Haber asistido a un concierto solo era un gran paso para Jo, más aún teniendo en cuenta que su personalidad introvertida le hacía sentirse incómodo si no tenía a alguien conocido al lado. Creía que sería juzgado de alguna manera.
Habían montones de personas ya dentro del estadio, veía a muchas haciendo el famoso intercambio de pulseras, viéndose realmente felices con ello. Jo había hecho también algunas, pero no estaba seguro de ir con alguien o no, ¿y si no les gustaban y terminaban por rechazarle? Además, Yuma solía ser el extrovertido de los dos, por ende cuando salía era su amigo quien hablaba por él hasta que se sentía más cómodo de poder hacerlo, era una lástima que le hubiera salido algo de urgencia y no haya podido asistir con él. Prefirió sentarse en su lugar y esperar, tal vez alguien se le acercaría.
— ¡Ve tú! —la repentina voz le hizo asustar, movió su cabeza hacia un lado, donde dos chicos estaban cuchicheando entre ellos mientras le miraban. El más alto entre los dos pareció percatarse de su mirada, porque se sonrojó y golpeó el brazo del otro, ambos haciendo de cuenta que no le miraban en absoluto.
Jo quiso reír por ello. Finalmente volvió su mirada hacia el escenario, aún faltaba para que comenzara el show.
Decidió fingir no oírles discutir por quién debía acercarse, bajando su mirada a las pulseras que llevaba en sus muñecas. ¿Y si...?
— ¡Hola! —Jo parpadeó un par de veces antes de mover su cabeza hacia la persona que le habló. Al final, era el más bajito quien estaba hablándole—. ¿Hacemos intercambio de pulseras?
— Hola —susurró, una sonrisa extendiéndose en sus labios. Pudo ver al otro chico acercándose de forma lenta, mientras movía una pulsera en su muñeca de forma que aparentaba ser nerviosa—. Claro, ¿quieres elegir?
Aquel chico asintió, sonriente comenzó a ver sus pulseras hasta elegir la que más le gustó. Cuando terminó y tras dejar que Jo eligiera una pulsera de las suyas, el chico se hizo a un costado, mirando al que venía con él.
Entonces el de cabello beige se adelantó, quitándose la pulsera con la cual había estado jugueteando segundos antes, él la estiró en su dirección y Jo la tomó, sin tener tiempo de tomar alguna suya para dársela de intercambio puesto que el chico tomó a su amigo y se marcharon casi trotando.
Jo pensó que era el chico más lindo que había visto en toda su vida.
La escena cambió de repente, haciéndole caer que era otro de sus sueños. Sin embargo, por alguna razón creyó que más que un sueño se trataba de un recuerdo, algo que vivió presentándose en su sueño. Pero Jo no recordaba en absoluto haber asistido al concierto de su cantante favorita.
— ¡Oye! ¡Hey!
La voz le resultó conocida, así que Jo se volteó, viendo entre todas las personas que salían del concierto, unos metros más allá pudo distinguir una cabellera beige que le miraba de vuelta, hasta desviar su mirada hacia el castaño que movía su brazo en búsqueda de llamar su atención.
— ¡Sí, tú, el gigante! ¡Esperanos!
¿El gigante? Jo quiso reír por su forma de llamarle.
En ese sueño, Jo parecía no poder controlar sus movimientos como le aseguró la psicóloga que podría hacerlo, por ello fue que su teoría de que estaba en una memoria -extraña, porque no la recordaba- fue aún más probable.
— Mi nombre es Harua —le dijo el castaño, una vez ambos llegaron a alcanzarle—. Y él es mi hermano Riki.
— Me llamo Jo —dijo, luciendo un tanto confundido con la situación. Sin embargo, se olvidó de lo extraño que era todo cuando se topó con la mirada del chico de cabellos claros, acordándose de que no le dió una pulsera.
Luego de que los dos chicos se fueran, muchas personas se acercaron a él para hacer su intercambio de pulseras, fue bastante agradable. Pero de todas formas Jo guardó una en particular para el chico que le había entregado la pulsera que tenía las letras formando la palabra "gorgeous", aquella canción de Taylor Swift.
— Ten, no pude dártela antes.
Riki lució un tanto fuera de lugar en principio, mirándole a los ojos, hasta haber entendido la situación y mirar la pulsera que estaba dándole. La tomó tan pronto como cayó en cuenta de que estaba regalandosela y sonrió en su dirección tras ponerla en su muñeca.
— Está muy linda, gracias, Jo.
¿Cómo es que alguien podía tener una sonrisa tan preciosa y radiante?
⏳
Tener a sus padres en casa no era algo muy recurrente, Jo se había acostumbrado ya a estar solo en la enorme casa donde vivían. Sin embargo, habían días donde ellos tenían libres del hospital.
Aquel día estaba su madre, ella no solía cocinar, más bien era de pedir delivery. Y es que cuando llegaba del trabajo no tenía muchas energías para ponerse en la cocina, así que la comida preparada era la mejor opción. A excepción de los días donde Jo decidía cocinar. Sin embargo, estaba metida en la cocina preparando algo de comer.
— Despertaste —le dijo al verlo ingresar a la cocina—. ¿Sigues comiendo mucho arroz? Prepararé mucho si es así.
Jo la vió moviéndose en la cocina, tomando un tupper con arroz para meterlo en la máquina para cocinarlo.
— Madre —llamó, logrando que ella le mirara—. ¿Fuí al concierto de Taylor Swift?
Ella se rió, poniéndose a cortar verduras.
— Creo que fue la única vez en que te ví siendo un rebelde —dijo, todavía sonriente—. ¿Te dije que tu padre se volvió loco cuando se enteró?
— ¿Entonces sí fuí?
La sonrisa en el rostro de su madre se borró, sus cejas frunciendose en automático.
— ¿Por qué preguntas eso?
— Es que yo... yo no lo recuerdo.
Su madre mantuvo su mirada sería por unos largos segundos que le hicieron sentir sumamente nervioso, hasta que ella sonrió y dijo "tal vez es cierto eso de que cuando vas al concierto de esa mujer te olvidas luego lo que viste".
Jo estaba seguro que no olvidaría jamás haber asistido al concierto de Taylor Swift.