05.

271 24 2
                                    

La oficina estaba en completo silencio, lo único que se escuchaba era el ronroneo de mi hermosa gata mientras que sentía la fría mirada de Mikey en mi cabeza. Era incómodo.

Suspiro con algo de cansancio y lo miro algo nerviosa, Mikey al ver que al fin pude darle la cara sonrió y estiró su brazo para poder tocar a Shizu, la cual se dejó, por lo que no me tocó más de otra que pasársela para que la acariciara.

—Increíble, nunca se deja tocar por nadie sin ponerse a gruñir. — comenté mientras sonreía al ver lo cómoda que Shizu estaba con Mikey él cual sonrió de lado.

—Quien sabe... Se ve agradable. — me mira y agranda su sonrisa—. Será mía de ahora en adelante.

Apenas escuché aquellas palabras fruncí el ceño y negué rotundamente, ¿acaso estaba loco? Que le hace pensar que le daré a mi vida, Shizu lo era todo para mí y no aceptaría para nada lo que decía.

—Ja, en tus sueños, Mikey. — le arrebate a Shizu y salí de su oficina en dirección a las escaleras y así regresar a la habitación en la que desperté, pero la voz de Rindou me detuvo, haciéndome enojar con solo pronunciar aquella palabra.

"Disculpa". ¿Quién se creía para pensar que yo me disculparía con ese payaso mal pintado, soñaba mucho si cree que lo haré.

Rodé los ojos aún de espaldas y simplemente seguí caminando hacía las escaleras, las cuales subí y al estar arriba, desde mi posición les saqué el dedo sonriente, ganandome suspiros resignados y un berrinche por parte de la pelirroja. Que infantil.

Me alejé feliz y miré a mi pequeña felina sonriente, la cual maulló al notar mi mirada en ella. Ingresé a la habitación que proclamo como mía y caminé hacía la cama, donde deje con cuidado a Shizu y me dirigí al baño para darme una pequeña ducha con agua fría. El sueño me estaba matando, pero no quería darme el lujo de dormir cómodamente y no volver a despertar por la simple razón que me quitaron todos mis órganos y me tiraron al mar. Preferiría morir envenenada lejos de aquí a que me saquen todo de adentro, sería algo asqueroso.

Suspiro ya dentro de la ducha y abro la regadera, dejando que el agua helada empapara mi cuerpo.

Pasé bajo el agua por unos 10 minutos, eso hasta que escuché como alguien entraba al baño. Bufé cerrando la llave y rápidamente me cubrí con la toalla que estaba colgada a un lado de la puerta de cristal, Sanzu río y me observó con una sonrisa perversa, le saqué el dedo del medio.

—Que agradable forma de coquetear, Yuu, ya hasta quedé flechado por ti. — rodé los ojos al escuchar sus palabras—. He notado que eres hermosa, ¿quizás quieres algo de diversión? Puedo ayudarte en eso, linda.

Reí. Este idiota que se creía, ¿Qué yo era una cualquiera? Eso jamás.

—Si no te largas gritaré, no quiero tener nada que ver contigo, además que soy la novia de tu jefe, muestra más respecto. — lo miré retórica y sonreí.

Sanzu bufó y solo salió del baño molesto. Imbécil.

A los pocos segundos salí yo y busqué en el armario algo para ponerme, encontrando solo camisas grandes y bóxers de marca. Tomé uno de cada uno y me vestí, luego me acosté en la cama y me quedé observando el techo por un buen rato, hasta que la puerta fué abierta, pero aún así no miré.

Mikey llegó a mi lado y tomó asiento, observándome en silencio. Fruncí el ceño y lo miré, esto era incómodo.

—¿Qué tanto miras? Si que eres raro. — expresé con molestía. Mikey sonrió de lado y me acarició el cabello, aún sin decir nada. Suspiré—. Sanzu entró al baño mientras me daba una du... ¡Auch!

 SHE'S EVIL | 𝑩𝒐𝒏𝒕𝒆𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora