Dos Imperios

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Capítulo 7

- ¡¿QUIEN LES DIO LA PUTA ORDEN?! - Grito con fuerza a todos los mafiosos bajo su poder. Kaiser ya estaba demasiado enojado, hirieron a su mano derecha y han aparecido ya demasiados muertos, será cuestión de tiempo para que sus números empiecen a bajar bajo la ira del alemán - ¡SI MI PADRE NO ESTA QUIERE DECIR QUE ESTOY A CARGO YO! ¡YO SOY EL PUTO JEFE AQUI AHORA! Vayan quitando las patrullas de esa zona de una buena vez ¡SI NO QUIEREN SER ENTERRADOS VIVOS!

Recibió la afirmativa de todos ellos, dando la media vuelta para ir a su propia habitación, necesitaba llamar a su padre.

- ¿Hola?

- Papá, esto se está saliendo de control. Kaiser ya se entero que quien anda escondido eres tú, además nuestros hombres han herido a un chico de los suyos, su mano derecha

- ¡¿Que?! ¡¿pero quien putas les dio la orden?!

- ¡No lo se! Agh, Papá será complicada mi presencia allá, Kaiser no está precisamente contento conmigo

- Escucha, intenta averiguar quién fue el idiota que apuñaló a ese chico, y en lo posible cuando lo encuentres llévaselo a Kaiser

- ¿Estas loco? Lo va a matar

- ¡Pues si eso significa que estará menos enojado da igual! Solo procura que no hallan más de los nuestros en esa zona

Dio la afirmativa colgando la llamada, llevo sus manos a la cara con frustración. Ver de esa manera a Second le recordaba... aquel sueño, incluso dijo las mismas palabras. Se recargo contra la puerta deslizándose hasta quedar sentado, allá cerró sus ojos queriendo simplemente olvidar lo sucedido ese día. El dolor en su quijada seguía presente, podía incluso sentir todavía el sabor metálico en su boca.

- ¿Zarist? - escucho del otro lado de la puerta seguido de dos toques. Era la voz del alemán. Con rapidez se levantó y abrió, pero su confusión fue clara al verlo

Era la versión de Second de sus sueños, un hombre corpulento con la característica pickhelhaube. Miro entonces a su alrededor y así mismo, notando las vestimentas de épocas antiguas y la decoración presente en los castillos.

- Hay que hablar - comento el alemán, abriéndose paso a pesar de notar al eslavo confundido

- ... Claro

- Escucha. Ha pasado... cuatro años desde aquella vez en el jardín - comento el alemán sentándose en aquella oficina - ... Tenías razón. Debí retirarme cuando pude... me están aplastando, es cuestión de tiempo para que tomen todo mi Imperio en su poder

- ¿De que hablas?

- ¿De que hablo? Zar, estoy en ruinas, luche lo mejor que podía pero simplemente no fue suficiente. Estoy seguro que te alegrara escucharme diciéndolo... verme de esta manera de hecho, pero esa no es la razón por la cual he venido hasta aquí. Yo... he venido a pedirte un favor

- ¿Que...clase de favor?

- Mis hijos. Weimar y Third, seamos sinceros, cuando me capturen no me dejaran vivo, quiero al menos morir con la certeza de que ellos estarán bien

- Second... no tienes que morir, puedes escapar, llevártelos lejos

- He hecho demasiadas cosas ¿Qué te hace pensar que no me cazarán? Solo quiero que estén lejos de todo esto, al menos momentáneamente. Todo lo que venga detrás será muy duro para ellos

El alemán se levanta del asiento bajo la atenta mirada del eslavo, quiere hacer algo pero su cuerpo no se mueve. Lágrimas están a punto de caer cuando lo ve darse la media vuelta, sonriendo mientras caminaba nuevamente hacia él. Lo vio desabotonarse la cruz de hierro que estuvo en sus manos hace mucho tiempo, la cual devolvió luego de que las cosas se hallan complicado.

Una vez más Donde viven las historias. Descúbrelo ahora