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Marlet entra a mi habitación con la respiración agitada y una fina capa de sudor sobre su frente. Intenta hablar, pero solo logra balbucear palabras que juraría no son de nuestro idioma. Eris asiente eufórica cuando la rubia pasa su vista del rostro emocionado de Eris a mi expresión de que estoy a punto de asesinar a alguien.

—No lo creo —dice la rubia y cierra la puerta detrás de ella.

—Créelo —asiente Eris orgullosa—. Geneva invitó a Yoongi a follar en la habitación el sábado por la tarde.

Ruedo los ojos porque claramente esas no fueron las palabras que salieron de mi boca, pero si las que aparentemente llegaron a los oídos de mi compañera de habitación.

—¿Es cierto? —me pregunta a mí y se tira sobre mi cama.

Dejo el móvil sobre el escritorio y subo lar rodillas hasta mi pecho, acomodándome en la silla para dar mi versión de lo que sucedió.

—Por supuesto que no —me apresuro a decir—. Yoongi es bueno dibujando y tengo que entregar un trabajo la semana que entra para artes. Le pedí tutoría y le ofrecí venir a esta habitación para tener más privacidad.

—Es lo mismo que dije yo —se defiende Eris.

—No lo es —decimos al unísono Marlet y yo.

—No puedes exagerar en todo, Eris —la regaña la rubia—. ¿Sabes lo que corrí hasta aquí para saber si era cierto porque no puedo confiar en tu palabra? Incluso compré esto.

Marlet saca de su bolsillo delantero una tira de al menos cinco preservativos y los tira sobre mi mesa de luz.

La miro horrorizada por alguna razón y luego estallo en risas junto con Eris. No puedo creer que en algún punto de su cabeza creyera que yo haría esa clase de invitación. Incluso en mi momento más extrovertido, no podría hacerlo.

—Bueno, ya tienes protección por si tu «tutoría» se sale un poquito de descontrol —me guiña un ojo Eris.

—No va a pasar nada, Eris —sentencio—. Si llegase a pasar algo, no sería este sábado. Créeme.

Eris se encoge de hombros y vuelve a teclear en su móvil. No debe decirme que se trata de Jace para que lo sepa, no ha dejado de fruncir el ceño cada vez que lo agarra, pero se las arregla para mantener la atención en mí y mi invitado inesperado.

—¿En serio no se te ocurrió otro lugar?

—No —niego con toda la sinceridad que poseo—. Si me sale mal o me frustro, es el único lugar donde podría tener una crisis existencial.

—Pero así lo vas a espantar —Eris me regaña.

—Que se vaya luego de ayudarme a pasar artes —contraataco.

—¿Qué pasa con Kier? —pregunta Marlet.

—¿A qué te refieres? —miro a Eris que se encuentra igual de confundida que yo.

—No sé cómo lo hace, pero Liv parece llevar un registro de quienes entran y salen de cada habitación de este lado de la residencia —menciona la rubia—. Si Yoongi entra, Kier lo sabrá tarde o temprano y no importa y pasó o no algo, cada uno le dará la interpretación que quiera. ¿Eso no te preocupa?

Easy © » ᴹⁱⁿ ʸᵒᵒⁿᵍⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora