Capítulo 8: Rupturas.

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Jennifer se recostó en su cama, sentía un inmenso dolor de cabeza, y no podía sacarse de la mente la situación incómoda en la que Josh y ella se habían mantenido durante el trayecto. Ella había respondido con monosílabos y el simplemente estaba absorto en sus pensamientos, siquiera parecía darse cuenta de que Jennifer estaba en el mismo auto que él.

Alguien llamó a la puerta. Su madre.

-Hola, hija. ¿Qué tal las rehabilitaciones?

-Bien, supongo.-repuso Jen, encogiéndose de hombros.

-De acuerdo, no quieres hablar... ¿Puedo saber porqué?

-No me pasa nada, simplemente estoy desconcertada, eso es todo.

-¿Desconcertada?-repitió su madre, frunciendo el ceño.

-Sí. Mis brazos me están comenzando a doler, ¿podrías traerme más vendas? ¿Por favor?

Su madre asintió y se dirigió a la cocina, Jennifer se quedó recostada en su cama, pensando en si en el auto se habría notado lo que sentía por Josh. Es decir, había estado sudando, se movía las manos y sé las pasaba por el cabello, apretaba los labios y cerraba los ojos, sólo un idiota no de enteraría de lo que Jen siente por Josh.

-Aquí están, hija.-Le dijo, tendiéndole las vendas.

Jen se las pasó por los brazos con cuidado, aún tenías cicatrices, unas más profundas que otras, pero la mayoría estaban a punto de cerrarse, tenía aproximadamente doce en cada antebrazo, y si contabas las de los dedos seguro llegaban a las veinte. Sus brazos era lo que más le dolía, no sus piernas inmóviles, o su cortada en la costilla, o incluso su ojo lastimado. Los brazos. Sentía punzadas de vez en cuando que le daban ganas de tirarse al suelo y llorar, pero no. No caería de nuevo. No se rompería nuevamente, porque está vez seguro no tenía oportunidad de sobrevivir a lo que fuera a hacer.

-¿En qué piensas, Jennifer?-la voz de su madre la trajo de nuevo al mundo, por un momento pensó que se había ido de su habitación, pero seguía ahí, dedicándole una tierna mirada.

-Mamá, ¿puedo confiar en ti?

-Claro.

-Bien, siento algo... Extraño. Veo a una persona, y me revolotea el estómago, me pierdo en su mirada, siempre quiero estar junto a el, y cuando estoy con el parece que siempre sonriera, me siento bien estando junto a él, pero... No se sí esto sea correspondido.

-Ah. No preguntaré quien es, porque seguro no me dirás. Pero, bueno, simplemente deja que las cosas fluyan, hija. Es decir, no puedes hacer que alguien se enamore de ti, solo te queda esperar. Esperar, y esperar. Los sentimientos de la otra persona se aclararán, y podrás descifrar si es correspondido o no.-Replicó, mientras le apretaba cariñosamente las manos.

-¿Me dejas sola? Quiero... Descansar un poco.

-Pero, apenas son las ocho, ¿dormirás tan temprano?

-Estoy agotada.-dijo Jen, dedicándole una sonrisa incómoda.

Su madre salió de su habitación, apagó la luz y entonces Jen se apagó con ella.

•••

Alguien llamó a la puerta por segunda vez. Josh se levantó del sillón, ¿quién sería a estas horas? Abrió la puerta, y su estómago se volcó. Claudia.

-¡Josh!-se abalanzó sobre él, dándole un abrazo fuerte y empujándolo hacia la puerta. Su cabello negro se le enrolló por el cuello y Josh se quedó inmóvil. ¿Qué se supone que haría?

-¿Qué...? ¿Qué haces aquí?

-¿No te agrada verme? Supuse que si no podías estar allá conmigo, tendría que venir contigo. Fui a Los Ángeles, pero tu agente me dijo que estabas aquí. Al principio me molestó que no me lo dijeras, pero supuse que no tenías tiempo.-le dijo, dedicándole una tierna mirada.

-Claudia... Sólo, mira, pensaba que nuestra relación había terminado.

-¿Terminado? ¿Porqué? Jamás terminamos, solo fue una pelea... Una de tantas. No es como si se fuera a acabar el mundo, yo te sigo queriendo y tú a mí. ¿O no?

-Bueno...

-¿No?-Claudia frunció el ceño. Se abrazó a sí misma pues la brisa estaba azotando los árboles con más fuerza, y ella solo llevaba un short de mezclilla y una camiseta blanca holgada.

-Me di cuenta de lo que sentía. Lo que sentía en verdad. Porque, te quiero, te quiero mucho, pero...

-¿Pero? Siempre hay un pero contigo, Josh. «Quiero visitarte, pero...» «Juro que casi llegaba, pero..» «Iba a pasar éste otoño contigo, pero...» «Tenía todo listo, pero...» Estoy harta, Josh. En una relación sana, no existen los peros. Es sí, o es no. Dilo. Haz que me arrepienta de haber venido hasta acá.

-No quiero que esto acabe así. Quiero de verdad que seamos amigos...

-¡Amigos!-escupió Claudia, notablemente enojada.-De acuerdo, amigo. Me acabas de romper el corazón, amigo, pero eso no importa. No me dolerá, amigo, no me acabas de herir, amigo. ¡Amigos!

-Claudia, es sólo que... Mira, conocí a...

-¿A otra persona? Claro, conociste a otra persona. O más bien, ¿conociste a Jennifer?

-No... Bueno, sí. Pero...

-Es todo lo que tenía que saber. Eres un imbécil.-De improvisto, Claudia le dio una bofetada, Josh no hizo nada; se lo merecía.-Lo peor que pudiste haberme hecho fue dejarme así, cortar la relación de una forma tan horrible, ¿pero sabes que es aún peor? Esto. Que tú y tu mejor amiga, que también llegué a hablarle e incluso me cayó bien, me hayan traicionado así. Simplemente, estoy harta de ti y de Jennifer ocultando sus sentimientos hacia todos, incluso hacia mí, yo... Yo sabía que sentías algo por ella, pero nunca te lo dije, pensaba que poco a poco te enamorarías de mi, pensé que lo había logrado, pero un día vengo a visitarte de sorpresa y tu estás aquí, diciéndome que conociste a otra persona... A la que ahora quieres, ¿eso es lo que querías decir no? Bien, ya te lo ahorré, ahora me largo... Y no me busques, basta con tener que compartir contigo un trabajo, no necesito verte jamás, estaré mucho mejor sin ti.

-¡Claudia! ¡Déjame explicarte!

Giró su cabeza y Josh divisó varias lágrimas en sus mejillas, pero el ocaso no lo dejaba verla completamente.

-No tiene porque ser así, quiero de verdad tener una buena relación...

-¿Quieres? A veces, querer no es suficiente. A veces, se tiene que desear Josh, no sólo querer. Si lo quieres, pero no lo deseas, no lo conseguirás nunca. Hasta...-suspiró-,hasta luego.

Josh apretó los ojos, ¿había arruinado no solo con Jen las cosas, sino también con Claudia?

•••

El celular de Jen sonó y se sobresaltó, ¿quién llamaría a las once de la noche? Era un mensaje de texto. De Claudia.

«Fui una idiota al no darme cuenta. No te odio, me odio a mí por ser tan tonta.»

A Jennifer se le hizo un nudo en el estómago. ¿Qué demonios?

We're meant to be. ~Joshifer~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora