Capítulo 8

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Una semana, una maldita semana había pasado desde el día del beso y yo no le he dado ni una mísera respuesta, y para colmo Sergio y yo ahora íbamos a nuestra bola, cada uno por su lado y sin meterse en la vida del otro, al menos no mucho porque seguíamos viviendo en el mismo apartamento y no tenía más remedio que verlo todos los días y llevarlo a clases, pero la conversación era unos buenos días y un chiste malo de su parte para destensar el ambiente. Maggie y yo le ayudamos dos días después de pintar el cuarto a decorarlo, y prácticamente está lleno de posters de bandas de música y cómics, su lado friki siempre vuelve.


Me parece mentira como han cambiado las cosas, como he cambiado, como después de tanto tiempo deseando que esto pasase ahora tengo dudas y una gran pregunta en mi cabeza: ¿de verdad me gustaba tanto como yo pensaba o solo eran mis revueltos sentimientos engañándome?, lo único de lo que estaba segura era de que tenía que despejar mi cabeza lo antes posible porque, aunque no quiera tener una relación de amor con él, si quiero que siga siendo mi amigo como hasta ahora.


Por otro lado, Sergio había encajado muy bien en el instituto, parece que es como miel para las abejas y todas las chicas del colegio eran abejas, y la abeja reina era Ashley, cómo no, aun teniendo novio a esa chica le daba todo igual, todas las mañanas antes de que pudiese despedirme de él, ella llegaba y se le abrazaba a su brazo como un maldito koala.


Hoy 27 de octubre lunes mi humor estaba por los suelos sin razón alguna, supongo que una de las razones es que fuese lunes y yo odio los lunes. Estaba en los pasillos del instituto buscando mi clase, seguía sin acostumbrarme a este sitio, aun me parecía mentira. Cuando creí encontrar el pasillo donde estaba mi clase de francés, hoy el ruido de las taquillas recibiendo un golpe, me preocupé por si estaba habiendo una pelea o algo peor, y ojalá hubiese sido eso; me encontré con una imagen que hubiese deseado no ver nunca, era Sergio, pero no estaba solo ni le estaban robando ni pegando, se estaba besando con Ashley. Me iba a dar la vuelta, no quería ver eso nunca más en mi vida, pero antes de poder irme el archivador se me cayó provocando que unos segundos después se separasen para ver de dónde venía ese ruido y cuando me vieron Ashley sonrió y le dio un pequeño beso a Sergio en los labios para marcar territorio y por su parte él estaba parado mirándome sin hacer absolutamente nada, ¡Bravo Sergio! En mi cabeza le estaba aplaudiendo por su idiotez.


Cuando sentí que mis ojos se humedecían tuve que coger a una velocidad que nunca imaginé mi archivador, me puse bien la mochila en el hombro y salí corriendo buscando algún sitio donde poder esconderme, me saltaría la clase de francés, de todos modos, no me hacía falta. En mi cabeza esto sucedía de otra manera, me imaginaba a mi corriendo y a Sergio detrás intentando pararme para luego explicármelo y pedirme perdón por ser tan estúpido y cagarla siempre, y yo le perdonaría porque nunca dije no ser idiota y comeríamos perdices y seríamos felices, como un perfecto cuento de hadas. Me pegué mentalmente por leer tantos libros románticos, me tenía que quedar claro que si mi vida fuese un libro sería de consejos de cómo ser estúpida.


Después de tanto correr encontré dos grandes puertas amarillas por las que rápidamente pasé, no me podría permitir que un profesor saliese y me viese aquí. En cuanto estuve fuera me di cuenta que estaba en el patio, cómo no me di cuenta antes.


Ahora estaban teniendo entrenamiento lo chicos y entre ellos pude distinguir a James, me lo quedé mirando un rato que creí bastante largo porque sintió mi mirada, pero para cuando se había dado la vuelta a mirar quién le estaba viendo yo ya estaba escondiéndome debajo de las gradas, no sin antes darme con ellas en la cabeza.

Maldito destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora