viéndolos tan cariñosos.

Y poder ser yo, en el momento en que toqué sus labios así fuera algo casto, para mí es lo mejor que me pudo pasar.

Estoy jodido.

Estaciono en el lugar del concierto y agarro mi móvil para escribirle a Nalisha sobre mi paradero.

Ella hizo que Rubén, mi mejor amigo y yo vinieramos aquí, en ese entonces ni siquiera conocía en persona a Adriana, claro está que apenas supe que era ella una de las que iba a cantar accedí y no le quedó de otra a Rubén.

Nalish: Ya casi llegamos.

Eso significa que esos dos vienen juntos. Cuando no están peleando como perros y gatos pueden ser amables entre ellos dos.

Nos conocemos desde la escuela, Rubén y yo salvamos a Nalisha de ser empujada por unas escaleras en la salida de clases. Hoy en día es muy gracioso recordar como ella intentaba pasar entre tantos de los que también querían salir.

Mi móvil suena con una llamada y saco las llaves para salir del auto al ver que son mis amigos que ya deban haber llegado.

Camino viendo cómo pasan personas alrededor, principalmente chicas, un grupito pasa con carteles para que las cantantes las vean.

Doy un respingo al sentir una mano en mi hombro, me giro mirando a Rubén con una sonrisa divertida por mi susto.

-¿Listo Romeo?.

Ruedo los ojos por lo que pregunta Nalish. No debí haberles contado acerca de Adriana.

***

En todo el concierto no le he perdido la vista a Adri y creo que el chico pelirrojo, al que la gemela que no me gusta le guiñó el ojo, no le ha perdido la vista ni un solo momento.

Ya están en su última canción llamada Imperfections. Ambas tienen el cabello recogido haciendo que se vean las similitudes entre ambas, son muy pocas cosas -además del cabello- las que se pueden diferenciar.

In a world of imperfections,
where the cracks are our connections,
flowers sprout in the corners,
and in every failure, we find directions.

La canción final acaba con ambas colocadas de lado mirando en ninguna dirección concreta chocando sus puños.

-¡Gracias por estar aquí!. -todo el lugar estalla en gritos y aplausos, incluída Nalisha.

Las luces del escenario se apagan y dan el pase para salir. A lo que me dijo Nalisha después de cada concierto de ellas dejan libertad en el bar Diamonds y ambas cantantes a veces asisten.

Ojalá si pueda verla de nuevo, nos veremos más seguido de lo que ella cree.

-Me voy contigo. -me dice Nalisha al salir e ir en dirección a los autos.

Subimos juntos y bajo ambos vidrios, muchas veces ella me ha dicho que las suba porque supuestamente se puede desarreglar el cabello o no sé qué, pero ya se hizo para mí una costumbre los vidrios abajo.

Estaciono en el otro lado de la calle a donde está el club y veo que en realidad si hay varios aquí, esperando para entrar y los que intentan llegar a entrar más rápido que otros.

Suspiro al darme cuenta de que voy a tener que estar en otro lugar con un montón de personas, después de que perdiera la cuenta de las veces en que fuí pisado.

Salimos del auto y Rubén llega corriendo a nosotros para dirigirnos a hacer la fila y poder tener una oportunidad de entrar.

Cuando nos pusimos en la fila habían dos parejas por delante de nosotros y después llega nuestro aclamado turno.

-Déjenme esto a mí. -dice Nalish acercándose más al de seguridad que hay en la puerta. -Hola, guapo.

El tipo solo le enarca una ceja y se cruza de brazos esperando por lo que tiene que decir nuestra amiga.

-Yo voy a tener pruebas de esto. -Rubén saca su móvil para grabar todo y poder molestarla después.

-¿Entradas?.

Nalisha se aparta el cabello del hombre y le da su mejor sonrisa al hombre.

-Tal vez podamos llegar a un acuerdo.

-¿Por qué no pudo conseguir las entradas especiales para hoy?.

Rubén se encoge de hombros solamente sin mucho interés. Pero a mí si me parece raro que ella, quien consigue cosas fácilmente no lo haya hecho esta vez.

-Si no tienen entradas no pasan.

-Oh, por favor Lucas, déjalos entrar. -volteamos a ver a las gemelas que vienen bajando de una camioneta negra.

La que habló fué Adriana.

Ya está completamente cambiada y su maquillaje ha bajado en tonos por completo.

Siento como mi corazón late desbocado.

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