𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑰

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Katsuki no habia vuelto a casa durante los ultimos dos años de su vida.

Ahora, mientras caminaba por la alfombra marrón oscuro de la mansión, no podia oir ningun ruido. Sin embargo, el olor a leche estaba por toda la casa.

Si, el olor a leche.

Katsuki lo olio tan pronto como entro en el viejo edificio de aspecto similar a un castillo. A diferencia del olor de la casa en el pasado, ahora que su padre habia tornado un nuevo esposo y comenzado una nueva vida, todo olia diferente.

Habia escuchado que la pequena esposa de su padre acababa de dar a luz a dos pequenos cachorros y estaba en plena lactancia.

Probablemente estaba ocupada exponiendo el pecho, dirigiendo los pezones a la boca del cachorro para alimentarlo, por lo que la casa esta llena de este olor asfixiante a leche en todas partes. Katsuki no fue condescendiente con el olor y tras captarlo, se dirigio directamente a la habitacion donde era mas fuerte; sus excelentes genes de Alfa le daban un sentido del olfato extremadamente desarrollado.

Con una precision infalible, abrio la puerta de esa habitacion inmediatamente, solo para ver a un joven de cabello alborotado, aparentemente asustado por el sonido de la puerta al abrirse, dandose la vuelta en su camison blanco como la nieve, con un bebe en brazos. Su rostro era magnifico, con un aire digno y puro, sin ninguna apariencia de pretension. No vestia nada bajo el camison, incluso las puntas de sus abultados pezones eran claramente visibles bajo la prenda de seda blanca como la nieve, luciendo un poco rosadas y eroticas; en ese momento de lactancia, los dos pequenos bollos puntiagudos manchaban la prenda con un halo humedo en la parte superior.

Evidentemente, tampoco habia esperado que su miserable aspecto fuera visto por un intruso cualquiera en ese momento, y habia un ligero recelo en sus ojos.

De pie, con el bebe en brazos, trato en silencio y en vano de utilizarlo para ocultar el bulto de su pecho.

—¿Estás de vuelta? —Izuku ajustó su expresión y desplegó una suave sonrisa hacia el joven.

Katsuki, disgustado por la buena voluntad mostrada, lo ignoró deliberadamente mientras se acercaba para observar al rechoncho bebé en los brazos de esa belleza, quien debía ser su hermano menor nominal y físicamente.

Entonces, no pudo evitar mirar la suave carne de los pechos de la belleza que apestaban a leche.

Con una sonrisa de desagrado, dijo:  —Madre, he olido la leche nada más al entrar por la puerta, ¿Me detendrás o... la compartirás conmigo?

—...¿Qué has dicho? —Izuku se sonrojó casi al instante, bajando tímidamente la cabeza para mirar al bebé, evitando el contacto visual con el otro hombre—. Katsuki, soy el esposo de tu padre, no deberías hablarme de ese modo.

—¿Hm? No voy a hacer lo que quieras. No soy como el bebé en tus brazos que solo sabe cómo amamantar —el joven sonrió—. Ya que estás casado con mi padre, también deberías estar dispuesto a aceptar a su hijo, ¿No?

—Tú...

—Si el olor a leche vuelve a llegar a mí, no me culpes por querer una parte —el joven Alfa habló con mucha audacia, sus palabras estaban llenas de amenaza.

Y viendo que había logrado avergonzar a esta belleza, Katsuki se marchó alegremente de la habitación del bebé hacia el final del pasillo.


•    •    ◆    •    •


Sin embargo, la casa seguía oliendo a leche con el pasar de los días. Era cómo que si mil plumas suaves estuvieran tirando suavemente de los nervios de Katsuki con el toque más delicado.

Ya fuera en el pasillo, el estudio o la pequeña sala de estar, incluso el balcón, el olor a leche siempre estaba ahí. De hecho, no se trataba tanto de un olor a leche común, debido a que en la actualidad era posible mejorar el sabor de la leche humana con los avances de la medicina. El "agente de lactancia", que podía inyectarse antes de la concepción, contenía una serie de características inductoras del sabor que evolucionaron para dar a cada persona un sabor de leche ligeramente diferente, en función de sus cualidades físicas.

La leche del nuevo esposo de su padre olía ligeramente a helado de vainilla: dulce, suave y empalagoso, tan apetecible que casi entró en pánico. Como el joven Alfa que era, no podía evitar pensar mal sobre Izuku, pues se veía muy coqueto, pero en realidad el Omega era digno y elegante; se inclinaba por un aspecto limpio y cálido que resultaba acogedor.

Debido a un desacuerdo con su padre, Katsuki había vivido en la academia militar durante dos años y no había regresado a casa. Si no hubiera sido por el accidente en una misión conjunta del ejército, no habría tenido que volver a casa para recuperarse.

Los médicos dijeron que la radiación absorbida en su cuerpo era extremadamente susceptible a las lesiones que podían ser inducidas por todas las incontrolables ondas electromagnéticas de alta tecnología, por lo que debía permanecer en un entorno prístino, aislado de toda presencia y uso de tecnología mientras se disipaba la radiación.

Su padre, que era militar, no se presentó, pero conocía el estado de su hijo y lo hizo volver a casa, al planeta A2. Era una fortaleza antigua, con poca tecnología, y la familia había blindado todos los campos magnéticos y evacuado los equipos de alta tecnología para darle descanso, dejando sólo una docena de sirvientes.
Y el esposo de su padre, que no hacía mucho que había dado a luz.

Era de suponer que se trataba originalmente de un lugar para que se recuperara después del parto y ahora también, se había convertido en... ¿Una manera de que el hijo se relacionara con su madrastra? Katsuki no tenía ni idea de lo que su padre tenía en mente.

Molesto, se incorporó de la cama grande, sintiendo de nuevo el olor de la leche del Omega. Estaba en la edad en la que necesitaba demostrar que era mayor entrando en celo, sus niveles de feromonas eran extremadamente inestables: se alteraba fácilmente y también era propenso a la excitación emocional.

Incluso tenía muchos pensamientos desagradables en su cabeza, usando las ideas más sucias para describir e imaginar, dando rienda suelta a la energía exuberante de su mente. Era el hijo mayor de un oficial militar de alto rango y había nacido en una familia noble, pero sus pensamientos estaban incontrolablemente cerca de ser comparados con los de la más baja calaña de los estratos inferiores de la sociedad.

—Esa zorra..

Katsuki se levantó de la cama. Vivía en el dormitorio principal del tercer piso, y justo abajo estaba, naturalmente, el dormitorio principal del segundo piso. El de su padre, y el de Izuku. En ese momento, detrás de la cortina blanca que daba hacia el balcón, se percibía un fuerte olor a leche que venía directamente desde el segundo piso.

El joven Alfa salió al balcón descalzo y, apoyando las manos sobre el borde saliente, hizo un salto suave. Su ágil figura cayó desde el tercer piso como una joven bestia y terminó aterrizando silenciosamente en la terraza del segundo piso.

Enderezándose, Katsuki caminó a través del velo blanco de la habitación.

Enderezándose, Katsuki caminó a través del velo blanco de la habitación

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Srta_ Nirvana_ ✓





27/ Marzo/ 2023
Editado: 12/ marzo/ 2024

𝐋𝐀𝐃𝐑Ó𝐍 𝐃𝐄 𝐋𝐄𝐂𝐇𝐄   [BKDK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora