Dos Imperios

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Capítulo 3

Desde pequeño ha estado en las calles, conoce cada rincón de ellas, cada persona, cada mal y buen lugar. Aún a su corta edad entendió las jerarquías que manejaban al mundo, y en zonas como las suya era obvio que no esperaba nada bueno.

La mafia siempre fue un problema, de camino a la escuela siempre los veía con sus trajes elegantes, algunos más extravagantes llevaban puesta joyería mostrando siempre sus dientes de oro; extorsionaban comerciantes, los golpeaban, les sacaban dinero y los dejaban a su suerte.

Un día solo se canso de todo eso, a sus 12 años de edad tomo una decisión que cambiaría todo. Tomo una navaja y apuñaló a un mafioso que estaba intentando extorsionar a una abuelita.

A partir de ahí comenzó todo, a medida que iban llegando mafiosos a su puesta terminaban todos con la misma suerte, muy seguramente pensaron que por ser menor que ellos iban a tener más oportunidades de ganarle, debieron reconocer su grandeza antes de cerrar los ojos y abandonar este mundo.

Influyó respeto entre los de su clase y miedo entre los imperios, sacó él mismo su zona de las garras de los grandes y se proclamo su dueño, su nombre sonó por otras zonas y a él acudieron varios para pedir ayuda, creo conexiones y prácticamente un ejército de hombres dispuestos a morir por él.

El Rey de las calles quien resurgió desde lo más bajo del mundo actual. Sus hombres y todos los Imperios lo llamaron: Kaiser.

...

Ya era el quinto cigarrillo que se fumaba, estaba demasiado inquieto, se sentía ansioso. Estaba en un callejón cerca a las canchas, si se paraba en el mismo sitio donde vio al eslavo sentía que se iría a morir. Tenía una extraña sensación en el pecho, una singular necesidad de ver al mafioso lo perseguía desde esa mañana.

No podía mantenerse quieto en un solo lugar, paseaba en círculos intentando calmar en algo su "angustia" pero la espera solamente lo hacía enfurecer más ¡¿pero qué le estaba pasando?!

Pateo con fuerza un contenedor de basura que estaba cerca, lanzando también el reciente cigarrillo que tenia en su boca. Paso sus manos con frustración sobre su rostro, no podía ni respirar bien y no se debía por el tabaco consumido anteriormente.

- Wow, te ves frustrado ¿no durmió bien el terroncito de azúcar?

Esa voz hizo que su corazón se escogiera nuevamente, empezando a latir como si intentará salir de su pecho. Con cierta rabia lo encaro quedando a centímetros de su rostro, su expresión se mostraba tranquila, pero sus ojos detonaban una curiosidad y sorpresa respecto a su comportamiento.

- ¡¿porque tardaste tanto?! - interroga de forma brusca, dándole un leve empujón al eslavo

- ¿disculpa? No sabia que tenia hora de llegada. Bájale dos rayas, estas muy alterado

Estaba actuando raro, eso era evidente ¿pero porque? Ayer que lo vio estaba tranquilo a su manera, hoy parecía una persona totalmente diferente ¿tendría bipolaridad?

- Demonios... ¿Por qué estás aquí en todo caso? - pregunto dándole la espalda al mafioso, buscando entre sus bolsillos la cajetilla de cigarros la cual se encontraba vacía - Carajo ¿tienes cigarrillos?

Arqueo una ceja viendo directamente al piso donde de encontraban varias colillas de cigarros a su lado. Volvió a levantar su mirada detallando su rostro, parecía estar ansioso.

- Quizá deberías de respirar aire solo por hoy, querido

" deberías de dejar de fumar puros, eres un Imperio y no puedes morir por eso pero ¡ya déjalo! " aquella voz dentro de su cabeza era idéntica a la del ruso, lo cual era confuso, además ¿Cómo que un Imperio?

Una vez más Donde viven las historias. Descúbrelo ahora