Azul de Prusia; más parecido al verde que el propio azul.
Vivir en este pequeño era tan fácil como preparan pan blanco, todo estaba cerca de casa, las personas eran amables y había un centenar de maravillas a las que los turistas podían echarle un pequeño ojo.
Pintaba con cuidado sobre el lienzo que estaba descansando en mis rodillas, mi gripe había menguado un poco pero aun persistían algunos síntomas leves y la sobreprotección de mi padre había provocado que yo terminase recluida en mi habitación.
Azul, hoy había combinado algunos pequeños botes de pintura que compro mi madre a un mercader que estaba de paso en el pueblo.
A decir verdad, me gusto bastante el tono que se había creado, aunque no me satisfacía por completo pero a decir verdad ya era un avance bastante notorio en mi carrera.
Estaba pintando lo que era un pequeño pájaro azulado entre un montón de ramas verdes y algunas pequeñas flores rosadas que terminaba por exaltar más el color principal de la obra.
De pronto escuche la puerta rechinar y mire al hombre más guapo que había visto en toda mi vida entrar a la habitación.
-Hola-
-Kim- le dije al asiático regalándole una enorme sonrisa.
El vestía con una camisa manga corta de color rojo que acentuaba muy bien con su trono de piel blanca con tintes morenos debido a las tardes que a veces pasábamos en bañador debajo del sol.
Su cabello negro ligeramente despeinado y que aún se podía percibir las marcas de sus dedos al pasar por las obras de este.
Llevaba unos pantalones cortos de color negro acompañado de un par de zapatillas deportivas blancas algo sucias y percudidas.
-¿Cómo sigues? ¿Te sientes mejor? - me cuestiono a lo que yo asentí con la cabeza.
El se acerco sutilmente a dejar un pequeño beso en mi frente y capte sus falanges hundirse en mi cabello, dejando con un deseo por más.
-Pero que bonito dibujo haces ¿es la obra perfecta?
Yo negué con la cabeza mientras me sonrojaba sutilmente y el se sentaba en una silla frente a mi cama , me miraba con atención peor un horrible nudo tomo asilo en mi estomago al ser consciente de la forma en que me apreciaba.
Sus ojos cafés brillaban, una luz especial que estaba embargada por un sentimiento de cariño y me atrevo a decir que amor, un amor lleno de hermandad, el me veía como una pequeña hermana.
-¿Ya conociste al chico de enfrente?- me cuestiono a lo que yo negué.
No quise que el sintiera celos.
-Deberías, es un buen chico y si tienes algo de suerte el podría conquistarte- dijo entre risas, cosa que me hizo querer morir.
El debería de sentir algo diferentes, querer ser mi pareja y no hacer chistes sobre que otro alguien podría tener mi corazón.
ESTÁS LEYENDO
𝑬𝒍 𝑨𝒓𝒕𝒆 𝑫𝒆 𝑷𝒊𝒏𝒕𝒂𝒓 𝑻𝒖𝒔 𝑶𝒋𝒐𝒔. // 𝑭𝒆𝒍𝒊𝒑𝒆 𝑶𝒕𝒂𝒏̃𝒐
FanfictionDonde una aspirante a pintora italiana conoce a su nuevo vecino argentino que parece tener los ojos más bonitos del mundo. O Donde el apasionado por football conoce a la extraña y amable vecina que parece tener una obsesión extraña por el color azul.