10. Me interesa si te interesa a ti

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Pedri salió del baño de Gavi y se encontró con la ropa que el menor le había dejado toda doblada. Se vistió y sonrió débilmente al ver de cerca aquella curiosa bandera de siete franjas de diferentes tonos de azul estirando a verde y con una franja blanca. Suspiró y negó con la cabeza; luego le preguntaría a Pablo qué significaba. Doblando su uniforme, lo dejó en el borde del escritorio del sevillano y observó algunas fotos que el menor tenía con su familia. Después de inspeccionar un poco, decidió salir de la habitación con el cabello mojado mientras Gavi estaba sentado escribiendo en su libreta.

—¿En qué estabas pensando, chico rinoplastia? Parecías muy concentrado —dijo Pedri, con una sonrisa curiosa.

Gavi, con las mejillas coloradas por haber sido descubierto en su ensimismamiento, cerró rápidamente su libreta y trató de disimular su sonrojo.

—Oh, solo estaba escribiendo un par de cosas —respondió Gavi, intentando sonar casual.

Pedri se acercó y le lanzó una mirada traviesa.

—¿Escribiendo sobre lo guapo que soy, eh? No hace falta que lo escribas, ya lo sé —bromeó Pedri.

Gavi, tratando de mantener la compostura, le lanzó un cojín a Pedri, quien lo esquivó con facilidad y se echó a reír.

—¡Hey, tranquilo! Era solo una broma —dijo Pedri, entre risas, mientras se disculpaba por su ocurrencia.

Pedri bromeó diciendo que sabía que era guapo y que no hacía falta que escribiera sobre eso. Gavi, tratando de disimular su sonrojo, le lanzó un cojín a Pedri, quien lo esquivó y se disculpó por la broma.

—Bueno, ya es tarde. Deberíamos cenar antes de que se enfríe la comida —sugirió Pedri, cambiando de tema.

—Sí, tienes razón. Vamos a la cocina —respondió Gavi, levantándose del sofá y siguiendo a Pedri.

Entonces, se sentaron juntos en la cocina a cenar entre risas, mientras Pedri contaba cómo una paciente con morfina se había querido casar con Ferran durante su turno en el hospital. Gavi no pudo evitar reírse ante las divertidas anécdotas de Pedri, y pronto ambos estaban inmersos en una animada conversación. La cena transcurrió entre anécdotas, risas y confidencias, y Gavi se sentía feliz de poder compartir esos momentos con Pedri. Aunque su corazón latía con fuerza cada vez que lo miraba, trató de disfrutar del momento y no pensar en lo que podría suceder después. Finalmente, luego de cenar fueron a sentarse en el sofá del salón entre risas y contándose sus días. Pedri notó que habían hablado mucho de él y le preguntó a Pablo qué libro estaba leyendo.

—¿Qué libro estás ahora leyendo? —preguntó Pedri con interés.

El menor se sorprendió y murmuró que no hacía falta que preguntara, ya que sabía muy bien que a Pedri no le interesaba para nada la literatura. El canario le sonrió e inconscientemente estiró una mano para acariciar el dorso de la mano del menor, quien sintió que le iba a dar un infarto por dicha acción.

—Me interesa si a ti te interesa —dijo Pedri, con una sonrisa suave.

Pablo, sonrojado, murmuró que no importaba.

—Pablo Paéz Gavira, claro que es importante si lo es para ti —insistió Pedri, con ternura en su voz.

Pablo no mentía si decía que sentía que iba a morir ya por lo dulce que Pedri estaba siendo. Con una sonrisa cálida, le confesó que estaba leyendo "Todo lo que nunca fuimos" de Alice Kellen. Pedri, intrigado, le pidió que le contara más sobre el libro.

—Es una historia preciosa sobre segundas oportunidades, sobre cómo el amor puede ser la fuerza que nos ayude a superar nuestros miedos y a sanar heridas del pasado. Me encanta cómo la autora crea personajes tan reales y profundos, con los que puedes identificarte fácilmente —explicaba Pablo, con entusiasmo.

Poesía eres tú... [Gadri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora