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UN AÑO ANTES

Chaeyoung se mudó Seúl teniendo veinte años, se decidió a estudiar fotografía, algo que le gustaba desde niña. Dejar a su familia en su ciudad natal fue difícil, siempre ha sido muy apegado a su madre y abuela, pero sabía que era lo mejor para su futuro. Aunque, estar sola en un departamento no fue lo mejor, al año de vivir allí aprendió que necesitaba de alguien más, pensó: '¿Un roomie?' No, ellos eran muy molestos y su hogar ni siquiera era muy grande cómo para dos personas.

En medio de su interminable disputa de que hacer, caminando por las calles de la Ciudad, descubrió a un pequeño cachorro siendo dado en adopción en un centro canino. Aquellos ojos grandes llamaron a la distancia a Yoo, le fue imposible no tomarlo entre sus brazos, terminó adoptándolo y comprándole todo lo necesario para que sea feliz. Pese a que su sueldo se fue en un día de compras, no podía aguantar la sonrisa en su rostro al estar al lado de su nuevo mejor amigo, o más bien, hijo.

Slinky fue como un milagro para su aburrida vida, los días al lado de el eran los mejores, lo sacaba a pasear al llegar de la Universidad y antes de ir al trabajo, corrían por los parques cercas, e incluso dormían la siesta juntos. Para Chaeyoung era alguien muy importante, hasta que sucedió lo que no pensó, el perro ya de un año había enfermado, apenas podía levantarse o correr cómo en los viejos tiempos. Cuando pasaban otros perros frente a él, parecía enloquecer, causándole confusión a la joven.

Sin saber qué hacer, dudo en llevarlo a una Clínica Veterinaria cerca de su edificio, de esa forma llegó allí, frente a una mujer de cabello largo atado y lentes en su rostro. Sus ojos se entrecerraron al observar al animal sobre la camilla, tocó su estómago y cuello, buscando alguna manera de este, pero nada, permanecía en silencio sin emitir muestra de dolor. Más bien parecía decaído.

-Está triste.-le dijo.

-¿Eh? -parpadeo- ¿Triste? ¿Cómo puede estar triste?

-¿Lo castraste? -la rubia lo pensó, para luego maldecir y negar- Quiere una hembra. Lo mejor es que sea castrado, seria injusto pasar a otro animal únicamente para su placer, y en todo caso, dejarla preñada. No estoy a favor de eso.

-No, yo tampoco. Si es que lo cree necesario...-asintió.

Por un momento se había asustado horrible, creía que Slinky estaba enfermo de la peor cosa del mundo, y que se iría de su lado. No podría aguantar estar sin su amigo. Dejó que la Veterinaria se encargara de todo, le dió un turno específico y tras pagar la consulta del día se decidió a irse del lugar, saludando a la secretaria de la mujer, pero antes de irse, escuchó cómo la llamaban de atrás. Giró, sorprendida.

-¡Espera! Esto es para Slinky. -con su bata blanca moviéndose, se colocó de cunclillas para extenderle un juguete al animal -Fuiste muy buen chico hoy. -lo acarició antes de levantarse- Entonces, la espero el miércoles, Señora Yoo.

-Chaeyoung. Me puede decir sólo así. -contestó, nerviosa.

La mujer mayor la vio, arqueó su ceja y sonrío- ¿Chaeyoung, eh? Bueno, espero que cuides bien de Slinky.

-S-Sí. -su actitud timida hizo bufar a Mina, les dio la espalda para ir hacia Momo, su secretaria.

La Yoo se fue, con su corazón latiendo rápidamente camino por la acera, las comisuras de sus labios elevadas y con la imagen de la femenina en su cabeza. Bajó la vista al perro que lleva entre sus dientes un juguete de goma, le agradeció internamente. Gracias a Slinky podía volver a volver a verla.

-¿Te dijo que la llamaras por su nombre?- rió Hirai, observando a la mayor ojear sus citas de hoy- Creo que te estaba coqueteando.

-¿Y a mi qué? No me interesa, las chicas lindas entran y salen.

-Pareces rehusada al amor, unnie.

-Ajá. -asintió, despegándose de la recepción, otro cliente había entrado por las puestas de cristal- Tengo trabajo, y tu también. Concéntrate.

-Bien.-alargó la palabra antes de verla irse con la chica que llegó junto a su gatito.


in the parks ✦ michaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora