Capítulo I

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-- ¿Qué hará falta para que me ames?

Miró a la persona frente a ella con el rostro lleno de lágrimas. Pero su padre, el emperador Claude, la observaba sin ningún tipo de emoción.

-- ¿Debo ser como Zenith? Si lo hago, ¿me llamarás cariñosamente cómo a ella? ¿Y me miraras con amor?

Su hermosa hermanastra. Esa encantadora Zenith se ganó la gloria que ella nunca tuvo, sin embargo, no tomó lo suficiente y también le robó a su padre.

Ya estaba lo bastante nerviosa como para mencionar ese nombre ante él, y lo peor era que ya estaba mentalmente mal.

-- ¿Me tendrás en tus brazos... sin alejarme?

-- Tal cosa no sucederá jamás.

-- ¿Por qué eres así conmigo?

Sin embargo, Claude no pensó en contestar. No le importó en lo más mínimo ver cómo su hija siempre tranquila se lamentaba frente a él.

-- ¡Yo también soy tu hija, padre! ¡Estuve a tu lado mucho más tiempo que Zenit!

Reunió todo su coraje para rogar por su deseo, y fue su último recurso. Sin embargo, su rey, su padre, mantuvo su ausencia de emociones hasta el final.

-- Estupida.

Las manos que se aferraban a las de Claude perdieron toda su fuerza y cayeron al suelo. Esas palabras eran tan fuertes que hicieron que su mente y sus pensamientos se desvíaran. Eran lo suficientemente crueles como para hacer sangrar sus oídos.

-- Nunca hubo un día en el que te considerara mi hija.

Claude fue cruel hasta el final. La desesperación más profunda se vio reflejado en los ojos de la princesa...

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El repentino recuerdo de cierta parte de una novela me dejó sin palabras a tal grado que tiré la cosa que hacía el sonido ding ding.

¿Por qué de repente pensé en la novela que había leído anteriormente? Fue una novela romántica a la que le eche un vistazo cuando un cliente fue al centro de juegos en el que había trabajado previamente a tiempo parcial.

La novela tenía un título muy irregular y se ajustaba bien a ella, la trama de esta novela también era muy irregular e infantil.

¿Es por qué la princesa de 18 años que termina siendo asesinada por su propio padre tiene un nombre igual que el mío?

*¡Sal de mi cabeza en este instante!*


-- Oh, pequeña, que torpe eres.

*¡Los bebés no tienen buen agarre, tonta!*


Solo hasta entonces la mujer que estaba durmiendo en la silla se despertó por el tintineo de la campana. Y entonces agarró el cascabel y se acercó para entregármelo.

-- No sea molesta y juegue tranquilamente con su juguete, señorita.

Ella lo recogió del suelo y me lo devolvió sin siquiera limpiarlo. ¿Me está menospreciando por ser una marginada? Espero que no...

-- ¡Wahh!

Una vez más tiré el cascabel en el suelo. Ya que solo soy una bebé lo único que puedo hacer es gatear, eso no está para nada bien.

Princesa Encantadora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora