|| Trois.

1K 92 3
                                    

- Es usted muy descuidado, quizás demasiado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- Es usted muy descuidado, quizás demasiado.

Regañó el Juez, y el azabache asintió levemente, aguantándose la risa.

- Tan sólo imagine la posibilidad de ser fotografiado así, completamente expuesto. ¿No le da vergüenza?

- No es tan malo. - Reclamó en voz baja.

Neuvillette reaccionó de una forma que el Duque no pudo entender. ¿Se ofendió? Lucía sorprendido por su respuesta y podía jurar que quizás eso era lo que le había molestado.

- ¿No es tan malo, dices? Tu negligencia me ha perjudicado estas semanas y con toda la pena del mundo me veo en la obligación de hacer algo en vista de que probablemente tú no hagas nada.

Wriothesley no solía asistir a los juicios que se llevaban a cabo en la Ópera Epíclesis, pero esta vez se vió la necesidad de hacer acto de presencia al verse relacionado con el caso. Y como había estado pasando las últimas semanas, había llegado con el pecho descubierto, otra vez.

Solo que ahora, Neuvillette no parecía muy contento con la idea de admirar el pecho del Duque y no precisamente por no querer distraerse en medio del Juicio.
Debido a eso se encontraba regañando al despreocupado Alcalde.

- ¿Cómo puede mi uniforme causarle problemas, Monsieur?

Neuvillette terminó de cerrar la camiseta de su compañero y con el ceño fruncido le dedicó una mirada filosa, y mortal. Como si quisiera matarlo ahí mismo.

- No quiero que nadie además de mí vea tu piel, Wriothesley.

Volvió a su postura recta y perfecta una vez terminó de fulminar al azabache con la mirada. Se peinó los cabellos rebeldes hacia atrás y posterior a eso invocó su bastón y se dirigió con paso firme hacia el gran trono en medio de la ópera para dar comienzo al juzgado.

Wriothesley quedó lo que le sigue de perplejo.

Su cuerpo se quedó congelado en medio de la sala detrás del escenario principal y se rehusaba a acatar las órdenes del azabache de moverse. ¿Había escuchado bien? La sangre subió hasta su cara y sus mejillas se pintaron entonces de un cálido rojo, mientras su mirada vacilante parecía estar perdida en la misma dirección que tomó el Juez.

¿Qué había sido eso? Una de sus manos viajó hasta su pecho que ahora estaba escondido gracias al albino, y aún bajo la tela podía sentir su corazón palpitando más rápido de lo usual. Tragó en seco y negó con la cabeza.

Decidió que lo había malinterpretado y que no tenía importancia. Se dirigió a su respectivo lugar en el escenario y trató de no pensar en eso. Claro, no podía no pensar en eso. Neuvillette había sido bastante directo, pero era bien conocida su poca habilidad social fuera del trabajo y por ende Wriothesley quería creer que simplemente estaba equivocado.

El juzgado transcurrió sin tapujos ni rodeos, sin contar los momentos de silencio cuando al despistado Duque le tocaba testificar. Cuando todo terminó, Neuvillette no se molestó en buscar al azabache y es que se había dado cuenta demasiado tarde de lo que había dicho, se encontraba totalmente avergonzado.

 Cuando todo terminó, Neuvillette no se molestó en buscar al azabache y es que se había dado cuenta demasiado tarde de lo que había dicho, se encontraba totalmente avergonzado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


hola feliz jueves

| 𝘓𝘪𝘦𝘯, 𝘴𝘦𝘹𝘦 𝘦𝘵 𝘴𝘶𝘦𝘶𝘳 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora