- Riiiinnngggg-Riiiinnngggg.
Busqué con los ojos cerrados el despertador y cuando lo encontré, lo tiré con todas mis fuerzas hacia la pared haciendo que se rompiese en muchos pedazos.
Cuando recapacité en lo que había hecho me arrepentí al instante, pero ya no importaba. Abrí un ojo acostumbrándome a la luz que entraba por las cortinas y con cuidado abrí el otro ojo. Mentiría si digo que no pensé en quedarme descansando 5 minutitos más pero entonces se convertirían en 15... Y estos en 20... Me quité esa idea de la cabeza dándome cuenta que no podía llegar tarde mi primer día de colegio en mi nuevo instituto...
Estaba muy nerviosa al darme cuenta del peso de esas palabras pero no podía huir y esconderme bajo las piedras hasta que tuviese los 18 e hiciese con mi vida lo que me daba la gana, pero no era tan fácil así que me levanté de la cama decidida de que no pasaría nada malo.
- Bella ¿estás bien?- escuché a Maggie con voz preocupada y rápidamente le dije que sí, seguro se preocupó por el ruido del despertador.
Cogí mi ropa interior y me fui corriendo al baño al ver la hora, al final había perdido mucho tiempo. Tengo que reconocer que me asusté al verme en el espejo, tenía unas profundas ojeras moradas bajo unos ojos rojos e hinchados, y para colmo mi pelo daba asco... ¿No os pasa que cuando hay algo importante y quieres estar bien físicamente, te levantas como un zombie? Dejé de mirarme sabiendo que sacaría más defectos y me fui a la ducha directamente.
Cuando terminé de ducharme e intenté coger mi toalla me resbalé y quedé con la cara en el suelo, pero no podía dejar pasar el tiempo quejándome por mi suerte así que me levanté y mientras me cepillaba el pelo empecé a tararear canciones que me inventaba sobre la marcha. Intenté arreglar mi cara con un poco de corrector de ojeras que hizo mejorar mi aspecto bastante, luego me delineé los ojos para resaltar su color y por último me puse un poco de rímel.
Llegué a mi armario enrollada en mi toalla y empecé a buscar un conjunto cómodo entre toda la ropa que ahora tenía, al final opté por unos pantalones negros rotos en las rodillas y una de las tantas sudaderas que le quité a mi hermano la última vez que le vi junto a mis zapatillas Vans negras.
Después de vestirme bajé las escaleras corriendo y fui hacia la mesa donde me encontré dos platos con tostadas con Nutella y un vaso de zumo de naranja.
- Maggie, me estás malcriando y sólo llevo un día aquí- le dije con una sonrisa.
- Buenos días a ti también- dijo haciéndome reír- Pensé que no tendrías ganas de hacer el desayuno, a demás me gusta la cocina ya te lo dije, mientras tú friegues los platos de vez en cuando no me importa.
- Por mí perfecto- le dije sonriendo, y luego me puse a engullir las tostadas.
- ¿Estás nerviosa?- me preguntó mientras estaba con una sonrisa burlona viendo como me comía las tostadas.
- Un poquito- dije haciendo con los dedos pulgar e índice una demostración de lo nerviosa que me sentía- ¿Pero quién no está nervioso su primer día?- dije encogiéndome de hombros como sí no pasase nada.
La verdad es que anoche cogimos mucha confianza, recuerdo cuando me sugirió hacer el juego de las veinte preguntas, al final hicimos más, pero bueno con ese juego siempre pasa lo mismo, me ha pasado como con Alex, en unas horas nos hemos echo amigos, y estaba muy contenta por eso.
- Touché- dijo, cuando vio mi cara se puso seria- no te preocupes, todo saldrá bien y nos tienes a mi y a Alex que por cierto tengo ganas de verlo de nuevo- comentó lo último con una sonrisa pícara que me hizo soltar una carcajada.

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Maldito destino
Novela JuvenilBella siempre fue una chica bastante especial, nunca consiguió encajar pero cuando se entera de la noticia de que se tiene que ir del país por el divorcio de sus padres llega su fin, estaba totalmente segura de que todo iba a ir hacia abajo después...