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— ¡¿En qué demonios estabas pensando?!


Los ojos de Gemma chispean de furia nada más azota la puerta de su casa, caminando directamente a la sala de estar donde Camille y Klaus estaban.


—Gemma, detente –Camille se interpone en si camino de manera rápida.


—Quítate –demanda–. Y déjame matar a ese idiota.


—Gemma, por favor.


— ¡Que te quites!


En un parpadeo el cuerpo de Camille es impulsado hacia uno de los sofás y Gemma aprovecha ese tiempo para caminar desidiosa hacia Klaus. Quien simplemente está cruzado de brazos, parado al inicio de las pequeñas escaleras que llevan al libreto.


— ¿En qué demonios estabas pensando? –repite una vez frente al hombre.


—No sé de qué hablas.


— ¡No te hagas el idiota! –gruñe–. ¿Sabes en que te metiste? ¡¿Lo sabes?!


Klaus frunce el ceño. —No sé de qué hablas.


— ¡Si lo sabes! –lo empuja del pecho.


Klaus sigue sin inmutarse, sin embargo, su ceño fruncido se asentía más. — ¿Crees que iba a dejarte ahí sola, en el lugar donde vive mi familia, mi casa y sobre todo, donde estaba mi hija?


—Te di una orden y tu debiste de cumplirla –demanda bajando la voz–. Después del trato que tenemos, ¿me crees capaz de dejar que dañen a tu familia?


La pregunta toma por sorpresa a Klaus y a Camille, él primero se queda sin palabras para contestarle y la morada que tiene la castaña sobre su persona está empezando a incomodarle.


¿Por qué repentinamente sólo puede pensar en la culpa?


El solo había actuado conforme a las circunstancias que le parecían favorables a él, aunque no lo haya logrado al dejarse notar por Gemma. Tenía un plan listo que maquino en minutos; ir a su casa, pelear si era necesario y ver que su hija estuviera bien. No le importó en lo más mínimo el oso y no se puso a pensar que cosas le hubieran pasado a Camille si más de las personas que seguían a Gemma estuvieran cerca.


Gemma le mira atenta, analizando cada una de las facciones del rubio frente a ella.


— ¿Vas a quedarte callado? –le dice dando un paso hacia atrás, cruzándose de brazos.


—No te conozco con profundidad –habla por fin–. No puedo confiar en ti tan fácilmente.


—Soy prima de Camille.


Niega con la cabeza. —Eso no asegura nada, amor. Puede que me agrades y que tengamos un trato, pero siempre va estar la brecha oscura que ambos poseemos.

Gemma ➳The Originals.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora