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El ruido del teléfono sonando hizo que la pelinegra abriera sus pesados ojos cansados, estiro el brazo para tomarlo, atendió mientras se removía entre las sábanas, pero un brazo en su cintura le hizo imposible levantarse. Lentamente comenzaba a tomar conciencia sobre lo ocurrido la noche anterior, lo confirmo después:

-¿Hola? -dió la vuelta, encontrándose con el angelical rostro de la menor, con su mano libre corrió algunos mechones de su rostro. "Linda." pensó, con una respiración tranquila, pero sin querer dejarla ir.

-Mina, ¿estás mejor? -era su Abuela, preocupada luego de haberla visto irse de esa forma en lo que era una cena familiar.

Ahora, se sentía culpable por su primo y su prometida, les habrá arruinado la noche solo por un enfrentamiento con sus inconformistas padres. Emitió un suspiro antes de contestar.

-Estoy bien, lamento todo lo que cause. ¿Sucedió algo después de eso?

-Nah, tu prima se río y su prometida también. Pero tus padres se fueron, se mostraban muy moletos, sería mejor que ustedes arreglen lo que sea que haya pasado.

¿Hablarlo? Por más que intentaran hacerles entender que ella ya era una mujer adulta, cada vez más cerca de sus treinta, ellos podrían seguir pensando que tienen el derecho de mandar en lo que hace o no hace. Cuando era joven no podía pasar un día sin correr ese interminable maratón que debía ganar contra sus expectativas, desde pequeña se sometió a actividades extras con total de verlos felices. Entró a la universidad en una carrera que tal vez no era esperada, pero le gustaba mucho, se graduó con honores, esperó sonrisas de felicitaciones. Lo que obtuvo fue "De todas formas no era tan difícil, lo menos que podemos obtener son méritos extras."

Es doloroso para ella no ser un orgullo.

Quiso llorar nuevamente ahí mismo, en los brazos de su... ¿Su amiga? Lo que sea Chaeyoung en su vida.

-Lo intentaré.- respondió tras una pausa, acomodándose en el pecho de la joven.

-Cuéntame un poco, ¿Lo hicieron? -el insinuante todo de voz de la mayor hizo que chillara con pena.

-No hablaré de eso, Halmoni. Adiós.

-¡Pero somos amigas! -le gritó antes de colgar.

Dejó el móvil a un lado mientras cerraba sus ojos, oliendo el suave aroma que caracteriza a la Yoo, una mezcla de colonia de bebés y Victoria Secret, un perfume que reconoció e hizo que su nariz se arrugara con desagrado. Sujetó la mano de la chica y la obligó a levantarla para así irse al baño, desnuda. Estando a punto de abrir la puerta, murmuros atrás suyo la hicieron girar.

-¿Hhm, por qué te vas? Pensé que estábamos cómoda juntas.

¿Cómo decirle que ese perfume que está impregnado en su piel la hace tener nauseas por una simple y absurda razón? Fingió una sonrisa, avanzando a la cama, gateando se acercó hasta ser sujeta por ella.

Cuando intentó besarla, se alejó.

-No me cepillé los dientes.

-Yo tampoco, no importa.

-lugh, paso. -negó- Te haré el desayuno una vez me bañe.

-Deja lo hago yo. -se levantó, tomando su ropa interior del suelo-

Sorprendida observó como buscaba algo dentro de sus pantalones.

-Primero iré a comprar un cepillo de dientes.-rió, tímida.

-Ah, yo tengo uno nuevo en el segundo cajón de la izquierda.

-¿Tienes cepillos de más cada vez que alguien duerme aquí? -arqueo su ceja con burla.

-Es evidente, dulzura. -la siguió al baño, ella abrió la regadera y ella buscó un cepillo- Aunque puedes sentirte especial, hasta el momento no dormí abrazada con ninguna.


in the parks ✦ michaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora