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Estaba frente a Lola, quien me había citado en el centro comercial para hablar unas cosas, no sabía que tipo de cosas pero ya estaba aquí.
-.¿Y que era eso de lo que quieres hablar?-. Pregunté después de saludarla, sentándome.
-. Es sobre.. alguien en especifico.
La mire levemente confundida -.¿Es sobre mi hermano? Mira si te disgusto que te pidiera el número, yo...
-. No, no -. Negó soltando una risilla -. Tú hermano es un gran tipo. Es más sobre Belcast.
Mi ceño se frunció y ella me miró lastimeramente -.¿Belcast?-. Pregunté para afirmar y ella asintió.
-. Él... no es una buena persona o al menos con las chicas -. Suspiro -. Él comenzó igual conmigo.
-.¿Igual contigo?-. Pregunté dudosa.
-. Si, comenzó llamandome Señorita rubia se que nunca lo has mencionado pero estoy segura que te lo ha dicho.
Un recuerdo de hace demasiados días aquel día en el antro vino a mi.
-. Nos vemos pronto, señor músculos -. Le sonreí y este me miró sonriendo confundido.
-. Eso espero, señorita Rubia -. Hablo y su voz me hizo estremecer.
El recuerdo se esfumó y ella habló al ver que ninguna palabra salió de mi.
-. Por lo que veo te lo ha dicho-. Suspiro -. También tendía a darle malas miradas a quien me coqueteara... -. Ya no escuche lo demás por otro recuerdo claro en mis pensamientos.
Fue ese día, mi primer día en el gimnasio junto a Leonardo.
-.¿Eres soltera Bere?-. Preguntó el entrenador.
Mire como Belcast se fue con su amigo de ahí, pero no sin darle una mala mirada a Leonardo.
Lola tomo mi mano -. Lo único que quiero Bere, es que no juegue contigo. Es una mierda sentirse usada.
-. Lola, te agradezco esto pero.... no se que te hace pensar que será igual para mi -. Ella suspiro casi frustrada.
-. Es verdad, quizá contigo sea diferente pero ¿y si no?-. Preguntó -.¿Y si quiere jugar contigo?
Miles de pensamientos pasaban en mi mente, no sabía que seria lo mejor; es decir apenas lo conozco, no se que tan doloroso sea dejarle ir.
-. Esta bien, Lola -. Asentí -. Yo intentaré no involucrarme de esa manera con él.
Ella asintió y por fin comenzamos a comer, cada una relataba lo bien que nos había ido en la semana al ser miércoles.
Las risas habían llegado pero el tema de nuestra conversación de inicio me daba mala espina.
¿Belcast fingió?¿Que hubiera pasado si me acostaba con él, el sábado?¿me pondría términos como a Lola?
Por fin ambas nos despedimos con una sonrisa, comencé a caminar a la salida cuando recibí una llamada.
-. Hola, señorita Rubia -. Ese apodo me dio un mal sabor de boca.
-. Belcast -. Respondí sin más.
-. Pensé que no se, tal vez podríamos terminar lo que no pudimos esa madrugada -. Mi estómago se revolvió.
-. Lo siento, estoy en mis días -. Me negué.
-. Que lastima, ¿No quieres venir a ver una película?-. Preguntó -. Lo digo para que no estés sola.
-. Tengo mucho que hacer, lo siento -. Me negué por segunda vez.
Me subí al uber y cuando la puerta fue cerrada hablo.
-. ¿A dónde vas, mentirosa?-. Preguntó.
-. Iré a casa, es que vine al centro comercial con Lola -. Expliqué.
-. Como que te hiciste muy amiga de esa tal Lola.¿no?
Esa tal Lola. ¿ Así se expresaría de mi en un futuro ?
-. Si, es mi amiga -. Suspire -. Te dejo, ya estoy llegando a mi casa.
-. Pero acabas de subirt...-. Colgué.
Las dudas estaban en mi mente, de verdad esperaba que Belcast fuera ese chico que me esperara en el altar. Supongo que soñé mucho.
Llegue a casa y me tire sobre la cama, suspire recordando ese día que estuvo en casa.
¿Debería odiar a Belcast? Es decir, juega con una de mis amigas eso es motivo suficiente, ¿no?
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