𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑰𝑰

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Izuku era el único que estaba acostado en la cama del dormitorio, los bebés habían sido llevados a su habitación y el padre estaba fuera de casa todo el tiempo.

En la cama de dos metros de ancho, la figura de Izuku parecía un poco solitaria tumbada de lado, con su esponjosa cabellera esparcida por la almohada.

Se había quedado dormido, pero era un sueño muy superficial. Cuando Katsuki subió la pierna sobre la cama, el peso de su cuerpo hundiendo ligeramente el colchón, despertando un poco a Izuku, quién volviéndose para ver al visitante, pareció sobresaltarse de nuevo.

—Kacchan, ¿Qué estás haciendo...? —sostuvo la parte superior de su cuerpo en señal de alarma, revelando otro camisón blanco como la luna, de un fino diseño de hojas de loto en el dobladillo con un pequeño escote en V, ensartado con delgados tirantes que se cruzaban y dibujaban unas finas líneas blancas sobre su pecho, de modo que al separar los finos tirantes el corpiño podía levantarse para revelar la mitad de su pecho hinchado.

Los pechos semi-abultados bajo el camisón tampoco estaban cubiertos por un "sujetador de maternidad" algo muy común entre los omegas masculinos, por lo que Katsuki podía ver las dos pequeñas puntas erguidas de las redondas tetas.

Con una sonrisa perversa en los labios, el alfa hablo —Madre, no puedo dormir por el olor a leche otra vez.

—No hagas eso. Por favor, cuida tus modales y tus palabras.

Katsuki se inclinó sobre él —Es mejor para ti que no diga nada, así no tienes que prestar atención a mi comportamiento, ¿Verdad?

—Tú... —antes de que Izuku pudiera terminar su frase, sus muñecas fueron sujetadas. La fuerza de un Omega adulto aún no era rival para un joven Alfa que era muy bueno en todos los aspectos de la habilidad física. No sólo fue sujetado de las muñecas por Katsuki, sino que este también presionó sus hombros hasta obligarlo a tumbarse en la cama.

Sin temer las consecuencias de ofender a la esposa de su padre, Katsuki se movió en silencio, tirando limpiamente de la fina cinta que tenía delante de él, abriendo la suave tela enseguida y revelando el par de pechos que habían estado oliendo a leche todo el día.

El pecho de Izuku eran maravillosamente redondeados, por la leche que contenían, parecían una tímida luna creciente, mostrando un erótico color sonrojado y pálido cuando se abrió la tela. La carne era blanca y las puntas de sus pezones eran rosadas.

La mano del Alfa los cubrió con algo de brusquedad. El tacto bajo su palma era tan suave y elástico que no pudo evitar agarrarlos, medio sosteniéndolos para que sus largos y delgados dedos se hundiera en la suave y tierna carne blanca del Omega, apretando y jugando con los bollos de carne, haciendo que los redondos y respingones pezones se enrrojecieran de inmediato, derramando una o dos gotas del líquido lechoso junto con suave gemido de Izuku.

El olor cremoso de la leche se hizo aún más fuerte. Era el mismo olor que lo había estado seduciendo durante todo el día.

—Tú, qué estás haciendo, suelta...

—Shh, deja de fingir —Katsuki bajó la cabeza, sus profundos ojos rojizos miraban a la belleza que yacía debajo de su cuerpo—. Tu olor a leche me ha estado seduciendo durante todo el día. Incluso tus feromonas me han estado seduciendo. No creas que no sé que lo estás haciendo a propósito, zorra.

Izuku se mordió el labio. Katsuki levantó las sábanas y se apretó contra él, su altura parecida permitió que la entrepierna del joven presionara también la zona íntima del Omega, haciendo que este se mojara incontroladamente bajo su camisón.

Los dos pezones se pusieron rojos y, cuando los dedos del Alfa aplicaron más presión y los amasaron, los agujeros se abrieron sin control, y un pequeño chorro de leche salió disparado hacia los labios y la barbilla del joven Alfa.

𝐋𝐀𝐃𝐑Ó𝐍 𝐃𝐄 𝐋𝐄𝐂𝐇𝐄   [BKDK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora