00. Trofeo

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Dominique Williams

—Mira esto. —Daph se acercó a mí con una libreta de dibujo a la mano, era buena en los dibujos que hacía.

Mi hermana podía crear o plasmar cualquier cosa que se le pasara por esa cabecita suya.

Me fijé en el dibujo que contenía un marco para no traspasarse de esas líneas rectas y mantener todo bien puesto dentro del cuadro, el dibujo era de algo tropical y había un espacio en medio donde suponía iba a ir el título de la canción.

—Me gusta.

—Siento que le falta algo. —ladeó la cabeza pensativa mientras seguía con la mirada fija en el dibujo creado, hasta que un largo suspiro llamó la atención de ambas.

Dakota estaba sentada en un sillón individual afuera, recostada y con su guitarra entre sus manos mientras pasaba los dedos por las cuerdas haciendo una pequeña melodía que cada una de nosotras conocía a la perfección.

Después de todo era la misma melodía que mamá nos tocaba desde pequeñas para dormir.

—¿Qué le sucede? —pregunté frunciendo el ceño.

—No ha podido crear la canción perfecta. —Dae apareció de la nada detrás de nosotras haciendo que diéramos un respingo.

—Caray Dae, nos vas a provocar un infarto. —Daph se llevó una mano al pecho.

Nuestra hermanita más pequeña puso los ojos en blanco antes de desaparecer por la cocina en donde provenía un rico aroma a comida siendo preparada con el gran amor de nuestra madre.

—Oh, oye, tengo unas entradas para una pelea esta noche, puedes venir.

Entrecerré los ojos hacia mi gemela malvada y me sonrió con inocencia, como si no supiera ya sus intenciones por hacerme salir al mundo exterior y conocer personas.

—No creo que…

—Vamos, antes de que me tenga que ir mañana temprano para la carrera de Moto GP.

A mi hermana realmente le encantan esas cosas de deportes de todo tipo y aún mejor si puede tomar fotografías con su linda cámara que se compró hace unos meses.

Bufé y asentí, obteniendo como respuesta el chillido agudo para después sentir sus brazos a mi alrededor antes de que estos mismos desaparecieran.

Aparté mi mirada del lugar por el que Daph había desaparecido y me levanté del sofá en donde había estado sentada comiendo algo de fresas frescas.

Salí de casa y caminé hasta caer junto a Dakota que aún mantenía sus ojos cerrados.

—¿Qué quieres?

Siempre tan feliz.

—Para ser menor que yo, eres amargada.

Abrió los ojos para fulminarme con sus ojos avellanas, idénticos a los de su padre.

—Dí lo que quieras y luego vete, quiero estar sola. —se removió en su puesto volviendo a cerrar los ojos.

—Sabes que no es necesario que saques la canción perfecta, ¿Verdad?

—Lo sé, pero aún así quiero crearla y no vas a convencerme de lo contrario, Dominique.

—Bien. —suspiré. —Pero si quieres algo de ayuda, siempre me tienes a mí y a las chicas.

Hizo un sonido de afirmación y negando me levanté de ahí para ir a la cocina y encontrar a mamá cocinando su famosa comida y a Daelyn comiéndose las pasas que tenía a un lado con gran fascinación.

Una melodía perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora