El clima es bastante fresco todavía, aún no se ha llegado por completo a la temporada en qué hace calor, aunque no tardará en suceder, sin embargo eso no cambia que es temprana y eso sólo confirma aún más la idea de que debería mantenerme aún con mi chamarra de mezclilla ancha, que por suerte tenía borrega en el interior así que era bastante caliente.
Cruzar este pequeño pueblo será necesario para poder tomar la estatal, libre sin cuotas y poder viajar hacia el sur para llegar a la frontera; el problema es que ya no tenemos mucho dinero para pagar un camión que nos lleve hacia allá o pagarle a alguien lo suficiente para ese favor.-Estoy muerto, deberíamos buscar dónde quedarnos- dice mi mejor amigo de la infancia y de toda la vida prácticamente, quien se llama Martell.
-Lo mejor sería primero hacer cuentas con lo que nos queda todavía- dije deteniendome para poder sacar la última botella de agua de mi mochila y bebiendo ese último trago- si no, mejor hay que conseguir provisiones y ya después nos preocupamos por dónde dormir
-Creo que todavía me quedan alrededor de 200- dijo mi amigo rebuscando entre sus bolsillos, comenzando a sacar monedas.
Dudaba bastante que siquiera alcanzará esa cantidad, arrojé al suelo la botella de plástico vacía y comencé a buscar también en mis bolsillos y mi mochila para contabilizar nuestro dinero. En ese momento pasó una camioneta bastante vieja en dirección contraria a nosotros, saliendo del pueblo.
No parecía muy vivo el pueblo, porque ya teníamos unos quince minutos caminando por la entrada y aunque todavía no llegábamos a la población yo esperaba ver un poco más de tráfico, como en otros pueblos por los que habíamos pasado, pero así solía ser.
Resultó que teníamos alrededor de 357.20, una pelusa, un palillo y dos caramelos de menta. Nada muy prometedor.
Mi viejo amigo hizo una mueca y volvió a guardarse su parte de lo que teníamos, sólo suspiré cansado y continuamos caminando hasta poder llegar a la población y ver qué podíamos obtener con lo que teníamos.
Seguimos caminando otros diez minutos sobre la carretera principal hasta que comenzamos a ver pequeñas casas y negocios pequeños igualmente, a pesar de ser un pueblo tranquilo las personas no parecían estar preocupadas o particularmente curiosas por vernos por ahí, más bien como si les fuera normal ver gente de paso.
Estuvimos un largo rato caminando sin rumbo, sin ver señales específicas de algún hostal o posada pequeña aunque sea, así que pedimos direcciones para llegar a la tienda más cercana.
Se trataba de una tienda que era casi como un supermercado pero más pequeño, vendían bastantes cosas, en el mostrador había una joven de tal vez apenas unos veinte años junto a un hombre mayor.-¿Qué te parece si vamos primero a escoger lo más barato para comer?- le pregunté a Martell comenzando a mirar a mi alrededor viendo qué podría sernos útil.
-Perfecto, nos vemos en el mostrador- dio una palmada mostrándose entusiasta tomando una dirección contraria a la mía.
Sonreí levemente y me metí a revisar los anaqueles cercanos, lo correcto sería ver qué rayos toma ese idiota de Martell antes de que tengamos que pagar.
Me concentré en tomar agua, pequeñas botanas de tiras de carne seca que parecía ser casera así que no sería cara, barras de proteína y semillas secas. Encontrar a Martell no era tan difícil, era un sujeto alto, larguirucho prácticamente y muy delgado, difícil de no verse; me acerqué a él para ver qué era lo que llevaba y poder descartar cosas completamente inútiles.-Vamos, podríamos necesitar algo de distracción- se quejó haciendo un tono aniñado y pucheros cuando prácticamente arrojé una revista porno a la parte trasera de unos anaqueles de especias y aceitunas, nada que le importaría a muchos aquí.
-No sé tú amigo, pero yo me distraigo bastante en cada excursion- dije con tranquilidad ignorando sus quejas y dirigiéndome hacia el mostrador para pagar, con suerte tal vez incluso consiga indicaciones para un pequeño hostal aunque sea.
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El Paraíso de Ares en Venus
Mystery / ThrillerEs una escritora de varias novelas de terror psicológico y suspenso, vive completamente sola en una cabaña lujosa con sus mayores gustos a dos horas del pueblo más cercano, al cuál solo va por provisiones o cuando tiene reuniones especiales con su e...