¿Que pasaría si Elena, una joven de 20 años, decide dejar su carrera e irse con su hermano y sus amigos a dar la vuelta al mundo en 80 días? Solo lo sabrás si lees esta historia :)
Al día siguiente me desperté temprano por culpa de las diez alarmas del móvil de Plex. Di un par de vueltas enrollada entre las sábanas antes de correr al baño. Para mí suerte estaba vacío así que le dediqué el tiempo necesario a hacer todas mis necesidades básicas.
Se oyó un fuerte golpe en la puerta, mientras terminaba de hacerme la trenza que era lo único que me quedaba para estar lista.
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(con una sudadera para el frió)
— ¡Elena! ¿Cuánto te falta? Que me estoy meando. — exclamó mi hermano desde fuera.
— ¡Ya voy! — grité.
Mentira. Tardé unos minutos más ya que decidí maquillarme un poquito. Me ricé las pestañas, me eché un poco de colorete y el cacao de labios con un poco de color. Después me eché un par de fotos en el espejo para subirlas y entonces ya salí del baño.
— Media hora dentro — negó con la cabeza Jopa.
— ¡Que exagerao'! — le puse una mueca de asco.
Me metí en mi habitación para guardar el neceser y también mis otras cosas que andaban por ahí desperdigadas, debido a que teníamos que coger otro vuelo dentro de nada prácticamente.
Una vez todos listos, nos recogió una furgoneta para llevarnos al aeropuerto. Allí, pasamos los controles sin ningún problema (raro me parece). Compramos souvenirs en los Duty Free y proseguimos hasta llegar a la puerta de embarque correspondiente.
Llegábamos un poco tarde como siempre y tuvimos que pasar rápido hasta entrar dentro del avión. Dani iba grabando con la cámara todo el proceso, bueno más bien mi hermano le grababa y el narraba el proceso.
Estábamos metiendo las maletas de mano en los compartimentos para poder sentarnos por fin. Yo iba primera y sin ningún indicio, me senté al lado de la ventana. En cambio, Dani tenía problemas con su maleta ya que era demasiado grande y no entraba dentro de los compartimentos.
— ¡Mierda! Me la van a quitar, me la van a mandar para abajo, como he llegado tarde ya no va a entrar en la cabina... En fin, tendré que ir con los mismos calzoncillos el resto de los 73 días.
— ¡Que no, hombre! Si no está ni lleno el avión, vacía la maleta y así le quitas bulto y la puedes meter. — le propuso Borja.
Dani asintió.— Que listo.
Consiguió meter la maleta siguiendo la indicación del rubio y se sentó en los asientos delante de mí. Cómo el avión iba bastante vacío, cada uno de nosotros íbamos con asientos libres a nuestro lado.
— ¿Cuánto dura esto? — le pregunté a Dani.
— Seis horas, creó.
— ¡Ostia, pues siestecita del tirón! — me acomodé en mi asiento preparada para dormir.
