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La camioneta se movía constantemente por la fuerza de los movimientos de nuestros cuerpos, sentía la familiar sensación de presión en mi vientre bajo mientras escuchaba sus jadeos en mi oído.

-Dios, eres tan perfecta, tan hermosa- me besó el cuello entre sus embestidas hasta que por fin se vino.

Mis piernas temblaban un poco debido al esfuerzo, lentamente Thomás salió de mi y se quitó el condón, rápidamente se acomodó sus pantalones de vestir y me ayudó a bajarme por completo de la camioneta, fue lo suficientemente caballero para incluso ayudarme a terminar de arreglar mi ropa.

-No fui demasiado brusco, ¿Verdad?- preguntó preocupado acomodando mi chamarra verde militar sobre mis hombros.

"Todo lo contrario", dije para mis adentros respecto a su pregunta.

-No te preocupes, ¿Me ayudas a llevar las cosas?- dije despreocupada yendo a la puerta trasera de la camioneta y tomando dos de las bolsas de mis compras en el pueblo.

-Claro, para eso estoy aquí- dijo alegre siguiéndome y tomando las cuatro restantes- ¿Crees que aún te tome mucho empezar tu nueva novela?- preguntó siguiéndome por el camino empedrado hacia mi cabaña que estaba un poco mas en la cima oculta entre los arboles.

-Creo que estoy pasando por un bloqueo, estoy haciendo lo posible por tratar de inspirarme continuamente- dije hasta que por fin llegamos a la puerta de mi gran cabaña, era de una sola planta pero bastante extensa en su tamaño.

-No deberías forzarte, tal vez un pequeño descanso y relajarte podría funcionarte perfectamente- dijo Thomás siguiéndome al interior.

-Lo tendré en cuenta- dije caminando hacia mi cocina donde él me siguió-gracias por ayudarme

-Lo que sea por mi escritora favorita, es parte de mi trabajo como tu editor- dijo dejando las compras sobre la isla que había ahí mientras comenzaba a guardar parte de mis cosas en la alacena.

-Estoy segura que no todo lo que haces por mi es lo que haría un editor normal- dije sin voltear a verlo tomando las cosas de las bolsas que él había llevado.

-Bueno, tal vez no. Pero tratándose de ti, quién soy yo para negarme- dijo divertido sacando algunas cosas y empezando a pasármelas una por una.

Mi ultima novela había sido publicada hace trece meses, seguía sin poder escribir algo que lo superara, tenía la idea clara de lo que deseaba pero no que historia deseaba contar con eso. Thomás ha sido mi editor desde que publiqué mi primera novela cuando aún estudiaba años atrás, y si bien la relación que tenemos no suele ser la clásica ni profesional que se esperaría de un par de "socios de negocios" a veces los encuentros casuales que teníamos solían ayudarme no solo a desahogarme sexualmente sino a que también me inspiraba en otras ocasiones para escribir. Como en esas viejas películas de terror ochenteras donde siempre el asesino o monstruo se aparece cuando los adolescentes cachondos están en su mejor momento hormonal.

-¿Y hay algo con lo que necesites ayuda o que creas te sirva de apoyo?- me preguntó de la nada Thomás acabando con el silencio tranquilo que nos envolvía mientras terminaba de acomodar todo.

-Creo que estoy bien, veré que hacer y sino tal vez como dices- dije recargándome en la isla mientras miraba hacia el frente y el pequeño comedor para cuatro personas- el pequeño descanso me sirva, y seguramente debería considerar también cambiar un poco de aires

-Eso sería muy nuevo para ti- dijo tranquilo recargándose a mi lado, cruzando los brazos mirándome con atención- ¿planeas dejar esta montaña?

-Por supuesto que no- dije enderezándome y yendo a preparar una tetera para hacerme algo de té -sería temporal, viajar y ver otros paisajes podría ayudarme a poner en papel escenografías o cosas así- dije buscando un par de tazas- ¿quieres té o café?

El Paraíso de Ares en Venus Donde viven las historias. Descúbrelo ahora