Esteban sufrió, lloro, perdono y nunca vivió, para que tener una mejor vida, no se quejaba de lo que ahora tenia, su rutina en bucle era suficiente para el, no pedía y no daba quería morir así. No necesitaba de nadie y nadie lo necesitaba a el.
o
B...
Nunca en su vida había sentido tantas en su barriga.
Blas era joven, tenia mucho que vivir, muchas personas que conocer, pero estaba seguro de no querer a ningún compañero mas que no sea Esteban. Estaba seguro de no poder amar a alguien tanto como lo hacia ahora. Es que no amaba solo su atractivo. Amaba todo de el, su personalidad, su forma de hablar, cuando se enojaba, su forma nerviosa de evitar las cosas, amaba todo.
Después de esa ligera "luz verde" que el mayor le dio. Blas estaba intentando por todos los medios de conseguir siquiera ese roce de labios que Kuku le permitió dar cuando este sobrio. Pero nada.
No pasaba nada.
Kuku evita por todos los medios tener contacto con el, los abrazos ya no duraban una eternidad, los besos en las mejillas estaban casi en extinción. Por suerte las sonrisas aun estaban entre ellos, la mano de Blas aun se posaba en el hombro del otro y por suerte la mano del rubio aun se posaba en su espalda baja.
Pero aun así, había algo que faltaba, el ruloso sentía el muro que Esteban ponía cada que trataba de mostrarle algo de su inocente amor. No le molestaba mucho, ya que sabia lo repentino que podía ser. Pero le estaba comenzando a afectar no recibir cariño de la otra parte tan seguido como antes. Estaba seguro de que era mutuo. Podía verlo, en la mirada del otro.
En la forma que se preocupaba por el, en el apodo "nene", su forma dulce de hablar. Agradecía que eso no hubiera cambiado. Pero la inquietud de que iba a empeorar todo con el tiempo lo carcomía por dentro, casi todos los días.
Seguían saliendo, no tan seguido, pero lo hacían. Las bromas seguían presentes, aunque en vez de respuestas siguiendo su juego, eran solo risas no muy sonoras.
Cuando salían notaba que la mente del rubio estaba en todo menos en el al 100%, algo que obviamente le molestaba, pero trataba de mentalizarse en que era el proceso de "realización" para el mayor o algo por el estilo.
Si bien Blas no se había declarado con el formalmente, pensó que fue muy obvio como para tener que aclararlo. Varias veces se había puesto a pensar en que quizás el otro pensaba que había sido culpa del alcohol y por eso mismo lo estaba alejando de poco a poco, como para no ilusionarse con el. Lo cual era sumamente absurdo. Ya que por donde se viera era demasiado notorio lo enamorado que Blas estaba de Kuku.
Aunque nunca estaba de mas decirlo en sobriedad.
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Su cabeza no podía estar peor, todo estaba mal. Todo.
En el momento que se despertó después de confirmar que el chico estaba enamorado de el, se arrepintió de haberle dado esperanzas. Blas recordaba todo.
Lo noto por la manera mas abierta que el menor tenia como para "gritarle" lo enamorado que estaba, no podía siquiera imaginar eso sin sentir un sabor amargo en su boca. El no quería eso. No podía permitirse eso.
