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No hubo la oportunidad de arreglar las cosas.

De las reacciones tímidas y el ser evadido de vez en cuando pasó a ser ignorado totalmente por su novio. Pero no era la clásica situación en la que una pareja se pelea y uno sufre la conocidísima ley del hielo, no. Este comportamiento se daba de una forma muy curiosa, porque Jay no fingía que Jongwoo no existía o actuaba frío con él. Todo lo contrario, y era por eso mismo que Jongwoo estaba tan desesperado por entender a su novio.

Vamos a explicarlo con un ejemplo que estaba siendo algo común últimamente.

Era día de práctica, así que los miembros ONE PACT se encontraban en la sala de baile repasando sus coreografías. Yedam y Seongmin estaban dando vueltas en el piso, Tag persiguiéndolos mientras reía. Jongwoo sostenía su botella de agua, dando pequeños sorbos mientras los veía, sonriendo frente a la tierna escena. Tendría que sentirse tranquilo, estaba siendo un buen día hasta el momento.

Pero le era imposible ignorar la mirada que sentía clavada en su nuca, lo que le quitaba cualquier tranquilidad que pudiese sentir.

Miró a Jay a través del espejo, sonriendo algo incómodo al ver al chico mirarlo fijamente. El idol, apenas se dio cuenta de que el chico lo estaba viendo, desvió la mirada y rodó los ojos con aparente fastidio, pero Jongwoo conocía a Jay bastante bien. No pasó desapercibido el cómo sus ojos se abrieron algo más, y el cómo su respiración pareció detenerse por unos segundos. Jongwoo volvió a observar a sus compañeros, pero atrás había quedado la ligera sensación de paz que empezaba a sentir.

Jay había comenzado a comportarse como todo un tsundere, y aunque al comienzo le pareció un comportamiento lindo, había llegado el punto en que se estaba volviendo algo agotador el no poder disfrutar de la compañía de su pareja. Él quería arreglar las cosas, en serio quería, ¿pero cómo podría hacerlo si Jay no intentaba hablarle de forma normal? Jongwoo había intentado de todo para conseguir siquiera una interacción normal con su novio. Le había comprado su pollo frito favorito, había escuchado álbumes enteros de sus artistas más escuchados, había intentado mainear a su campeón favorito en el LOL... Inclusive había comprado aquellas galletas que le había visto comer tanto durante el programa de supervivencia y que a él no le gustaban, pero nada funcionaba.

La situación era siempre la misma: Jongwoo se le acercaba al chico con la intención de hablar, Jay lo miraba con nervios y se alejaba, o lo miraba de tal forma que era el coreano quien tenía que alejarse, derrotado. No entendía qué había hecho tan mal, ¿sería acaso el tema del kabe-don? Pero no podía ser solo eso, había ocasiones en donde había sido más... coqueto con Jay, y el estadounidense no se había comportado nunca de esa forma. Jongwoo apretó los labios y se pasó la mano por el cabello con desespero. Fuese lo que fuese, ya estaba empezando a molestarlo.

—¡Ok, chicos, volvamos a practicar! —Jongwoo volvió a la realidad gracias a la voz de Yedam, quien se encontraba en medio de la habitación con una sonrisa en sus labios. —Una vez más y volvemos a casa, ¿qué les parece?

—Así se habla, baby boss. —dijo Tag al tiempo que le desordenaba el cabello al chico, riendo cuando Yedam comenzó a quejarse. Jongwoo rodó los ojos y fue con ellos, sonriendo e intentando ignorar el cómo Jay interactuaba con Seongmin. Tuvo que evitar que se notase su indignación al ver a su novio abrazar al chico con una sonrisa en su rostro, y sintió su mandíbula tensarse al verlos demasiado cerca para su gusto, pero sabía que era mejor no hacer nada. Solo rodó los ojos y se puso en posición, sintiendo en su pecho la presión del enojo.

El coreano usualmente usaba tres cuartos de su energía a la hora de practicar, pero lo dio todo en esa pasada de "Hot Stuff", sintiendo cada célula de su cuerpo arder por el esfuerzo. Sintió cierta satisfacción al ver como sus movimientos se veían más exactos, como sus expresiones eran más sexys y como se le podía ver más confiado y fuerte. "Vaya, ¡el enojo puede ser usado de buenas maneras! Quien lo diría", pensó mientras bailaba, sonriendo al darse cuenta de que la canción ya estaba terminando. Vio por el rabillo del ojo a Seongmin practicar también sus gestos faciales, guiñándole el ojo al espejo con una sonrisa pícara. Se miró el mismo al espejo y, después de dudarlo un segundo, rodó los ojos, divertido, y sacó la lengua como a veces hacía en el escenario, gesto que sabía que hacía a las fans gritar. Lo que no se esperaba era que pocos segundos después Jay estuviese tirado en el piso agarrándose el tobillo, una expresión de dolor en su rostro. Los chicos se pararon en shock y fueron a ayudar, pero Jongwoo ya estaba en el piso, al lado de Jay, mirándolo con preocupación extrema cuando su novio gimoteó de dolor, negando con la cabeza.

—¿Jeyi? ¿Qué paso, amor? ¿Duele, dónde? —preguntó con prisa al tiempo que sostenía el tobillo del chico, pánico llenando sus venas al ver el dolor reflejado en los ojos del estadounidense. Tal vez solo había pisado mal, o tal vez era algo peor, ¿a quién podrían llamar que fuese a llegar rápido? Necesitaban llevar a Jay al...

Su miedo se detuvo en seco, y el torbellino de pensamientos que nació en su cabeza se esfumó con rapidez cuando Jay intentó alejar su pie de él, mirando hacia otro lado con una expresión en su rostro tal que Jongwoo sintió que le faltaba el aire. No era una expresión de confianza, de seguridad o de afecto. Todo lo contrario.

Era una expresión de aversión.

Jongwoo soltó el pie del idol y se quedó congelado en su sitio, y fue como si los demás miembros también se hubiesen congelado, los tres chicos mirando a la pareja con ojos amplios como platos. De un segundo a otro, el pánico en la habitación había sido reemplazado por un horror y pena inmensos que estaban ahogando al líder. Jay abrió la boca con pánico, repentinamente consciente de lo que había hecho, pero ya era demasiado tarde.

—No, hyung, espera...

—Entiendo. —interrumpió al estadounidense con frialdad, sin inmutarse cuando el chico lo miró con ojos suplicantes y una expresión miserable. —Chicos, lleven a Jay a ver al doctor, por favor.

Jongwoo se levantó con rapidez del piso y, para sorpresa de todos, fue a recoger sus cosas, sintiendo sus ojos arder. Entendía, en serio que entendía, ni siquiera herido su novio soportaba su presencia. Correcto, no había problema, algo había arruinado el coreano como para que Jay lo detestase tanto. Pero tenía que irse en ese mismo instante si no quería romperse en pedazos en mitad de la sala de práctica. No podía pasar un segundo más junto a él, su corazón no lo soportaría. Sin mirar a los demás, caminó con prisa hacia la puerta, tratando de respirar profundo.

—¡Jongwoo hyung! —el coreano se detuvo en seco y volteó con brusquedad, sintiendo su corazón romperse más al ver a Jay rodeado de los chicos e intentando alcanzarlo desde el suelo, sus ojos brillosos con lágrimas aún no derramadas y su boca torcida en una mueca de dolor. —Por favor... no te vayas...

En otras circunstancias, Jongwoo hubiese vuelto corriendo al lado de su novio. Hubiese perdonado toda la soledad que había sentido esas últimas semanas, las señales mixtas, y hubiese pedido una explicación después de haberse asegurado que Jay estaba bien. Lo hubiese abrazado y le hubiese dicho palabras bonitas mientras descansaban de vuelta en el dormitorio.

Pero no podía olvidar la expresión con la que lo había mirado, y eso lo cambiaba todo.

Se tragó el sollozo que amenazaba con salir, aunque no pudo evitar que una lágrima traicionera se derramase por su mejilla, y negó con la cabeza, sintiendo su respiración entrecortarse al ver a Jay llorar abiertamente frente a su gesto.

—No puedo Jay, no así.

Y salió de la sala, cerrando la puerta tras de sí, con el corazón hecho pedazos.

algo está mal con jay ☆ jaywooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora