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¿Vas a estar bien?


—Supongo, no creo que nada malo pase realmente –murmura cruzando la calle–. Es una exposición de arte después de todo.


Esto es una mala idea.


— ¿Ahora por qué? –pregunta.


Ellos saben todo lo que te gusta hacer, Gemma. Sabrán en dónde buscarte.


—Lo se, pero no creo que esta sea la única exposición de arte que estén dando en  en todo el mundo, Camille –hace una mueca, esquivando a las personas–. Aparte, ¿cuantas veces he salido a alguna fiesta de gran clase social o a algo como esto?


Muchas, pero-


— ¿Y cuantas veces me han encontrado?


Ninguna –la escucha soltar un suspiro–. No me fío, tu lo sabes.


Rueda los ojos deteniéndose en el inicio de las escaleras que hay frente al edificio —De que no te fias tú –le dice–. Yo debería de estar más preocupada.


Ambas sabemos que a ti te vale un huevo que te atrapen o no –gruñe.


— ¡Eh! Claro que no –frunce el ceño, cambiando el aparato de oreja–. No compares esto con lo que le hacía a Kieran, Camille.


Oh si, esos momentos eran los que más le gustaba sacar de quicio al hombre. Y es que ella lo odiaba un poquito, podría llevar conociéndolo de muchos años y que prácticamente el la allá criado junto a Camille y a su gemelo, pero Kieran era alguien débito a Dios a fin de cuentas. Y ella aborrecía todo lo que estuviera relacionado por el barbón de arriba.


Tienes razón, esto no implica que tu tío adoptivo te haya encontrado teniendo relaciones en el fetro de la iglesia –no hace falta estar a lado de la rubia para saber qué está con una ceja alzada.


—Los lugares celestiales me acojonan y me dan ganas de corromperlos, que puedo decirte, querida –suelta sonriendo de lado.


Nos hemos desviado de la conversación –reclama la rubia por telefono–. Debí de haberte acompañado.


Chasquea la lengua —Ya, dejame. Voy a estar bien, no tienes que venir a verme, el amigo esta bien conmigo no había necesidad de dejartelo, te llamo por si pasa algo, y si, posiblemente me lié con un mesero –habla como si le hubiera leído el pensamiento.


Bien, no llegues tarde a casa –murmura derrotada. Llevaba años viviendo con ella que ya ni se molestaba en reclamarle algo–. Cuidate.


—Aja.


Te quiero –se aparta el teléfono un momento de la oreja.

Gemma ➳The Originals.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora