04.

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Desperté en un lugar desconocido, atada de las manos con un nudo mal hecho y el cual pude deshacer en segundos, me levante de la cama y me dirigí hacía la puerta con tanta felicidad, pero al ver que estaba cerrada por fuera maldije en alto.

Aún no sabía que quería este grupo de idiotas de mí, yo simplemente existo y estos random me secuestran de la nada solo para formar parte de una organización criminal que ni sabía que existía.

¿Tanto me puso a prueba el universo desde que murieron mis padres? Creo que el haber sido una niña mimada causó qué la vida me castigará de adulta. Estúpida razón, por eso me volví arrogante.

Suspire con cansancio y me dirigí a la ventada, dándome cuenta que estaba en un tercer piso y abajo estaba lleno de puros hombres de negro con escopetas. Que mala pata, estos hombres son más peligrosos de lo que pensaba.

Yuu, esto te pasa por no leer un contrato, por estúpida e ingenua perezosa. Agh, en estos momentos me odio a muerte, por estúpida.

Seguí quejándome de mi estúpida existencia por varias minutos más, hasta que la puerta se abrió y dejó a la vista al hombre de pelo fresa, al cual le aventé la silla y me la tiró de regreso. Genial.

Me cruce de brazos y lo juzgue con la mirada por unos segundos, siendo tan evidente que el hombre no dudo en sacarme el dedo.

—¿Terminaste de juzgar mujer? — ahora él se cruzó de brazos y yo le saqué el dedo. Él sonrió—. Vaya, qué agradable mujer. Soy Sanzu.

Dice acercándose a mí, yo retrocedí y lo detuve con la mano, desviando la mirada de forma dramática.

—No pregunté tu nombre, pero algo que si quiero saber, es cuando me dejaran ir, no estoy interesada en la mafia. No quiero morir joven.

Sanzu río y negó.

—Dudo que puedas salir de aquí primor, tu firma está en un contrato, eso te pasa por estúpida al no leer lo que te dan.

—¡Era un texto inmenso! — expresé con frustración—. Además que también fui engañada ¿como se atreven? Que malos que son.

—Mala tú que humillas a todos cuando se te da la gana. Ahora vayamos abajo, Mikey quiere hablarte. — dicho esto se dirigió a la salida y yo lo seguí resignada.

Ambos caminamos en silencio hasta llegar al primer, piso, todo era normal hasta que me acordé de algo importante. Shizu.

¿Cómo se me pudo olvidar la existencia de mi gatita en un momento tan importante? Estoy mal.

Llegamos a la sala de estar donde estaban reunimos los mismos tipos del bar y una chica pelirroja con una mirada envidiosa. Ya vi que a una perra le caeré mal.

Mi mirada inspeccionó a los hombres, en cuanto me percate que Rindou tenía a mi Shizu. Me acerque a él y apenas intente quitarsela varias armas se apuntaron a mis espaldas.

Que loco.

—¿Qué demonios están haciendo? — levanté las manos.

—Nada, simplemente deja a esa gata con Rindou. — contestó una voz gélida qué me puso los pelos de punta.

Suspire resignada y mire hacía atrás, era el hombre de cabello corto y albino, este hizo una seña para que los demás bajaran sus armas y me ordenó ir con él a su oficina.

Le di una mirada amenazante a Rindou y este se río de mí, luego mi vista se fijo en la pelirroja que me sacó el dedo y simplemente le sonreí con arrogancia para después seguirle el paso al albino. Llegamos a su oficina y esta la cerró con llave, tome asiento y el se sentó en su respectivo lugar, nos miramos fijamente por unos minutos y luego este sonrió de lado. Raro.

—Como ya lo sabes, tú ahora eres mía, en el sentido que yo manejare tu vida a mi antojo, y si algo no te gusta, pues... — levantó su arma de forma de amenaza. Arqueé una ceja—. ¿Alguna objeción, princesa?

—Más de las que imaginas mapache. — sonreí con arrogancia y me cruce de brazos—. Mira hombre, no sé quien eres, ó quienes son los que están en tu organización, pero de algo te puedo asegurar es el hecho que a mí nadie me manda, yo dicto las reglas, yo juego como quiero y daño a quien quiera. ¿Y sabes que hago con tus peticiones? Pues me las meto por el cu...

—Basta.  —me miró con enojo. Me quedé en silencio—. Yuu... Hagamos un trato. Lo mire con el ceño fruncido y él ríe.

—¿Un trato? ¿Es en serio? Te recuerdo que son una mafia, me engañaría sin dudarlo, pero te escucho. 

Me cruce de brazos y esperé a que él habla. Suspiró y se recostó en su silla, observandome con algo de burla, pero me dió igual.

—Se mi novia, solo mía, tendrás todo lo que quieras, poder en la organización y sobretodo tratar a esa perra como quieras. Nada difícil. — dice sonriente.

Okey, esa si fué una propuesta interesante, obviamente descartando la parte donde tengo que ser su novia. Sé que al ser un mafioso capaz y sea de esos pervertidos que a mí no me gusta lidiar, pero tendré dinero y poder.

Además que puedo intimidar a esos que me falten el respeto. Solo que él no tiene en cuenta la parte donde está hermosa chica es la que manda aquí, yo no recibo órdenes de nadie, y mucho menos soy una sumisa.

—Bien, tenemos un acuerdo, Mikey, ahora, déjame ir a solearme a esa maldita pelirroja. — me trueno los dedos y caminó hasta la salida, pero él me detuvo.

—Solo no la mates, esa baratija es el capricho de esos idiota ¿Okey?

Solo asentí con una sonrisa maliciosa en mis labios y salí de esa oficina en dirección a la sala de estar donde estaban los demás, para mí asquerosa suerte esa mujer tenía a mi gata en manos, al verme sonrió y hizo tirada a la gata a un lado, acción que me llenó de mucho malestar. Me acerqué a ella rápidamente y la tomé del pelo, tirándola del sillón, cerré mi puño y empecé a golpear su estúpido rostro mientras la escuchaba gritar.

Sanzu y los Haitani miraban en silencio, mientras que los demás me decían que la soltara, hice caso omiso y cuando le iba a dar el golpe final alguien me detuvo tirándome con fuerza al suelo.

—Hey, hey, ¿quién te crees para agredir a un miembro importante de la mafia? Esa idiota que está en el piso tiene un puesto mayor que el tuyo, respetala.

Gruñó ese hombre de cicatriz en el ojo, solo bufé y me levanto del suelo mientras que me empiezo a reír.

—Esto es tan chistoso, una prostituta no tiene valor cuando vende su cuerpo a cambio de una porquería. De verdad que me da lastima y asco al mismo tiempo. — me puse de cuclillas y la tomé del cabello haciéndola chillar—. Tócale un solo pelo a mi gata y te mato, perra.

Dicho esto tomé a Shizu y me dirigí hacía la oficina de Mikey nuevamente.

Escuchaba a la tipa llorar a mis espaldas, pero poco me importó, ya que soy egoísta, narcisista y todo lo malo que existe, no quiere decir que siempre fuí así, pero creo que la muerte de mis padres me dejó mas loca de lo que ya estaba.

Ser mimada y hija única es una señal de mala educación, mis padres me malcriaron aunque pensaban que hacían lo correcto, tuve una buena vida y que si me vieran ahora estarían muy decepcionados de mí.

Tal vez ni yo sepa a donde terminaré, me siento agotada de mí misma, sin saber que hacer, encerrada en un bucle de desgracias que me gustaría detener. Al final de todo no fuí yo la que decidió caer aquí, simplemente no supe que hacer con mi vida.

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Fin del capítulo
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Gracias por leer hasta acá, nos vemos en el próximo capítulo
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~Smailer-Shimura

𝑊𝑟𝑖𝑡𝑡𝑒𝑟: 𝑆𝑘𝑎𝑟𝑙𝑒𝑛𝑡ℎシ︎

 SHE'S EVIL | 𝑩𝒐𝒏𝒕𝒆𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora