Donde una aspirante a pintora italiana conoce a su nuevo vecino argentino que parece tener los ojos más bonitos del mundo.
O
Donde el apasionado por football conoce a la extraña y amable vecina que parece tener una obsesión extraña por el color azul.
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Azul turquesa; fresco, vivo y alegre.
Nací en el otoño del 2006, en la zona de Lacio cerca de la costa que daba el mar Tirreno a una hora y media de la capital Roma.
En un pequeño pueblo nombrado como "Nuova Vita" famoso por el pintoresco paisaje que ofrecía la localidad de casas de colores cálidos con tejas rojas, vespas en su mayoría verde agua, comida deliciosa exhibiéndose en unas estrechas calles, árboles y flores que decoraban los rincones y lo accesible que era el mar para los habitantes y turistas, pues cerca del centro del poblado había un camino que llevaba hasta la playa donde las familias solían descansar todos los fines de semana.
Mi casa cerca del centro de la ciudad, después de años y años de esfuerzo por parte de mis padres nos hicimos dueños de una de las panaderías más importantes del lugar, reconocida por la deliciosa "a focaccia" que preparaba mi madre con una receta secreta familiar que había pasado de generación a generación.
Vivíamos en una casa que en la parte de abajo era el local familiar en donde todo el día había gente comprando pan y o algún postre y en la parte inferior del edifico en los siguientes dos pisos habitábamos mis padres, mi nana, el perro de la familia y yo.
Vivir en dicho pueblo era toda una rutina, cada mañana uno se levantaba temprano a desayunar con su familia, después uno llegaba a su colegio, pasaba las clases y en las tardes podría ser que uno acompañado de sus amigos corriera a pasar lo que quedaba del día en alguna fiesta, un restaurante, pasear por el centro cerca del quiosco o ir con sus amigos a la playa a nadar o a jugar el deporte más popular de aquí.
-¿Sofia?- escuché a mi madre hablarme mientras entraba a la habitación y me regalaba una pequeña sonrisa que yo devolví. Se acerco a mi y me dio un pequeño beso y abrazo mientras veía el lienzo que estaba frente a nosotras - ¿Qué pintas ahora cielo? -
-Hola mama, apenas le estoy dando forma, es la playa pero no encuentro el tono de azul perfecto- ella rio al escucharme, yo llevaba años buscando el tono perfecto, el indicado.
-Que mal cariño peor deja eso ¿tu padre y yo necesitamos ayudaba abajo en la panadería-
Asentí con la cabeza y me calcé con mis converses blancas para después bajar al pequeño local familia que hoy especialmente estaba ajetreado de gente.
Comencé a atender a la gente los cuales me saludaban de forma amigable y me deseaban un buen día, en este poblado todos nos conocíamos, todos sabíamos todo de todo y parecía que el cotilleo vivía a la vuelta de la esquina, específicamente en la casa de los Tedesco pues ahí vivía la chica más guapa de todo el pueblo "Daisy" una joven de piel dorada por el sol, cabello oscuro y largo, un cuerpo exagera mente linda y un talento fenomenal para los deportes.
Precisamente ella entro al lugar, con una enorme sonrisa dibujada en su rostro que caminaba directamente hacia mí.
-Buenas tardes ¿Qué desea comprar? -
-No te hagas la estúpida conmigo ¿ya te enteraste del nuevo chisme? - yo reía al escucharla y negué con la cabeza mientras amarraba con cuidado una bolsa de papel beige que iba para le señora Montesco – Si serás tonta, tienes nuevos vecinos y es por eso que la tienda esta abarrotada de la gente-
Yo la miré mal y negué -esta lleno porque el pan es muy bueno- respondí un poco a la defensiva por cual ella rio y asintió con la cabeza.
-Bueno también eso, pero viven justo enfrente y todos quieren ver como son. Escuche que eran una pareja y sus dos hijos y al parecer son argentinos.
Asentí con la cabeza entregándole una barra de pan por lo que ella me agradeció y tomo lugar frente a mi.
-Quiero invitarte a salir a la playa en la tarde, tu, Mila, Juas y yo ¿Qué opinas? - dijo ella mientras me miraba con atención.
-No puedo, debo de terminar con una pintura-
-Juro que si vas yo misma te compro un tono nuevo- la mire de forma dudosa -De azul.
-Acepto, pero solo para que no los rechacen a ustedes.
Ella rio y acepto saliendo el lugar montando su bicicleta, me quede mirando a la nada pensando en cómo le daría la noticia de Roma a mis padres.
-Hola Sofi, dos rebanas de pan- escuche a alguien hablar sacándome de mis pensamientos y siguiendo con mi trabajo.
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Holaaaaaaaaaaa.
Este es el primer cap, espero que les guste y espero sus comentarios.
Bueno si quieren pueden seguirme en mis redes sociales.
