𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑽𝑰

3.6K 201 17
                                    

Katsuki se colocó detrás de Izuku y pasó las manos por los lados del pecho, agarrando directamente sus suaves tetas, blancas como la nieve.

Su pecho estaba abultado y sus pezones estaban erectos, la piel era tan delicada que cuando las manos de Katsuki presionaron con fuerza, la carne blanca de las tetas se derramó de sus dedos; los pezones fueron inexorablemente pellizcados y deformados, estimulando a los agujeros de la leche hasta abrirse y dejar salir varios chorros de leche.

Izuku gritó conmocionado y agarró las muñecas de Katsuki con ambas manos; pero no pudo evitar que hiciera su maldad.

La leche blanca y cremosa que salía intermitentemente de los pequeños agujeros en sus pezones, se disparó en chorro incontrolable y obsceno. Las líneas de leche brotaron en todas las direcciones hacia el espejo, salpicando la superficie de inmediato.

El espejo reflejaba el cuerpo de Katsuki abrazando y sujetando a Izuku, luciendo una imagen secreta y erótica.

Sus tetas fueron apretadas y amasadas ferozmente; Izuku no pudo evitar derramar las lágrimas que habían estado acumulándose en las esquinas de sus ojos.
Nunca había estado así antes, viéndose a sí mismo siendo ordeñado como una vaca.

Su cintura se puso flácida, y estaba vergonzosamente duro y apretado por sus bragas de encaje allí. Izuku se sintió tan avergonzado que deseo cubrirse con sus manos.

Evidentemente, era un juego muy humillante, pero su cuerpo rebosaba de placer. Incluso la raja de su trasero estaba tan húmeda y resbaladiza, que cuando se movía resbalaba.

Sus piernas se mojaban hasta el punto de saber que era la lujuria de su agujero trasero, la que había filtrado centímetro a centímetro recorriendo la piel de la cara interna de sus muslos, lo apenaba inimaginablemente. Su propia mancha le hacía tantas cosquillas a Izuku en el pliegue de sus rodillas, que lo hizo temblar y simplemente desear poder arrodillarse.

—Hm... Kacchan... deja de... —dijo en voz baja, sin un rastro de fuerza; la nota final de sus palabras había flotado ligeramente hacia Katsuki, metiéndose en sus oídos de manera seductora.

Las dos manos del Alfa estaban sobre los tentadores pezones de Izuku que expulsaban leche con sabor a helado de vainilla por todas partes.

Sus labios lamieron el lóbulo de la oreja del pecoso, susurrando: —¿Se siente bien alimentar a tu hijastro, madre? Las exprimiré por ti.

—Kacchan... No... Hmm... el pecho, mis pezones me duelen...

Lágrimas cayeron por el rostro del Omega mientras su ceño se fruncía con ligereza e inclinaba su cabeza inexorablemente hacia el hombro de Katsuki, sintiendo como apretaba sus tetas y disparaba leche intermitentemente; incluso marchándose con su propia leche la barbilla, y el cuello de manera lujuriosa.

Era como un noble ciervo, luchando e inclinando su cabeza hacia atrás, mostrando su esbelto cuello y pateando con sus piernas en un intento de liberarse del agarre de Katsuki.

Izuku se sintió avergonzado, cómo si todo lo que quedara de él fuera un par de tetas carnosas, que no paraban de chorrear leche; mientras el gemía y gritaba avergonzado por sus propios sonidos.

Cuando la mano de Katsuki se desplazó hacia su vientre bajo, enganchando sus dedos sobre las bragas de encaje; agarrando su rígido miembro, las piernas de Izuku se debilitaron completamente incapaces de mantenerlo en pie, y pronto fue recogido e por los brazos del Alfa; yaciendo en su regazo cubierto de leche cremosa como si hubiera tomado un baño de leche.

—Madre, tu virginidad va a ser insostenible esta noche, este hijo quiere follarte.

Izuku inclinó la cabeza cuando escuchó sus palabras, evitando la mirada lobuna de alfa. Las esquinas de sus ojos se enrojecieron y jadeó mientras cerraba los ojos con un suspiro, murmurando: —Llévame a la cama... haré lo que quieras....

𝐋𝐀𝐃𝐑Ó𝐍 𝐃𝐄 𝐋𝐄𝐂𝐇𝐄   [BKDK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora