Capítulo 14: Por su amor.

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El vestido estaba mojado por todas partes. El lodo cubría toda la parte de abajo y de ser de color blanco, toda pureza, se había tornado a beige, toda suciedad.

El peinado se le había destrozado a causa de la lluvia y su cabello rubio le caía por los hombros como una cortina mojada. Buscaba y miraba a su alrededor por algo, no sabía que, ¿a Josh? Su respiración estaba agitada. Sabía que no tardarían en notarla, los medios, su agente, Jason, sus familias. Todos.

Corrió sin rumbo por una calle adoquinada con tiendas iluminadas por simples luces amarillas. No había señales de que alguien estuviese ahí. Quería sentarse y descansar de los zapatos altos que llevaba. A cada paso escuchaba como repiqueteaban contra el suelo mojado. Como las gotas de lluvia se levantaban y provocaban que su vestido se ensuciara más de lo debido.

No conocía esa parte de Los Ángeles. Había corrido por al menos, una hora. Se había deshecho de los zapatos calles atrás y había continuado con su recorrido a la nada sin importar qué. Sólo quería huir. El problema era que no sabía a dónde. Siquiera sabía su ubicación actual. Sentía las gotas de agua en su rostro, arruinando el maquillaje de horas de trabajo. Su pulso era increíblemente rápido. Las piedrecitas de las calles se le clavaban en los pies descalzos, algunas solo rozándole, otras dándole cortes profundos.

Se dio cuenta. No eran gotas de agua, eran lágrimas. Se le resbalan por las mejillas, por las punzadas de agonía que sentía. Sin saber a dónde ir, sin saber dónde estaba. De pequeñas tiendas su alrededor se había transformado a un callejón con las paredes de ladrillos rojos y con botes inmensos de basura a los lados. La lluvia se había convertido en tormenta. Le azotaba el vestido y el viento la llevaba en contra de su camino. Se dio por vencida.

Se dejó caer en el suelo. Casi se desmayaba del cansancio. Su corazón palpitaba cada vez más fuerte, y cada vez más lento. ¿Se detendría? No lo sabía. Lo único que sabía, era que la lluvia estaba derritiendo todo a su alrededor y transformándolo a una oscuridad negra. Y ella, se derretía con la lluvia.

***

La lluvia no detenía a los paparazzis. La iglesia estaba abarrotada de cámaras. ¿Habría llegado demasiado tarde? Se abrió paso entre el gentío, con las prendas mojadas. Las cámaras se desviaron de Jason a Josh. Los flashes lo cegaron. Cerró los ojos y miró a su alrededor en busca de una cabeza rubia vestida de blanco. Necesitaba verla. Necesitaba abrazarla. Respirarla.

Una mujer con un vestido ajustado color rojo se dirigió a él. Su melena negra le caía por los hombros a causa de la lluvia y tenía una mirada que cortaba como dos cuchillos con filos.

-¿Qué haces aquí?-La reconoció. Era Claudia.

-¿Dónde esta Jennifer? ¿Ya... Ya se casaron?

Claudia suspiró y miró a su alrededor. Las cámaras también la captaban a ella.

-Jennifer no está en ninguna parte. No aparece, no la encuentran.

-¿Qué demonios? ¿Qué... Qué le sucedió? ¿Está con bien?

-¡No tenemos idea! Salió corriendo de la iglesia. Mandaron a dos hombres a perseguirla pero se les perdió de vista. Ahora tienen a medio Los Ángeles buscándola pero no aparece. ¿Tienes idea de donde pueda estar? Si lo sabes, dinos. Luego podrás huir con ella en tu corcel y lo que sea, pero necesitamos saber dónde está.

La mirada de Josh se movía de personas en personas. Aunque era difícil verlas a causa de la lluvia podía notar algo; todos estaban con dos expresiones diferentes en el rostro: Unos tenían un gesto de preocupación, pero la mayoría tenía el ceño fruncido, estaban enojados.

-¿No.. No se casaron?-La comisura de los labios del chico se elevó.

-No, pero de todas formas si no la encontramos no podrás casarte con ella, querido. Puede que esté...

-¡Cállate! La encontraré... O ella me encontrará. La tengo que ver, Claudia. La tengo que ver.

La lluvia lo hacía más pesado, y no fue tan fácil correr. Pero lo logró. Salió corriendo por las rejas de la iglesia. Unas cuantas cámaras lo seguían. Corrió lo más rápido que pudo. ¿Dónde podría estar? ¿Dónde estás, Jennifer? Corrió, sentía la esperanza brotar de su pecho como una flor, a cada paso que daba sentía que estaba un paso más cerca de verla. De abrazarla y poder decir la que la amaba sin importar qué o quién.

No miraba a su alrededor ni a quienes pasaban por su lado. Lo único que buscaba era una cabellera rubia. Era una chica con un vestido mojado, una chica con un rostro triste. Una chica que fuera Jennifer. Una chica que con solo verla supiera que era su alma gemela.

Corrió lo más rápido de lo que pudo. Sentía que estaba cerca de ella. Sentía que, por más remota que fuera la esperanza, se podía encontrar con ella. Lo sentía de verdad.

Pero no. Esto no era un cuento de hadas. Los pies le comenzaron a doler y la cabeza le daba punzadas de dolor. La lluvia no cesaba. Sus prendas le pesaban. Todo le pesaba. Sentía la necesidad de encontrar a Jen, pero sabía que no podría, sabía que era imposible. La esperanza se había derretido, todo se había derretido. Sabía que no la encontraría, Los Ángeles era muy grande. Podría estar en cualquier parte.

Se dio por vencido. Se dejó caer en el suelo. Las manos a los lados. La esperanza muerta. Los ojos cerrados. Decidió abrirlos. Sentía el agua en las pestañas. La lluvia no se acabaría. No al menos dentro de las próximas horas. Y entonces vio algo. Dos zapatos. Eran blancos y tenían un moño a los lados. Eran blancos, eran de boda. Se acercó a ellos. Los tomó entre sus brazos y se aferró a ellos. Fueran o no fueran de Jennifer, la hacía sentir más cerca de ella. Aunque no fuera así. La encontraría, tuviera que pasar lo que tuviera que pasar. Lo haría por ella. Lo haría por su amor.

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⏰ Última actualización: Aug 24, 2015 ⏰

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