Empezó a sonar el nuevo despertador anunciando un nuevo y asqueroso día de instituto, anoche después del mensaje de Sergio me costó coger el sueño y sobre las cuatro ya pude dormir, pero dormí sólo tres míseras horas, así que no tenía muchas fuerzas. Después de dar vueltas en la cama me levanté y fui a darme una ducha rápida, me sequé el pelo con el secador y luego el cuerpo con la toalla para luego echarme crema, fui a mi cómoda a sacar mi ropa interior, dejé caer la toalla y me la puse, luego me dirigí al armario con las mínimas ganas de elegir un conjunto pero supongo que no había más remedio, a no ser que quisiese pasearme por el instituto con un conjunto de Bob esponja como ropa interior.
Abrí las puertas del armario y empecé a buscar algo calentito, el frío se estaba acercando con ganas y en Málaga era complicado que hiciese un frío de muerte como empezaba a hacerlo aquí. Al final decidí por cogerme unos vaqueros claros con algunas roturas, una sudadera gris donde ponía NEW YORK y debajo de esta una camiseta blanca de tirantes dejando que se viese como fondo, me cogí de zapatos unas botas marrón y por último un pañuelo finito de un color ceniza que abrigaba más de lo que parecía, por último me acerqué a la cómoda donde tenía mi poco maquillaje y me puse corrector para disimular mis enormes ojeras, un poco de rímel, y me delineé los ojos como siempre, por último mi perfume favorito. Cogí la mochila que se encontraba al lado de la puerta y salí de mi cuarto para dirigirme hacia la cocina donde estaba Maggie, no sabía cómo podía darle tiempo a todo pero bueno, sería una súper-woman o algo así, la saludé con un buenos días y en cuanto me senté a la mesa se dió la vuelta y me puso delante de mí un plato donde había huevos con bacon simulando una cara sonriente, que por cierto olía muy bien.
– Creo que te has superado– le dije mirando el plato con amor.
– ¿Más que con las tortitas?– me preguntó.
– Siempre te superas– la miré con una sonrisa que ella me devolvió y empecé a engullir mi desayuno. Sentía que a pesar de todo, aquí en Los Ángeles era otra chica, mi timidez se perdía poco a poco, era mas expresiva con la gente y a veces hasta atrevida, y creo que me gustaba mi nueva yo, supongo que al final lo que necesitaba era un cambio de aires ya que mi timidez en Málaga se debía a que lo pasé algo mal con la gente de mi antiguo instituto, y aquí es como si hubiese decidido ser yo misma, como debería haber sido siempre.
(...)
Me encontraba en el descanso con todos mis nuevos amigos que estaban manteniendo una conversación mientras que yo miraba a la nada hasta que escuché:
– Oye, ¿sabéis lo del alumno nuevo?– comentó Maggie llevando la conversación a otro tema.
– ¿Alumno nuevo?– ladeé la cabeza confusa y arrugué el entrecejo.
– Algo así, dicen que es guapísimo, y de España, a lo mejor lo conoces– dijo Maggie.
– No sé... Podría vivir en otra parte de España, no es Estados Unidos pero es grande, todos no nos conocemos como sabrás– me pareció muy tonto su comentario de que a lo mejor nos conocemos y más porque no tenía muchos conocidos.
– Creo que no será tan guapo como yo– dijo Rob con arrogancia mientras hacía poses, todos los de la mesa nos reímos de él.
– Vale Bella quiero que no mires detrás tuya– bastó con decirme eso para que me diese la vuelta y lo vi, sentí que mi cara se descompuso– te lo dije, ¿es el que me dijiste?– sólo pude asentir con la cabeza– ¿lo sabías?
– ¿Tengo pinta de haberlo sabido?– me dí la vuelta intentando que no me viese y agaché la cabeza.
– ¿Por qué te escondes?– preguntaron Jay y Robert confusos.

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Maldito destino
Teen FictionBella siempre fue una chica bastante especial, nunca consiguió encajar pero cuando se entera de la noticia de que se tiene que ir del país por el divorcio de sus padres llega su fin, estaba totalmente segura de que todo iba a ir hacia abajo después...